Ante la Ley de Igualdad de Trato
Una de las m¨¢s relevantes y a mi juicio laudables diferencias familiares de los pueblos llamados "occidentales" -latinos o germ¨¢nicos- es el recibimiento incondicional e indistintamente amoroso con que son recibidos los reci¨¦n nacidos, sean varones o hembras, por mucho que antes del parto los c¨®nyuges hayan podido pronunciarse por una u otra preferencia; "pues a m¨ª me gustar¨ªa que fuese un ni?o... yo preferir¨ªa una ni?a"; "dejarlo" -dir¨ªa un abuelo- "que sea lo que Dios quiera, var¨®n o hembra lo vais a querer igual".
Y esto ha sido as¨ª, aun antes de que las hembras adquiriesen el derecho de voto, de manera que si en ello ha podido influir alg¨²n cambio jur¨ªdico, no parece que sea el estatuto de ciudadan¨ªa; no creo que la causa sea nada f¨¢cil de localizar -sea en la vida rural, sea en la urbana e industrial- y es de las que hacen echar de menos a un soci¨®logo como Max Weber.
Como quiera que sea, el caso es que los padres se han tenido por jubilados, desde fuera, pero tambi¨¦n desde dentro de su aceptaci¨®n o aun complicidad, del poder de disposici¨®n sobre la distinci¨®n entre el sexo de los hijos. Jubilaci¨®n de poder que se prolonga sobre la de cualquier posterior pretensi¨®n de poder de determinaci¨®n sexualmente distintiva sobre el destino de los hijos, como es la de mandarlos a un colegio de ni?as si son ni?as y a un colegio de ni?os si son ni?os.
Los pap¨¢s y mam¨¢s, o papaes y mamaes o papases y mamases -como "maraved¨ªs", "maraved¨ªes" o "maravedises", que de las tres maneras se dec¨ªa- deben hacerse cargo de hasta qu¨¦ punto la indistinci¨®n afectiva con que se celebra el nacimiento de un ni?o, sea hembra o var¨®n, no es solo una de las poqu¨ªsimas cosas nobles que acreditan los sentimientos familiares de los pueblos de "Occidente", sino tambi¨¦n una mutaci¨®n colectiva que quita una enorme sombra ideol¨®gica y pr¨¢ctica de injusticia y sufrimiento en toda la sociedad. Precisamente porque son hembras y varones deben estar juntos, tratarse y conocerse desde la m¨¢s tierna infancia.
A la ense?anza inglesa -la mejor de Europa, seg¨²n do?a Esperanza- que la den por saco: ?qu¨¦ pueden importar unos ¨¦xitos acad¨¦micos en qui¨¦n sabe qu¨¦ asignaturas del Bachillerato, que, seg¨²n creo, vienen apuntando cada vez m¨¢s a las capacidades que incrementan la productividad de las empresas? ?Qu¨¦ pueden importar las satisfacciones con que se hincha de orgullo el pecho de los pap¨¢s ante los sobresalientes que les saca en el colegio su ni?ita adorada frente a todo el resto de la vida en una sociedad de varones y hembras? ?Muy mal!.
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