Las Madres de Mayo no son intocables
El esc¨¢ndalo por el millonario fraude en el grupo de defensa de los derechos humanos m¨¢s conocido de Am¨¦rica Latina sacude a la sociedad argentina y a su Gobierno
Mucha gente sab¨ªa en Buenos Aires que el apoderado de la Asociaci¨®n Madres de Plaza de Mayo, Sergio Schoklender, de 53 a?os, el hombre con gafas oscuras, siempre al lado de Hebe de Bonafini, andaba en avi¨®n privado, tenia un Ferrari e, incluso, paseaba en yate por el r¨ªo de la Plata. Tambi¨¦n que el dinero que manejaba pod¨ªa estar saliendo de los cuantiosos fondos p¨²blicos que entregaba el Gobierno a la asociaci¨®n para realizar obras sociales. Mucha gente lo sab¨ªa, pero nadie hizo nada, hasta que el esc¨¢ndalo estall¨® con toda su fuerza y en pocos d¨ªas alcanz¨® a la propia Hebe, presidenta de la asociaci¨®n y el mejor exponente de los problemas que existen en Argentina con grupos de defensa de los derechos humanos, a los que el Gobierno de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, y buena parte de la sociedad, han considerado, hasta ahora, ajenos a cualquier control o cr¨ªtica.
El apoderado, Sergio Shoklender, ten¨ªa un Ferrari, avi¨®n privado y yate
Los jueces buscan 300 millones de d¨®lares procedentes del erario p¨²blico
En el caso de las Madres, la organizaci¨®n m¨¢s famosa y activa, dos diputadas de Coalici¨®n C¨ªvica presentaron hace ya un a?o una solicitud para investigar el destino que se estaba dando a los cuantiosos fondos p¨²blicos que recib¨ªa, pero nadie se sinti¨® con ¨¢nimo para abrir el caso y enfrentar a Hebe. Seg¨²n ella, eran "pelotudeces". Hoy, esta mujer de 82 a?os, que encarn¨® como nadie la resistencia a la dictadura, tiene que explicar que no conoc¨ªa los manejos corruptos de sus protegidos y defenderse alegando que es una mujer anciana, enga?ada y estafada. Arrastrada por el tumulto, De Bonafini reclama ahora que Sergio Schoklender y su hermano Pablo, que tambi¨¦n trabaja en la fundaci¨®n, sean castigados duramente. "Esos malditos tienen que ir a la c¨¢rcel para siempre", se despach¨® el viernes. Nadie le acusa a ella de haberse beneficiado del dinero sustra¨ªdo, pero s¨ª de haber permitido tanto descontrol. Claro que la acusaci¨®n alcanza tambi¨¦n, de lleno, a los ministerios de donde sali¨® el dinero, incapaces de seguirle el rastro.
El esc¨¢ndalo Schoklender tiene todos los elementos para pasar por un follet¨ªn, pero es una tragedia. Una historia triste que sucede en una sociedad herida, que todav¨ªa no termina de arreglar sus cuentas con la brutal dictadura c¨ªvico-militar que padeci¨® de 1976 a 1983. Treinta y cinco a?os despu¨¦s, el tema de los derechos humanos sigue siendo en Argentina, mucho m¨¢s que en otro pa¨ªs latinoamericano, objeto de disputas y, lo peor, sigue formando parte de la lucha partidaria cotidiana. Para la oposici¨®n, gran parte de la responsabilidad recae en el fallecido presidente N¨¦stor Kirchner, que reclam¨® la defensa de los derechos humanos como si fuera patrimonio exclusivo de su Gobierno, en lugar de un empe?o nacional, y en algunos grupos sociales e intelectuales conformes con ese estado de cosas.
Hebe de Bonafini es un caso paradigm¨¢tico. En febrero de 1977 fue secuestrado su hijo mayor, Jorge. Diez meses despu¨¦s desapareci¨® su otro hijo, Ra¨²l. Al a?o siguiente fue su nuera, la esposa de Jorge, la que fue capturada. "Yo era una mujer del mont¨®n, un ama de casa m¨¢s. No sab¨ªa muchas cosas, no me interesaban. La cuesti¨®n econ¨®mica, la situaci¨®n pol¨ªtica, me eran totalmente ajenas", explic¨® ella misma. Pero tuvo el suficiente coraje como para ayudar a fundar el grupo de madres de desaparecidos que rompi¨® el silencio manifest¨¢ndose, d¨ªa tras d¨ªa, ante la Casa Rosada, con pa?uelos blancos que las identificaron para siempre. Con la llegada de la democracia, y a diferencia de algunas de sus compa?eras, Hebe decidi¨® asumir la ideolog¨ªa revolucionaria de sus hijos y acompa?ar sus reclamaciones por los derechos humanos con una activa propaganda antinorteamericana y anticapitalista. La batalla interna dentro de la organizaci¨®n finaliz¨® con la salida de un grupo que pas¨® a llamarse "L¨ªnea Fundadora" y la creaci¨®n de las Abuelas de Plaza de Mayo, que preside Estela de Carlotto, y que se concentra en la localizaci¨®n de los beb¨¦s secuestrados por la dictadura y dados ilegalmente en adopci¨®n.
Poco a poco, De Bonafini fue aumentando su participaci¨®n en la vida p¨²blica y su agresividad: defendi¨® a ETA, se alegr¨® sinceramente por el atentado de las Torres Gemelas y arremeti¨® con vehemencia contra quienes criticaran a N¨¦stor y Cristina Kirchner, sus grandes protectores. Todo quedaba disculpado en la izquierda argentina. "Dura, exagerada, inclemente, extrema, caprichosa, injuriosa como solo sabe injuriar quien fue brutalmente da?ado, todo eso ha sido la voz de Hebe", escribe el fil¨®sofo Ricardo Foster, cercano al oficialismo. "Pero tambi¨¦n ha sido una voz de la memoria, de la recuperaci¨®n de valores que fueron pisoteados por el odio de los poderosos", agrega.
En ese ambiente, y sin que nadie le ayudara a ponerse l¨ªmites, Hebe de Bonafini fue creciendo y, con ella, la Asociaci¨®n de Madres de Plaza de Mayo, que pas¨® a desarrollar diversas obras sociales, entre ellas la construcci¨®n de viviendas de bajo coste, y a disponer de una radio y una universidad. Por cosas misteriosas de la vida, esta madre despojada de sus hijos fue a caer en manos de los hermanos Sergio y Pablo Schoklender, que, cuando ten¨ªan 23 y 20 a?os respectivamente, asesinaron a golpes a sus padres, Mauricio, ingeniero y empresario, y Silvia, una mujer que se mov¨ªa en la alta burgues¨ªa porte?a. Hebe conoci¨® a Sergio en la c¨¢rcel y r¨¢pidamente le ofreci¨® trabajo para que pudieran disfrutar de libertad condicional. Nunca quedaron claros los motivos del doble parricidio. Se sabe que Sergio quiso asumir toda la responsabilidad y que su hermano Pablo, huido y finalmente condenado tambi¨¦n, le escribi¨® una carta conmovedora en la que expresaba su afecto y admiraci¨®n.
El caso Schoklender, famos¨ªsimo en Argentina, tuvo un final feliz, se dijo, porque Sergio se hizo abogado y psic¨®logo en sus a?os de c¨¢rcel, y porque tanto ¨¦l como su hermano dec¨ªan haber encontrado la paz trabajando con De Bonafini, con quien manten¨ªan una relaci¨®n casi filial. Sergio se convirti¨® en un eficiente apoderado, empe?ado aparentemente en desarrollar la Misi¨®n Sue?os Imposibles y construir centenares de viviendas sociales. Tras las bambalinas, la realidad era mucho m¨¢s amarga y los hermanos Schoklender pueden haber estado creando un entramado de empresas paralelas que actuaban de intermediario y cobraban de los fondos, unos 300 millones de d¨®lares (210 millones de euros), que proporcionaba el Gobierno y cuyo rastro intentan seguir ahora jueces, fiscales y auditores. El final, en definitiva, no ha podido ser menos edificante: polic¨ªas y funcionarios judiciales allanaron esta semana la sede de Madres de Plaza de Mayo, un lugar que hasta hace unos d¨ªas inspiraba un respeto reverencial, en busca de documentos que den pistas sobre un posible lavado de dinero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.