La sombra del escolta se difumina

Las sombras humanas que durante los ¨²ltimos a?os han custodiado a los amenazados por ETA son cada vez menos visibles en las calles de Euskadi. La reducci¨®n de escoltas derivada de la tregua etarra afronta estos d¨ªas su etapa clave con la merma de la vigilancia personal a los concejales elegidos en los comicios del 22-M. Un dr¨¢stico reajuste que inquieta a los ediles del PSE y PP y que podr¨ªa dejar sin trabajo a cientos de profesionales, pero que al mismo tiempo se interpreta como s¨ªmbolo de que el fin del terrorismo est¨¢ cada vez m¨¢s cercano.

El Ministerio del Interior y el departamento vasco del ramo han iniciado la aplicaci¨®n de unos recortes que dejar¨¢n con un ¨²nico escolta a los concejales electos de PSE y PP, que hasta ahora dispon¨ªan de dos, y eliminar¨¢n toda protecci¨®n a los exediles de ambos partidos. Socialistas y populares obtuvieron en las pasadas elecciones 398 representantes municipales, 119 menos que en 2007. Unos resultados que, aunque de forma progresiva durante el verano, dejar¨¢n sin su actual trabajo a m¨¢s de 700 guardaespaldas en el Pa¨ªs Vasco. "Trabajar en esto conlleva que te marquen con una cruz y si vas al paro nadie te ofrece una salida", dice un afectado.

"Miedo no, pero preocupaci¨®n s¨ª que existe", admite una edil popular

De momento, solo han protestado los miembros de la judicatura

El ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, ha sido categ¨®rico al aseverar que "si baja el riesgo, disminuye la protecci¨®n". Una afirmaci¨®n que recurre al descenso de la actividad terrorista como argumento de un reajuste del gasto en seguridad que se antoja necesario con la crisis, pero que no comparten los afectados. La direcci¨®n de los populares vascos ya ha trasladado al Gobierno aut¨®nomo, del que es socio preferente, una petici¨®n expresa para que el recorte de la vigilancia se retrase hasta fin de a?o, al menos, en lo que se refiere a sus concejales en municipios gobernados por Bildu.

En las filas del PP ha vuelto a instaurarse el temor de ¨¦pocas pasadas ante los incidentes acaecidos en distintas localidades vascas durante la conformaci¨®n de los nuevos Consistorios, por lo que reclaman tiempo para comprobar la veracidad de la te¨®rica apuesta pac¨ªfica de la coalici¨®n. "El que tiene miedo no se mete en esto, pero la tensi¨®n se ha incrementado y qu¨¦ duda cabe de que la preocupaci¨®n existe", admite una veterana concejal guipuzcoana. El departamento vasco de Interior ha garantizado que la aplicaci¨®n de los recortes se adaptar¨¢ a las necesidades excepcionales y que se compensar¨¢ con labores de contravigilancia.

La retirada de la escolta supone un doble quebradero de cabeza para quienes durante a?os han aprendido a convivir con sus particulares ¨¢ngeles de la guarda. M¨¢s all¨¢ de la "inseguridad" que acarrea, el recorte conlleva tambi¨¦n una readaptaci¨®n. "Primero nos obligaron a convivir con guardaespaldas, con todo lo que conlleva, y ahora nos los quitan sin ni siquiera consultar nuestra opini¨®n", lamenta otro edil, para quien la protecci¨®n personal representan la garant¨ªa de una "vida democr¨¢tica plena". "No solo evitan los atentados, que desde hace tiempo no se producen, sino tambi¨¦n el acoso, las agresiones y los insultos que parecen haber vuelto a rebrotar", justifica.

Entre los pol¨ªticos amenazados son muy diversas las opiniones, aunque la mayor¨ªa se aleja de la euforia generalizada en torno a la apuesta de Bildu por las v¨ªas democr¨¢ticas. No son pocos quienes coinciden en que la situaci¨®n, aunque lejos de la normalidad a¨²n, ha mejorado en los ¨²ltimos a?os, si bien hay quien, menos optimista, alega que en algunos aspectos se ha retrocedido. "EA no ten¨ªa reparo en condenar hace tres a?os cualquier atentado de ETA y ahora no se pronuncia de una forma tan clara", advierte otro de los concejales populares sondeados.

Aunque menos dados a un pronunciamiento p¨²blico, quiz¨¢ porque la merma de escoltas la impulsa su propio partido, lo cierto es que la preocupaci¨®n es latente tambi¨¦n entre los socialistas. As¨ª lo ha reflejado el propio portavoz del partido en Andoain (Guip¨²zcoa), Estanis Amutxastegi, quien ha insistido en que seguir¨¢ acudiendo con sus escoltas al Ayuntamiento, pese a la prohibici¨®n de entrada a estos ¨²ltimos por parte de Bildu, porque no pretende arriesgarse a ser asesinado. Un temor que comparten otros muchos ediles. Sobre todo, los que se han quedado solos en municipios gobernados por la coalici¨®n.

Compartida o no, para el resto de concejales socialistas, la decisi¨®n de reajustar los servicios de escolta puede considerarse "razonable" si se tiene en cuenta el escenario pol¨ªtico y econ¨®mico que atraviesa Euskadi, e incluso hay quien la interpreta como una "liberaci¨®n" personal. "El recorte generalizado puede camuflar las renuncias a t¨ªtulo individual, que hasta ahora supon¨ªan una excepci¨®n y te colocaban en el punto de mira", sostiene una destacada concejal vizca¨ªna del PSE.

Los ediles suponen la viga maestra de un plan que ha quemado ya varias etapas previas. En los ¨²ltimos meses se ha reducido la vigilancia personal a exaltos cargos pol¨ªticos y responsables del Gobierno vasco, e incluso a profesionales de otros sectores amenazados por la banda terrorista, como los periodistas, los profesores de universidad o los jueces. Los miembros de la judicatura han sido los ¨²nicos que han levantado la voz para mostrar su malestar en p¨²blico. En las pr¨®ximas semanas podr¨ªan seguir el mismo camino los representantes socialistas y populares de las Juntas Generales y las Diputaciones.