'Conspiraciones y celos son tan eternos como el arte'
En las novelas como en la vida un conjunto de coincidencias acaba por determinar el destino de los personajes. Mathias Enard (Niort, Francia, 1972) disfrutaba en 2005 de una de esas becas para escritores en la Villa M¨¦dici de Roma cuando encontr¨® el hilo conductor de Habladles de batallas, de reyes y elefantes. En una biograf¨ªa de Miguel ?ngel, escrita por Giorgio Vasari, encontr¨® el argumento: el artista se hab¨ªa enfadado con el papa Julio II porque no acababa de encargarle su tumba y, en ese momento, recibi¨® una invitaci¨®n del sult¨¢n de Constantinopla para construir un puente sobre el Cuerno de Oro; esa misma propuesta hab¨ªa sido rechazada por Leonardo. Hasta aqu¨ª, todo real. El resto, pura ficci¨®n.
"Inspiraci¨®n y musas se corresponden con una idea rom¨¢ntica del trabajo que nada tiene que ver con la realidad"
Ley¨® todas las biograf¨ªas que pudo, se empap¨® de estudios sobre la ¨¦poca y la figura del artista, as¨ª como su correspondencia. Reuni¨® tanta documentaci¨®n que qued¨® bloqueado cuando apenas hab¨ªa esbozado las primeras 20 p¨¢ginas. Mathias Enard se vio obligado a dejar de lado la obra y enfrascarse en otra novela. Pasaron meses hasta que pudo volver a enfrentarse con Miguel ?ngel, pero esta vez escribi¨® la novela de un tir¨®n, utilizando ¨²nicamente las im¨¢genes que hab¨ªan quedado en su cabeza. Imagin¨® al artista con apenas 30 a?os, cuando ya despuntaba como escultor y empezaba a desarrollarse como arquitecto. Lo situ¨® en Estambul, mirando con ojos de ni?o la ciudad, sus calles y sus tabernas. "Mi pasi¨®n por los poetas cl¨¢sicos persas y otomanos me ayud¨® a reconstruir el escenario", aclara el escritor, de paso por Madrid para participar en la Feria del Libro.
En la novela, que en Francia ha ganado el Premio Goncourt de los estudiantes y que ha vendido m¨¢s de 200.000 copias, Miguel ?ngel dibuja constantemente elefantes, dise?a dagas y anota todo lo que necesita en cuadernos que fabrica ¨¦l mismo, pero se desespera porque no acaba de encontrar la inspiraci¨®n para el puente que le han encargado. "Era un genio, trabajaba d¨ªa y noche hasta conseguir la perfecci¨®n", dice. "Las musas y la inspiraci¨®n se corresponden con una idea rom¨¢ntica del trabajo que tiene poco que ver con la realidad".
Tan l¨ªrica como esquem¨¢tica, la novela funciona con la precisi¨®n de un gui¨®n. Cap¨ªtulos cortos y apuntes conducen a una obra que se puede leer como una historia de amor -"los historiadores no acaban de ponerse de acuerdo sobre la sexualidad de Miguel ?ngel"- y como una reflexi¨®n sobre la labor de creaci¨®n. No faltan tampoco las envidias ni las conspiraciones tan propias de ese tiempo, aunque para el autor de Zona "los celos y las conspiraciones son tan eternos como el mundo del arte". Volviendo al Renacimiento, Enard cuenta como el encargo de la Capilla Sixtina, en realidad, fue una trampa para Miguel ?ngel que nunca hab¨ªa pintado frescos. De hecho fracas¨® en el primer intento y tuvo que volver a empezar. En la novela queda clara tambi¨¦n su mala relaci¨®n con Leonardo con el que sosten¨ªa diferencias pol¨ªticas y de concepto sobre el valor de la escultura. "Ambos representan dos ideas diferentes del arte; uno triunfa en pleno Renacimiento y el otro llega casi hasta el Barroco", a?ade el autor.
La faceta de Julio II como mecenas ha quedado para la historia, pero tambi¨¦n su car¨¢cter autoritario y cambiante. "Bajo todos los cielos hay que humillarse ante los poderosos", se queja el autor del David en la novela, al tiempo que el narrador concluye que en esa frustraci¨®n, junto con la violencia de la ¨¦poca, habr¨ªa que buscar la energ¨ªa de su arte. "Miguel ?ngel fue el primer artista que consigui¨® ser libre en vez de un esclavo de los poderosos".
En el arranque de la novela figura una cita de Rudyard Kipling que, en origen, surge en el curso de una conversaci¨®n de Enard con Pierre Michon: "Ya que son ni?os, habladles de batallas y de reyes, de caballos, de diablos, de elefantes y de ¨¢ngeles, pero no dej¨¦is de hablarles de amor y de cosas semejantes...". La frase, a juicio del autor,
representa perfectamente los requisitos que debe cumplir una novela. "Por un lado, entretener al lector y ofrecerle historias estimulantes; pero por otro, no debe prescindir de temas profundos, como las relaciones".
La novela ha sido traducida al turco y hace un par de semanas Enard viaj¨® hasta Estambul para presentarla. El autor conoce bien la belleza del Renacimiento y el lujo otomano aunque no ha vivido en Turqu¨ªa.
Curs¨® estudios de ¨¢rabe y pas¨® largas temporadas en Egipto, Siria, Ir¨¢n y L¨ªbano, donde impart¨ªa clases de franc¨¦s hasta que se instal¨® en Barcelona. Ahora vive de la literatura.
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