El primer ministro promete negociar la nueva Constituci¨®n al no lograr la mayor¨ªa necesaria
La entrada en la UE y el conflicto kurdo contin¨²an aparcados en su agenda
En su tercer discurso en nueve a?os desde el balc¨®n de la sede del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) en Ankara para celebrar una victoria electoral, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan tendi¨® el domingo por la noche la mano a la oposici¨®n y la sociedad civil de Turqu¨ªa. "Consenso y negociaci¨®n" fueron el eje de su mensaje tras haber ganado los comicios con el 49,9% de los votos, pero sin haber podido sumar los 330 esca?os (se qued¨® a las puertas, con 326) que le hubiesen permitido elaborar en solitario una nueva Constituci¨®n.
Lo mismo dijo hace cuatro a?os. Pero Erdogan aleg¨® pocos meses despu¨¦s que la oposici¨®n no lograba ponerse de acuerdo entre s¨ª -parece dif¨ªcil que la extrema derecha turca y los nacionalistas kurdos se sienten en la misma mesa- y todo qued¨® en el olvido. "Volver¨¢ a hacer lo mismo ahora. Erdogan no aspira a convertirse en un presidente como Nicolas Sarkozy, que est¨¢ sometido a controles democr¨¢ticos, sino como el todopoderoso Vlad¨ªmir Putin", advierte Yusuf Kanli, columnista de Daily News, quien recalca que las reformas constitucionales que pretenden aplicar los islamistas pueden acabar convirtiendo a Turqu¨ªa en "una nueva Rusia autoritaria en la frontera sur de Europa".
"Erdogan aspira a una presidencia al estilo ruso", advierte Kanli, un columnista
El mayor reto del primer ministro reci¨¦n reelegido es precisamente ofrecer una nueva Constituci¨®n "civil y democr¨¢tica" para derogar la vigente, impuesta por una junta militar tras el golpe de Estado de 1980. "Con una Constituci¨®n hecha a su medida, Erdogan quiere a toda costa ser el primer presidente elegido directamente por el pueblo y con plenos poderes ejecutivos", asegura Kanli, "para seguir en el poder hasta 2023, en el primer centenario de la Rep¨²blica de Turqu¨ªa".
La adhesi¨®n a la Uni¨®n Europea, un proceso estancado desde hace cinco a?os, es otro de sus grandes desaf¨ªos. "Nadie ha hablado de Europa durante la campa?a, parece como si a los turcos hubiese dejado de interesarnos el ingreso en la UE", argumenta el analista pol¨ªtico Burak Bekdil. Lo que nadie parece discutir, sin embargo, en Turqu¨ªa es la pol¨ªtica "neo-otomana" de pujante expansi¨®n comercial hacia los pa¨ªses vecinos. "Es una pol¨ªtica de Estado, no solo del AKP", advierte Bekdil. Y nadie cuestiona el impresionante crecimiento del 8,9% del producto interior bruto en 2010, a pesar de que la econom¨ªa turca se est¨¢ recalentado con un d¨¦ficit de la balanza comercial del 8%. Mientras Ankara no haga alg¨²n gesto hacia Chipre, que sigue vetando las negociaciones en Bruselas, y permita que sus barcos y aviones puedan acceder a Turqu¨ªa, la cuesti¨®n europea seguir¨¢ aparcada en la mesa del primer ministro.
La cuesti¨®n kurda, sin embargo, puede recibir un impulso hacia su soluci¨®n si los 36 diputados nacionalistas elegidos el domingo hacen valer su peso en la nueva Constituci¨®n, de modo que Erdogan pueda sentirse menos presionado por los otros dos grupos parlamentarios de la oposici¨®n: socialdem¨®cratas laicos y ultraderecha.
Tendr¨¢ tiempo para abordar estos retos. Ahora deber¨¢ centrar su atenci¨®n en dos focos de conflicto. Uno ya est¨¢ ardiendo en la frontera suroriental por el ¨¦xodo de miles de civiles sirios que huyen de la represi¨®n del r¨¦gimen de Damasco. El otro puede estallar pronto si la nueva flotilla de ayuda a Gaza que se est¨¢ formando en el puerto de Estambul zarpa a finales de mes, como est¨¢ previsto. En el primero, Erdogan parece haber dado por perdido a su aliado regional y prometedor socio comercial Bachar el Asad. En el segundo deber¨¢ demostrar si a¨²n tiene temple para restablecer los lazos cortados con Israel tras el sangriento asalto al Mavi M¨¢rmara o su temperamento impetuoso le llevar¨¢ a autorizar una nueva flotilla esta vez con muchos m¨¢s barcos y activistas.
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