Micro y calle
A juzgar por los insultos que ha recibido El Gran Wyoming en la prensa m¨¢s conservadora, la campa?a sat¨ªrica de su programa, El intermedio, en la que se recog¨ªan fondos para contribuir a la captaci¨®n de dinero del canal Intereconom¨ªa ha sido todo un ¨¦xito. Wyoming, desde hace a?os bestia negra de un sector radicalizado de la derecha, parec¨ªa que no pod¨ªa convocar ya m¨¢s animadversi¨®n despu¨¦s de que se le acusara de ser el inductor de cualquier trifulca de garito after en la que se viera involucrado algunos de quienes le se?alaban a ¨¦l como enemigo supremo de s¨ª mismos. Retirar a una persona su potestad para elegir enemigos es ya una limitaci¨®n tremenda de derechos, pero que se le considere responsable intelectual de cualquier desgracia particular es tan grotesco que, por ese camino, terminar¨¢ siendo culpable de la primera ca¨ªda en bici del futuro hijo de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa.
Que un canal de TDT recaude fondos por petici¨®n directa no deja de ser una anomal¨ªa del sistema. Los canales, concesiones de las autoridades pol¨ªticas, tienen infinitas formas de recaudaci¨®n. Publicidad, patrocinios, mensajes de m¨®vil tendr¨ªan que evitar que se llegara a competir contra las mesas petitorias de la Cruz Roja o la batida de huchas del Domund. Gonzo, quiz¨¢ el m¨¢s incisivo de los reporteros de calle de La Sexta, al promover la campa?a Save the Fachas, sacaba los colores a una iniciativa que usurpa el lugar de v¨ªctima a tantos y tantos trabajadores y empresas que hoy lo est¨¢n pasando de verdad muy mal.
Pero el m¨¢s rese?able acierto de El intermedio ha sido dar una vuelta de tuerca a la encuesta a pie de calle, a estas alturas ya carbonizada, sobreutilizada y convertida en recurso facil¨®n para todas las cadenas. Su idea de que una reportera captara gente por la calle y les rogara cambiar de opini¨®n sobre cualquier asunto, del hip-hop a la protesta de las plazas espa?olas, ha resultado toda una ense?anza sobre el funcionamiento de las personas ante las c¨¢maras. Ridiculizarse a s¨ª misma y sus convenciones es una obligaci¨®n permanente de la televisi¨®n. Mostrar que blanco o negro a veces solo depende del micr¨®fono que se ponga delante provoca sombro y diversi¨®n en un ejercicio clarificador.
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