Hugo y los pediatras
Un centenar de ni?os chinos con "dificultades especiales" llega a Espa?a de la mano de un programa del Ayuntamiento de Madrid y la asociaci¨®n ACI
Hugo tiene tres a?os y, se supone, un cierto retraso intelectivo. No se nota. Hugo es chino. Tiene los ojos rasgados y la mirada viva. Lleva solo dos meses en Espa?a y se maneja bastante bien con lo que importa del idioma: "Barco, playa, zumo, yogur, no cole, fideos". Tambi¨¦n dice otras muchas cosas y se mueve continuamente, sin excluir las zonas peligrosas. Algunas palabras las dice en un idioma desconocido que no se sabe si es que se lo inventa. Sus padres, Paloma y Quique, sospechan que se las saca de la manga y que "sabe que nadie le entiende".
Los tres son parte de un programa llamado Pasaje Verde que facilita la adopci¨®n de ni?os chinos "con dificultades especiales". Una labor llevada a cabo por la agrupaci¨®n ACI (Asociaci¨®n por el Cuidado de la Infancia) junto al Ayuntamiento de Madrid y al Instituto Chino de Adopci¨®n, cuya colaboraci¨®n en estas iniciativas es decisiva. Ayer las tres partes tuvieron una reuni¨®n en Madrid para felicitarse por el final feliz de m¨¢s de 100 adopciones de estos menores.
Casi nadie quiere hacerse cargo de menores con alg¨²n defecto f¨ªsico
La espera para un proceso de adopci¨®n internacional en China por la v¨ªa ordinaria es de cerca de cuatro a?os. Se deben pasar varios ex¨¢menes de idoneidad que elaboran psic¨®logos y trabajadores sociales. Y papeles y m¨¢s papeles. Para el Pasaje Verde tambi¨¦n son necesarios, por supuesto, los certificados que da la Comunidad de que uno est¨¢ capacitado, pero el proceso se simplifica. La causa es sencilla: casi nadie quiere hacerse cargo de estos ni?os con alg¨²n defecto f¨ªsico o intelectual, o una enfermedad o una edad muy alta. Daniel, uno de los cr¨ªos adoptados en este proyecto, tiene 11 a?os. "Ha funcionado fenomenal, es incre¨ªble", asegura Yinette Mart¨ªnez, la psic¨®loga responsable del plan.
La idea surgi¨® en octubre del a?o pasado. Esos ni?os no pueden salir de China si no tienen unos informes m¨¦dicos previos. Pero en esos orfanatos, muy grandes, con cerca de 600 menores por lugar, no hay grandes recursos para hacer esos chequeos. De tal modo que el Ayuntamiento ofreci¨® a cinco pediatras y tres enfermeras para que viajaran con la gente de ACI y elaborasen ese primer examen. Se les pesa, se les talla, se les mira los o¨ªdos y, en definitiva, se les hace un examen pedi¨¢trico convencional. Despu¨¦s, una vez llegan a Espa?a, ya las familias de adopci¨®n los llevan a los m¨¦dicos que corresponda. Daniel, el mayor, ten¨ªa como gran problema de salud que le faltaban varios dedos de las manos por un accidente. Otros chicos ten¨ªan labio leporino o leves dolencias cardiacas.
El proyecto se hizo en la provincia de Chongqing, con 31 millones de habitantes y tres orfanatos que distan m¨¢s de cinco horas en coche unos de otros. Paloma recuerda muy bien el primer momento de ver a Hugo. Ya hab¨ªa llorado todo lo que hab¨ªa que llorar y "estaba mentalizada por su retraso". Pas¨® una semana en la provincia junto a un trabajador de ACI que le facilit¨® todo el papeleo. Despu¨¦s permanecieron otra semana en China antes de regresar a Madrid el pasado mes de abril. "Se nos sal¨ªa el coraz¨®n por la boca", dice mientras acaricia al ni?o, que no se est¨¢ quieto.
La adaptaci¨®n de Hugo es excepcional. Lo normal es que los ni?os tengan miedo. Sobre todo a cosas cotidianas, como la ba?era o las toallas. Tambi¨¦n a los gestos de afecto. Est¨¢n bien tratados, dicen en la asociaci¨®n, pero son muchos y no est¨¢n especialmente estimulados ni sienten la cercan¨ªa de adultos con frecuencia.
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