El cortometrajista Jeunet

En 1991, tras una d¨¦cada de cortos sensacionales, el franc¨¦s Jean-Pierre Jeunet daba por fin el salto al largo con la inclasificable Delicatessen, cuento de horror c¨¢rnico con aire de tebeo macabro y jocoso, que acab¨® encumbr¨¢ndole. Desde entonces, Jeunet se ha prodigado poco hasta esta Micmacs que hoy se estrena en Espa?a con dos temporadas de retraso. Una filmograf¨ªa donde a pesar de narrar en diversas claves (el cuento g¨®tico en La ciudad de los ni?os perdidos; el terror de autor en Alien: resurrecci¨®n; la f¨¢bula cotidiana en Am¨¦lie; el melodrama b¨¦lico en Largo domingo de noviazgo), no solo mantienen un personal¨ªsimo sello y una innata creatividad, sino tambi¨¦n, y por desgracia, una manifiesta incapacidad para dotar a sus pel¨ªculas de un andamiaje narrativo de obra mayor que las aleje de la suma m¨¢s o menos constante de brillantes ocurrencias.

Con Micmacs, comedia circense con la mirada puesta en una denuncia social con m¨¢s moralina e impudicia de la debida, Jeunet regresa al universo de Delicatessen, a su estrambote, a sus primer¨ªsimos planos con ojo de pez, a su ingenioso montaje, a su tendencia hacia al slapstick barroco. Una obra en la que contin¨²an esos socavones narrativos en los que suele caer su cine, y en la que el car¨¢cter inaudito ha perdido impacto. Quedan, eso s¨ª, sus maravillosas p¨ªldoras, lo que hace que de nuevo nos preguntemos si Jeunet no es m¨¢s que un maravilloso cortometrajista al que las distancias largas se le atragantan.