Desahucio a un indignado
Activistas del Movimiento 15-M arropan a un desempleado de la construcci¨®n al que el banco le reclama 26.000 euros despu¨¦s de quitarle su vivienda
Gabriel tiene 49 a?os y una hija. Constru¨ªa casas pero se ha quedado sin la suya. Hace tres a?os perdi¨® su trabajo en la construcci¨®n con el revent¨®n de la burbuja inmobiliaria y ahora este vecino de Ferrol se ha quedado sin piso, lastrado por una hipoteca que no ha podido pagar. Sin vivienda ni trabajo, Gabriel escenific¨® ayer su propio desahucio con una sonora protesta repleta de indignados que termin¨® delante de la oficina de Bancaja, la entidad bancaria en la que contrat¨® una hipoteca de 70.000 euros que ha terminado por ser su particular "condena".
El juzgado ferrolano le hab¨ªa citado ayer a las diez y media de la ma?ana en el portal de su casa, en la c¨¦ntrica calle Almendra, para entregar las llaves de su piso por impago. Acudi¨® escoltado por medio centenar de indignados -"como yo", puntualiza- y asegura que los funcionarios judiciales no se presentaron para ejecutar el desahucio anunciado. Con las llaves de su antigua casa todav¨ªa en el bolsillo, se plant¨® minutos despu¨¦s en la puerta del banco para reclamar "su derecho constitucional a una vivienda digna" y escenificar su precaria situaci¨®n.
"El sistema nos chupa hasta la sangre", protesta Gabriel, de 49 a?os
Lo hizo disfrazado de preso con una camiseta a rayas y un gorro de cart¨®n. Una soga al cuello y un letrero que lo sentenciaba a "cadena perpetua" completaban su atuendo. Gabriel prefiere no revelar sus apellidos y dice que se ha tenido que tragar "toda la verg¨¹enza del mundo" para dar un paso al frente y denunciar una situaci¨®n que considera "muy injusta". Explica que hace seis a?os compr¨® un piso de segunda mano, de 90 metros cuadrados de superficie, en la parte alta de la ciudad. No tuvo mayores problemas para lograr que el banco le concediese la hipoteca de 70.000 euros que necesitaba para hacerse con las escrituras. Durante tres a?os disfrut¨® de su casa hasta que el desplome inmobiliario lo mand¨® directo al paro en 2008.
"En los ¨²ltimos tres a?os no he podido trabajar m¨¢s de siete meses", se lamenta Gabriel. Cuenta que consumi¨® la prestaci¨®n por desempleo que le correspond¨ªa invirti¨¦ndola en un negocio de ropa que "sali¨® mal" y se llev¨® todos sus ahorros. Ese, dice, fue el principio de su "miseria" personal. Asegura que en los ¨²ltimos meses no ha tenido m¨¢s ingresos que los 426 euros del salario social del Gobierno central. Vive de la ayuda de su familia y con los 200 euros que le restan tras pagar la manutenci¨®n de su hija.
Los recibos mensuales de la hipoteca se fueron acumulando sin pagar en el caj¨®n, y el banco recurri¨® a los tribunales para exigir el desahucio y hacerse con la vivienda. Hace a?o y medio, explica, empezaron a llegarle las primeras notificaciones. Confiaba en que la situaci¨®n mejorase, pero no fue as¨ª. Gabriel se queja de que Bancaja se ha quedado con su piso y todav¨ªa le reclama una deuda de 26.000 euros. "No es solo la hipoteca, el sistema nos chupa hasta la sangre", resume. El pasado 15 de mayo se ech¨® a la calle y desde entonces duerme en el campamento ferrolano, delante del ayuntamiento, junto a otras 20 personas. Los indignados que acampan junto a ¨¦l en la plaza de Armas, rebautizada como Plaza 15-M con un folio y un poco de cinta adhesiva, lo acompa?aron ayer hasta la puerta de su antigua vivienda para arroparlo y clamar contra el desahucio.
Por espacio de 20 minutos, los indignados -j¨®venes y mayores- rodearon la oficina bancaria, empapelaron la cristalera con sus reivindicaciones y corearon consignas como "banqueros, usureros" o "hipotecados, maltratados". En la puerta de la sucursal de Bancaja depositaron una bolsa negra de basura en la que estamparon la palabra "hipoteca". Ir¨®nicamente, la oficina del banco que se qued¨® con el piso de Gabriel est¨¢ a muy pocos metros de la plaza en la que ¨¦l duerme cada noche desde hace dos semanas para protestar como "un rebelde sin casa m¨¢s".
Aunque son pocos, los indignados de Ferrol se han organizado en un campamento pulcro y coqueto con biblioteca, punto de informaci¨®n y una urna de cart¨®n para depositar ideas y pensamientos. No aceptan donativos econ¨®micos ni tienen fecha para levantar la acampada, pero cuentan con varios paneles donde recogen sugerencias y anuncian las fechas de los pr¨®ximos conciertos, debates y asambleas. Los integrantes del Movimiento 15-M indican a los vecinos que quieran colaborar que necesitan lonas, vasos y bridas para seguir construyendo su peque?a sociedad.
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