La punta de tu l¨¢piz es la punta de mi lengua
Bajo un cielo de claroscuros londinenses, damos un paseo desde la Fundaci¨®n Mapfre hasta la Casa Sefarad-Israel, pasando por la Puerta del Sol. En Recoletos recorremos la exposici¨®n La mano con l¨¢piz, una muestra de la colecci¨®n de dibujos del siglo XX que posee esta instituci¨®n. Considerado en el pasado como una expresi¨®n art¨ªstica menor, el dibujo ha ido recibiendo la atenci¨®n necesaria hasta alcanzar la consideraci¨®n de obra de arte que merece. Siento debilidad por esos papeles. Arrugados, manchados, salpicados de tinta, los saboreo como una delicia: tienen la virtud de encaminarme a esos lugares adonde te lleva un haiku o un cuarteto de cuerda. Grozs, Picabia, Schiele, Rodin, Klee, Matisse; Fortuny, Regoyos, Mallo, Mir¨®, Picasso, Palencia, Varo, Dal¨ª: el pasado y el futuro podr¨ªan confluir en una servilleta. Voy por este paseo, por el tiempo, con el editor Juan Gonz¨¢lez, que tambi¨¦n dibuja, que lo sabe casi todo y que me cuenta que, siendo adolescente, se acerc¨® a Manuel Viola con la excusa de preguntarle la hora: "Esas cosas a m¨ª no me interesan, chico", le respondi¨® el pintor.
El Roto es capaz de conseguir que un trazo deje en papel mojado a toda la prensa nacional
A pesar de la lecci¨®n de Viola, miramos el reloj al pasar por la Puerta del Sol. No puedo evitar tararear para mis adentros aquella canci¨®n de Radio Futura, Enamorado de la moda juvenil: "Si t¨², ?oh t¨²! / me quisieras escuchar /?oh t¨², s¨ª, t¨²! / me prestaras atenci¨®n / ?oh yo, s¨ª, yo! / te dir¨ªa lo que ocurri¨® / al pasar por la Puerta del Sol. / Yo vi, ?s¨ª, vi! / a la gente joven andar / ?oh s¨ª, yo vi! / con tal aire de seguridad / que yo, ?s¨ª, yo! / en un momento comprend¨ª / que el futuro ya est¨¢ aqu¨ª". Era a principios de los a?os ochenta.
Ahora, el Movimiento 15-M ha hecho correr r¨ªos de tinta, como es natural: toda clase de art¨ªculos, reportajes, noticias, an¨¢lisis y opiniones. No ha sido posible a¨²n, sin embargo, hacer con palabras el retrato, la foto fija, la panor¨¢mica de lo que ha sucedido y sigue en marcha. Porque es un work in progress hace falta una perspectiva que solo el tiempo concede. ?C¨®mo es posible, entonces, que un dibujo sea capaz de condensar lo indecible hasta convertirse en paradigma de nuestra percepci¨®n de la actualidad?
En estas semanas de euforia y confusi¨®n, de cansancio y af¨¢n, de entusiasmo experimental, inusitado juicio y alg¨²n que otro palo de ciego, el hombre m¨¢s inteligente de Espa?a ha ido sintetizando en claves toda esa profusi¨®n de elementos que componen lo que va pasando, con esa milagrosa capacidad suya para coger un l¨¢piz y dibujar lo que tenemos en la punta de la lengua ("Hay un hombre en Espa?a que lo hace todo. / Hay un hombre que lo hace todo en Espa?a", cantan los de Astrud, regocijantes y mordaces). Ese hombre es El Roto.
?C¨®mo es capaz El Roto -un d¨ªa y otro y otro- de destilar la realidad hasta su m¨¢s pura esencia y conseguir que un trazo, una frase, una mancha, dejen en papel mojado (?cu¨¢nto ha llovido, s¨ª!) a toda la prensa nacional. Encuentro la respuesta en una entrevista suya de hace un par de a?os: "Yo estoy m¨¢s interesado en las estructuras y en las ideas. A m¨ª la pol¨ªtica local me parece banal y epid¨¦rmica". As¨ª que coge el l¨¢piz y plasma, como si fuera un espejo, la estructura de nuestras ideas, principalmente aquellas que a¨²n no hemos acertado a formular.
Pero El Roto no es el ¨²nico. Un buen n¨²mero de dibujantes han plasmado este futuro que est¨¢ aqu¨ª desde principios de los ochenta: el tambi¨¦n genial Forges en su vi?eta diaria de EL PA?S; Joaqu¨ªn Secall en su tira del EP3; Aleix Sal¨® y su Espa?ist¨¢n, que se ha convertido en un ¨¦xito mundial; los colaboradores de los especiales del blog gr¨¢fico El Estafador ("Nosotros tambi¨¦n te queremos estafar con la informaci¨®n. Pero al menos somos claros desde el principio. Estafamos, s¨ª, pero con gracia") y los colaboradores de El Jueves. Todos ellos cogen su l¨¢piz y dibujan lo que los dem¨¢s tenemos en la punta de la lengua. Algunos de sus dibujos empapelan tambi¨¦n la Puerta del Sol.
Y llegamos a la calle Mayor, a un Palacio de Ca?ete que carga con cr¨ªmenes, fantasmas y pol¨¦micas sobre sus vetustas espaldas. Nosotros vamos a ver la exposici¨®n Alejandra Pizarnik no cumple 75 a?os. Hay fotos de la poeta argentina, que ya desde que estaba en tercer curso, en 1951, es diferente a sus compa?eras: piernas y brazos cruzados. En el 53, est¨¢ con unas amigas en la plaza de San Mart¨ªn de Buenos Aires; sigue siendo distinta: la ¨²nica con gafas de sol y unos libros bajo el brazo. En el 68 se abraza a un ¨¢rbol. En el 72, muy poco antes de suicidarse, su cara es la devastaci¨®n. Pero lo que m¨¢s nos interesa hoy son sus dibujos: est¨¢ en ellos su encierro, su locura. En uno escribe un verso: "La jaula se ha vuelto p¨¢jaro y se ha volado". Me vuelvo p¨¢jaro porque tambi¨¦n Alejandra dibuja lo que tengo en la punta de la lengua. (Aunque no puedo olvidar c¨®mo sigue el poema: "Qu¨¦ har¨¦ con el miedo. / Qu¨¦ har¨¦ con el miedo").
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