La democracia entre dos excesos
En Espa?a, como en otros pa¨ªses, los ciudadanos muestran una insatisfacci¨®n creciente con el funcionamiento de la democracia. Este malestar se manifiesta en un rechazo n¨ªtido hacia la clase pol¨ªtica y los partidos, hasta el punto de que la pol¨ªtica no se percibe como soluci¨®n sino como problema. La pol¨ªtica, los partidos y la corrupci¨®n preocupan hoy a la ciudadan¨ªa cuatro veces m¨¢s que el terrorismo, seis veces m¨¢s que la educaci¨®n, ocho veces m¨¢s que la sanidad y la vivienda y 20 veces m¨¢s que la justicia o la violencia de g¨¦nero.
Hay razones para pensar que la desconfianza en la pol¨ªtica nace de una cierta desfiguraci¨®n experimentada por la democracia, tanto en sus fines como en su ejercicio. La demanda del Movimiento 15-M a favor de una "democracia real" debe entenderse, as¨ª, como expresi¨®n de una decepci¨®n democr¨¢tica, fruto de diversas distorsiones del sistema, algunas de las cuales se han agudizado como consecuencia de la crisis.
La creciente desigualdad social es una de las grandes causas del aumento de la insatisfacci¨®n
La desfiguraci¨®n de la democracia tiene al menos tres causas: la primera, la pervivencia de pr¨¢cticas corruptas en algunos ¨¢mbitos del poder; la segunda, la p¨¦rdida de peso del poder ciudadano frente a los poderes no representativos, y la tercera, posiblemente la m¨¢s importante, el hecho de que las democracias no consisten solo en el respeto a las reglas y a los procedimientos, sino que deben producir un cierto bienestar social, es decir, las democracias son tambi¨¦n resultados.
La desconfianza nace y se alimenta de la corrupci¨®n. Seg¨²n se muestra en el Informe de la Democracia (IDE) 2011 del Laboratorio de la Fundaci¨®n Alternativas, los estudios m¨¢s recientes asocian la corrupci¨®n a bajos niveles de eficacia de los Gobiernos, a malas burocracias y a Estados de derecho d¨¦biles, que afectan negativamente a las inversiones extranjeras, adem¨¢s de a la ciudadan¨ªa. Esas mismas investigaciones tambi¨¦n apuntan a que aquellos pa¨ªses con m¨¢s corrupci¨®n son los que presentan peor gesti¨®n de los recursos medioambientales, una esperanza de vida inferior, una peor opini¨®n de la calidad de la salud y una menor satisfacci¨®n con la vida en general.
La desconfianza en la pol¨ªtica se deriva, igualmente, de la percepci¨®n de que en las democracias los poderes no representativos, como los mercados, han ido ganando terreno, mientras que se ha ido debilitando el poder ciudadano, entendido este como su capacidad para influir en las decisiones pol¨ªticas. Cuando se pregunta a los espa?oles por las instituciones o colectivos que tienen m¨¢s poder, la respuesta m¨¢s frecuente es que los m¨¢s poderosos no son los Gobiernos, sino los bancos. Igualmente, los ciudadanos creen que las grandes empresas son m¨¢s poderosas que el Parlamento, instituci¨®n que tendr¨ªa un poder real similar al de los sindicatos. La encuesta a expertos del IDE 2011 muestra tambi¨¦n la percepci¨®n de una mayor interferencia de las instituciones internacionales y de los poderes econ¨®micos en nuestra democracia.
Pero quiz¨¢ el factor m¨¢s relevante sea el tercero: para los ciudadanos, la democracia no es solo procedimientos, es tambi¨¦n resultados. Entre las caracter¨ªsticas m¨¢s importantes de la democracia mencionadas por los ciudadanos en las encuestas, la m¨¢s citada no es ni la celebraci¨®n de elecciones, ni la libertad para participar en pol¨ªtica. La caracter¨ªstica m¨¢s se?alada es que haya una econom¨ªa que asegure un ingreso digno para todos. Los ciudadanos esperan que la democracia acarree bienestar social y m¨¢s oportunidades. Y al mismo tiempo perciben que no es eso lo que obtienen: 9 de cada 10 espa?oles cree que en Espa?a hay mucha o bastante desigualdad.
Dec¨ªa Montesquieu que "la democracia debe guardarse de dos excesos: el esp¨ªritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el esp¨ªritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo". Algunas investigaciones recientes muestran que el crecimiento de la desigualdad en los pa¨ªses de la OCDE es una de las causas m¨¢s relevantes del aumento de insatisfacci¨®n con la democracia. Por ello, los pa¨ªses m¨¢s igualitarios en la distribuci¨®n de los ingresos y aquellos que proveen una mejor sanidad y educaci¨®n, son tambi¨¦n aquellos en los que hay un menor grado de desencanto hacia la pol¨ªtica.
En este sentido, llama la atenci¨®n que el Movimiento 15-M dirija cada vez m¨¢s su atenci¨®n hacia las reformas institucionales. Sin duda, algunas de ellas, como la petici¨®n de una mayor transparencia, podr¨ªan mejorar la calidad de la democracia. Pero otras, como las que se centran en el sistema electoral, no guardan una relaci¨®n n¨ªtida con el bienestar social, ni con el paro, ni con las diferencias de ingresos, ni con el poder ciudadano.
Conseguir una mayor igualdad requiere recetas progresistas adaptadas al contexto de interdependencia econ¨®mica actual, como redistribuir los ingresos a trav¨¦s de sistemas fiscales m¨¢s progresivos y transferir las rentas por medio del gasto p¨²blico, en pol¨ªticas de bienestar. En los pr¨®ximos tiempos, no ser¨¢ tanto la ingenier¨ªa institucional la que mejore las democracias; la clave est¨¢, m¨¢s bien, en afrontar la reducci¨®n de la desigualdad social.
Bel¨¦n Barreiro P¨¦rez-Pardo es directora del Laboratorio de la Fundaci¨®n Alternativas y expresidenta del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas.
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