De Federico S¨¢nchez y nosotros

Se ha ido Jorge Sempr¨²n. Parte de nuestra generaci¨®n hace tiempo que ha ido enterrando ideas e ilusiones y despidiendo a las personas. Cuesta admitir el viraje que explique la transformaci¨®n del intelectual cr¨ªtico en ministro de aquel Gobierno. Quiz¨¢ no haya un abismo entre ambos pero s¨ª una profunda diferencia en el viraje ideol¨®gico que, a veces, resulta dif¨ªcil de comprender e incluso de justificar.

Federico S¨¢nchez se march¨® hace tiempo. Paradojas. Escaldado de luchas por el poder e intereses personales, al cabo, volvi¨® a ellos aunque curtido estaba en la lucha por el poder en aquel f¨¦rreo partido cuya cabeza visible esperemos que no derrame l¨¢grimas de cocodrilo.

Al margen del paneg¨ªrico, queda por hacer el an¨¢lisis de aquella parada en tan controvertida estaci¨®n; menos peligrosa que las anteriores, m¨¢s halagadora, pero de similar o mayor riesgo.

Al final del libro donde narra su paso por el poder, escribi¨®: "Que me quiten lo bailao". Hermoso canto al hedonismo que, en los tiempos que tocan, hasta puede producirnos alivio. En cualquier caso, adi¨®s al revolucionario, al ministro del Gobierno y, posiblemente, al perpetuo exiliado de s¨ª mismo.

Si bien miramos, el recorrer de Jorge Sempr¨²n, siempre en ese exilio no dorado, es tan humano como para que le rindamos un recuerdo y un homenaje.