Larga vida a Bach
Durante m¨¢s de 60 a?os, los auditorios han sido testigos de la resurrecci¨®n de Bach. En un sentido radicalmente posmoderno. Por un lado, el m¨²sico alem¨¢n fue invocado gracias al movimiento que Nikolaus Harnoncourt inici¨® con la recuperaci¨®n de las esencias e instrumentos de ¨¦poca en Viena a cargo de su grupo Concentus Musicus. A la filosof¨ªa de esa corriente se uni¨® como int¨¦rprete de clave y ¨®rgano el holand¨¦s Gustav Leonhardt, un m¨²sico que abomina de inventos tan modernos como el piano.
La universalidad de Bach les debe mucho a ellos. Pero tambi¨¦n a ese m¨²sico exc¨¦ntrico y en las ant¨ªpodas de aquel movimiento que se llamaba Glenn Gould. Si aquellos cultivaban una pureza y un rigor hist¨®ricos impecables, el otro consigui¨® las mismas cotas de emoci¨®n y profundidad por medios radicalmente opuestos.
Bach no lleg¨® a escuchar sus obras como suenan hoy. Ni lo pudo imaginar. Es m¨¢s, jam¨¢s compuso para un instrumento como el piano, que no lleg¨® casi a conocer en vida. Cuando prob¨® los teclados primitivos, antepasados mec¨¢nicos de los presentes inventados por Bartolomeo Cristofori en torno a 1700, los despreci¨®. Pero hoy no podr¨ªa negar que sus Variaciones Goldberg o que El clave bien temperado gozan de la mejor salud posible gracias a visionarios arriesgados como Glenn Gould. En gran medida, el m¨²sico canadiense lo reinvent¨® para este tiempo.
Ha sido b¨¢sico para conseguir ese viaje a trav¨¦s de los siglos con Bach hasta convertirle en un genio contempor¨¢neo. Cabe preguntarse qu¨¦ hubiera preferido el m¨²sico alem¨¢n. Probablemente se quedara con ambas opciones. El caso es perdurar. Bien en la obsesiva adicci¨®n al rigor hist¨®rico de personajes como Leonhardt o en la moderna, exuberante y rica interpretaci¨®n de Gould, el pianista que se convirti¨® en icono pop, como cuenta Kevin Bazzana en su fascinante biograf¨ªa publicada en Espa?a por Turner.
Lo fundamental es que hoy a nadie le extra?an ninguno de los dos caminos. El p¨²blico ha aprendido a disfrutar y a dejarse inundar por Bach de cualquiera de ambas maneras. Con el sonido de un ¨®rgano en una iglesia rom¨¢nica o a trav¨¦s de las cuerdas de un convenientemente afinado piano de cola. Leonhardt y Gould son compatibles. La posmodernidad les ha hermanado en nombre de un genio.
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