L¨ªneas peligrosas de cruzar
El Ayuntamiento de Madrid no ha autorizado este a?o, por primera vez y debido a una nueva normativa medioambiental, la celebraci¨®n en la plaza de Chueca del concierto con motivo del D¨ªa del Orgullo Gay. La expresi¨®n musical de la festividad estar¨¢ en otros puntos de Madrid, aunque ninguno ser¨¢ el escenario emblem¨¢tico del movimiento homosexual.
Este conflicto, en el que la alcald¨ªa ha tenido que dirimir y arbitrar entre el inter¨¦s de los vecinos por reducir el nivel de ruido nocturno y los de la comunidad de gais y lesbianas, identificada con su simb¨®lica plaza de Chueca, nada tiene que ver con el movimiento de los indignados iniciado el 15-M. Pero ha sido aprovechado como excusa por un grupo de j¨®venes para organizar una acci¨®n de acoso y de intimidaci¨®n contra el alcalde Alberto Ruiz-Gallard¨®n en las puertas de su casa cuando sal¨ªa a pasear con su perro. Nada sucede en nuestras ciudades que no quede grabado por c¨¢maras.
Gracias a estas im¨¢genes podemos tener un documento directo que nos aproxima a lo que deben de ser las acciones de repudio que organiza el r¨¦gimen castrista contra quienes disienten. Ha sido el representante de Izquierda Unida quien ha calificado con m¨¢s acierto la acci¨®n emprendida por este residuo del 15-M, con sus insultos y sus amenazas a la primera autoridad municipal: estamos ante un caso de matonismo y de chuler¨ªa propios del nazismo. Las organizaciones responsables del Orgullo Gay criticaron tambi¨¦n el acoso a Gallard¨®n.
La tranquila protesta de los indignados, acogidos a los m¨¦todos pac¨ªficos y al uso de la palabra, no podr¨ªa derivar de peor manera. Alguien debe poner freno inmediatamente a desbordamientos de este tipo, que desprestigian al movimiento y da?an sus objetivos. Urge el aislamiento y la condena de estas acciones violentas, que convierten las bellas ideas sobre la democracia directa o asamblearia en la sucia cobertura del fascismo. La gran masa de ciudadanos que han bajado a las plazas de nuestras ciudades y pueblos a debatir civilizadamente sobre c¨®mo debe gobernarse mejor nuestra democracia no merecen que un grupo
de totalitarios iracundos secuestre sus ideas y sus prop¨®sitos.
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