M¨¢rgenes para mejorar el sistema electoral
El modelo espa?ol ha dado estabilidad pol¨ªtica, pero perjudica a las minor¨ªas estatales y distorsiona el peso de la poblaci¨®n - Quienes podr¨ªan cambiarlo, PP y PSOE, son sus m¨¢ximos beneficiarios
"No nos representan". Ese reproche a los pol¨ªticos, convertido en lema del 15-M, es en realidad un conglomerado de muchas sensaciones. Entre ellas, y en un lugar destacado de las proclamas, la idea de que la voluntad expresada en las urnas no se traslada adecuadamente a las instituciones. Lo dice el acuerdo alcanzado el 25 de mayo por la asamblea de la Acampada Sol, que pidi¨® "una reforma electoral m¨¢s representativa y de proporcionalidad real". Y lo repite Democracia Real Ya al reclamar "una modificaci¨®n para garantizar un sistema que no discrimine a nadie".
Otras reivindicaciones del movimiento pueden aglutinar menor consenso, pero esta convence a muchos espa?oles. En un reciente sondeo de El Peri¨®dico de Catalunya, el 73,7% apoyaba una modificaci¨®n que permita equiparar el valor de los votos independientemente de donde procedan. La reclamaci¨®n es un clamor entre los simpatizantes de los partidos perjudicados, UPyD e IU, pero tambi¨¦n es apoyada por los votantes de los partidos beneficiados, PP y PSOE, y por los nacionalistas.
Lo que m¨¢s rompe la proporcionalidad es la circunscripci¨®n provincial
El Consejo de Estado recomend¨® reformas que no fueron asumidas
El sistema por el que se elige el Congreso, que determina el Gobierno, es el m¨¢s criticado. Dos son los principales reproches: que los votos valen distinto seg¨²n donde se emitan y que perjudica mucho a los partidos peque?os y medianos de implantaci¨®n nacional. IU obtuvo en las ¨²ltimas legislativas dos diputados con un porcentaje mayor de votos que CiU, que sac¨® 10. El intento ha sido dar voz a todos los rincones del pa¨ªs pero ?tiene sentido q un voto en Soria valga cinco veces m¨¢s que en Madrid?
Y si tan malo es el sistema ?por qu¨¦ no se cambia? Todos los sistemas tienen ventajas e inconvenientes y algunos son incluso m¨¢s injustos con los peque?os, como los mayoritarios usados en Reino Unido o Francia. Normalmente una mayor proporcionalidad, que es lo que se reclama, supone Ejecutivos m¨¢s d¨¦biles. Y el ¨¦xito de esta normativa es que confiere una "innegable estabilidad al sistema", seg¨²n el Consejo de Estado, haciendo que la duraci¨®n media de los Gobiernos en Espa?a haya sido de m¨¢s de 40 meses. Jos¨¦ Ram¨®n Montero, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Aut¨®noma, lo ve as¨ª: "Pedimos m¨¢s proporcionalidad entre votos y esca?os pero la mayor¨ªa de la gente quiere tambi¨¦n Gobiernos de un solo partido en vez de coaliciones. Y prefiere Parlamentos poco fragmentados. Y es casi imposible tenerlo todo".
Para entender por qu¨¦ el sistema es como es hay que remontarse a un decreto ley de 1977 que fijaba como circunscripci¨®n electoral la provincia, establec¨ªa un m¨ªnimo de dos diputados en cada una de ellas e impon¨ªa la f¨®rmula D'Hont de reparto de esca?os. Este modelo, recogido a grandes rasgos en la Constituci¨®n, y calcado en la Ley Org¨¢nica del R¨¦gimen Electoral General de 1985, prima a los partidos grandes y tiene un sesgo conservador al sobrerrepresentar a las peque?as provincias frente a las m¨¢s urbanas. Pero permiti¨® a la UCD alcanzar c¨®modas mayor¨ªas, content¨® a los nacionalistas y facilit¨® el proceso de transici¨®n. El PSOE, que lo critic¨® en los primeros a?os, lo asumi¨® a partir de 1982 cuando comprob¨® que tambi¨¦n le serv¨ªa para alcanzar mayor¨ªas absolutas.
?C¨®mo es posible que una ley basada en un decreto ley preconstitucional dictado en circunstancias muy concretas rija hoy un elemento tan determinante? En parte, porque ha sido exitoso, a su manera. Y porque un cambio es muy dif¨ªcil. Montero y el tambi¨¦n catedr¨¢tico Pedro Riera (Universidad de San Diego) fueron los encargados de elaborar un dictamen para el informe que el Consejo de Estado hizo hace tres a?os sobre una posible reforma. En ese documento se estudiaban retoques para aumentar la proporcionalidad sin modificar la Constituci¨®n, como reducir a uno el m¨ªnimo de diputados provinciales, elevar de 350 a 400 los esca?os o sustituir la f¨®rmula D'Hont por otras como la Hare. El efecto era un Congreso m¨¢s fragmentado pero donde los partidos obten¨ªan una representaci¨®n m¨¢s ajustada a sus votos (ver tabla).
El Consejo de Estado recomend¨® la reforma, aunque ya Montero y Riera advert¨ªan de que hab¨ªa "escasas o nulas" probabilidades de cambio porque los dos partidos con capacidad para emprender las reformas, PP y PSOE, saldr¨ªan perdiendo. La impresi¨®n de los profesores se revel¨® premonitoria: el proceso se cerr¨® en una subcomisi¨®n del Congreso con cambios menores. El profesor ?scar Alzaga, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional, lo ve as¨ª: "En Ciencia Pol¨ªtica los sistemas electorales se interrelacionan con los sistemas de partidos y eso lleva a una inercia que dificulta cualquier cambio".
?Podr¨ªa el Movimiento del 15-M acabar con esa inercia? Montero cree que no. En muy pocas ocasiones el impulso de una reforma electoral ha procedido de fuera del sistema pol¨ªtico y le parece dif¨ªcil que en este caso las ¨¦lites asuman esa insatisfacci¨®n. Otros no son tan pesimistas. A IU se la cita siempre como una de las perdedoras del sistema. En las generales de 2008, con el 3,7% de los votos obtuvo solo el 0,6% de los esca?os, dos diputados. Tambi¨¦n es cierto que en 1996 sacaron 21 representantes con las mismas reglas, "pero con otras hubieran sido 39", razona Ram¨®n Luque, responsable de Pol¨ªtica Electoral. Luque est¨¢ "muy esperanzado" con el impulso que los indignados han dado al debate". "Este tema ha venido para quedarse, si intentan ponerle puertas, entrar¨¢ por las ventanas", afirma. La propuesta de IU coincide con la del Consejo de Estado, hacer posible una mayor proporcionalidad sin tocar la Constituci¨®n, lo que permitir¨ªa a IU aumentar en el Congreso de dos a 14 representantes, el 3,5% de los esca?os, cerca de su porcentaje de votos (ver tabla).
Para otros estos retoques no ser¨ªan suficientes. David Ortega, portavoz de UPyD en Madrid, asegura que la Constituci¨®n incurre en una contradicci¨®n porque habla de "poporcionalidad" y la hace imposible al imponer como circunscripci¨®n la provincia. Su formaci¨®n plantea por ello cambiar la Constituci¨®n para que la circunscripci¨®n sea la comunidad aut¨®noma y se desperdicien menos votos. Sacaron un diputado en las generales, aunque en proporci¨®n a sus sufragios (1,2%) le habr¨ªan correspondido cuatro y llevando al extremo las posibilidades que permite la Constituci¨®n habr¨ªan sacado dos. Ortega subraya, sin embargo, que las cifras son enga?osas porque un cambio de reglas incentivar¨ªa el voto a las formaciones peque?as en las provincias donde ahora apenas obtienen apoyo. ?C¨®mo conseguir el cambio? Ortega ve dos palancas: la presi¨®n social, como la del Movimiento del 15-M, que contempla "con simpat¨ªa". Y la presi¨®n pol¨ªtica, si una formaci¨®n como la suya llegara a ser determinante y pudiera exigir la reforma a uno de los partidos grandes.
Otro debate de los ¨²ltimos d¨ªas es el de las listas abiertas. Lo exigen los carteles de los indignados mientras Esperanza Aguirre propone que los electores de Madrid puedan tachar nombres en las candidaturas. No es lo mismo, y conviene fijar los t¨¦rminos de la discusi¨®n, distinguiendo entre listas abiertas y desbloqueadas. Las primeras permiten elegir candidatos de partidos diferentes, las segundas, ordenar o eliminar nombres pero siempre en las papeletas de una misma formaci¨®n.
El principio de listas cerradas y bloqueadas fue introducido en el decreto de 1977 para ayudar a consolidar unos partidos pol¨ªticos que, 34 a?os despu¨¦s, parecen asentados, as¨ª que el Consejo de Estado aconsej¨® alguna reforma para que los electores "se sintieran m¨¢s part¨ªcipes del sistema". Pero rechaza un cambio radical "que podr¨ªa dar lugar a una correlaci¨®n de fuerzas ins¨®litas o complicar el funcionamiento de la C¨¢mara". Y propone que, de llevarse a cabo, se limite "al desbloqueo de las listas a trav¨¦s del voto preferencial
[ordenar los candidatos del mismo partido dentro de la lista], que se usa en muchos pa¨ªses europeos". El profesor Montero participa de esa cautela. "Para el Senado hay listas abiert¨ªsimas y la gran mayor¨ªa de los electores acaba eligiendo el orden que antes han escogido los partidos", argumenta. Adem¨¢s, recuerda que en Italia, hubo que dar marcha atr¨¢s porque el voto de preferencia foment¨® el clientelismo. Su propuesta es hacer un experimento en las Europeas y si funciona trasladar el modelo a comunidades aut¨®nomas y al Congreso.
La reforma electoral no es un debate de blancos o negros, sino de grises distorsionados por los intereses de cada cual. Espoleados por el 15-M un grupo de polit¨®logos ha elaborado sobre el tema una Gu¨ªa breve para pensadores cr¨ªticos. No toman partido, solo exponen "argumentos a favor y en contra" para que cada uno decida. "La idea no era proponer una reforma, sino ver qu¨¦ ventajas y costes tiene cada opci¨®n", cuenta Eva Anduiza, profesora de Ciencia Pol¨ªtica de la Aut¨®noma de Barcelona, una de las promotoras. "La gente detecta las desproporciones entre votos y esca?os, otra cosa es que entienda qu¨¦ hay que tocar para resolver eso". Anduiza es de las que tambi¨¦n ve dif¨ªcil que el sistema cambie. Porque las formaciones mayoritarias se aferran a unas reglas que les benefician y a los partidos les cuesta perder el control de las listas. Pero al menos el Movimiento del 15-M ha demostrado una cosa: "El asunto no le es ajeno a la gente". Y ha roto un mito: "El de la ciudadan¨ªa desinteresada".
El caso extremo de Canarias
De los sistemas espa?oles el auton¨®mico de Canarias es el que produce desproporciones m¨¢s extremas. La norma, nacida de un dif¨ªcil equilibrio de poderes y contenida en el Estatuto, consagra una triple paridad: igualdad de esca?os en las dos provincias, en las dos islas mayores y entre islas grandes y peque?as. El resultado es que el 15% de los electores escoge la mitad de la C¨¢mara y el 85% la otra mitad y que el voto de un herre?o vale 21 veces el de un grancanario. Para el eurodiputado socialista Juan Fernando L¨®pez Aguilar esta norma es "injusta" y "genera desprecio por un sistema anquilosado y podrido". Y achaca que no se cambie a "su gran beneficiario: el insularismo caciquil de Coalici¨®n Canaria".
Pedro Lasso Purri?os, experto electoral, comparte el diagn¨®stico, pero extiende la culpa de que no se reforme a PP y PSOE: "Cada uno obtiene un tercio de tarta. ?Por qu¨¦ arriesgarse a quedarse con un quinto?". Y propone una soluci¨®n: elevar a 70 los esca?os, dar tres por isla y distribuir el resto seg¨²n el censo actualizado. Porque la norma vigente no contempla la evoluci¨®n de la poblaci¨®n desde 1982.
Otra peculiaridad es la triple barrera a superar para entrar en el Parlamento: sacar el 6% de los sufragios en la comunidad, ser la primera fuerza en una isla u obtener el 30% del voto de un territorio. Unos requisitos, que seg¨²n Ram¨®n Trujillo, coordinador de IU en Tenerife, "impedir¨ªan a Canarias entrar a la UE si fuera un Estado independiente".
Coalici¨®n Canaria es la formaci¨®n que se siente m¨¢s c¨®moda con este sistema. Fernando R¨ªos, diputado en Madrid, dice que es el "menos malo que se ha puesto sobre la mesa" y el que "equilibra mejor poblaci¨®n y territorio". R¨ªos alega que cuando se aprob¨® el Estatuto su formaci¨®n no exist¨ªa. Pero tambi¨¦n es cierto que obtuvo en las auton¨®micas tantos diputados como el PP con 60.000 votos menos.
Tres mitos o medias verdades
- El sistema electoral favorece a los nacionalistas. Depende del punto de vista. Desde la pura aritm¨¦tica, la afirmaci¨®n de que el sistema para el Congreso favorece a los nacionalistas es falsa. En las generales UPyD sac¨® un diputados por seis del PNV con iguales sufragios. Pero la comparaci¨®n es enga?osa: no es que los partidos locales est¨¦n sobrerrepresentados, es que el sistema penaliza a las formaciones peque?as con apoyos dispersos. De hecho, el conjunto de los nacionalistas obtuvo el 7,14% de los diputados con el 8,14% de los sufragios. CiU o Coalici¨®n Canaria, por ejemplo, sacaron casi exactamente los esca?os que le correspond¨ªan por sus votos (ver tabla). Otra cosa es la verdad pol¨ªtica: el sistema disuelve a las formaciones estatales peque?as y los nacionalistas tienen m¨¢s posibilidades de ser bisagra y convertir en oro sus votos si no hay una mayor¨ªa absoluta.
-La abstenci¨®n y el voto en blanco benefician a los grandes partidos. La abstenci¨®n no beneficia ni perjudica directamente a nadie. El reparto se hace a partir de los votos v¨¢lidos y no var¨ªa sea cual sea la participaci¨®n. El sufragio en blanco, que es voto v¨¢lido, s¨ª puede hacer un poco m¨¢s dif¨ªcil que las formaciones modestas alcancen la barrera m¨ªnima que se requiere para entrar en parlamentos o ayuntamientos. Pero en las legislativas su impacto es casi nulo porque la ley exige superar el 3% de los sufragios en una circunscripci¨®n y con menos de ese porcentaje no se obtendr¨ªa esca?o en ninguna provincia, salvo Madrid y Barcelona. De hecho esa barrera solo ha operado una vez en todas las generales celebradas: en 1993 el CDS se qued¨® en Madrid en el 2,9% y no sac¨® el esca?o que le tocaba.
- La f¨®rmula D'Hont es la principal culpable de la falta de proporci¨®n entre votos y esca?os. La f¨®rmula D'Hont beneficia m¨¢s a los partidos grandes que otros m¨¦todos de reparto proporcional. Pero lo que distorsiona m¨¢s la proporcionalidad del sistema es la magnitud de las circunscripciones. En el caso espa?ol el reducido tama?o de muchas provincias hace que la f¨®rmula usada sea secundaria. De hecho, en las circunscripciones grandes y en las m¨¢s peque?as la f¨®rmula D'Hont no afecta apenas al reparto, aunque su influencia s¨ª se nota en las que eligen entre seis y nueve diputados.
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