Pactando con tu enemigo
Fue en 1995, tras sus ¨²ltimas elecciones como candidato a la alcald¨ªa de Barcelona. Hab¨ªa ganado. Por cuarta vez, pero sin mayor¨ªa absoluta. Tra¨ªa Pasqual Maragall una cara melanc¨®lica, como de "vale, s¨ª, he ganado, pero no es ese gran d¨ªa que hab¨ªa so?ado vivir". Pens¨¦ que estaba cansado de tanto mando municipal. Pues no, no era eso. Tras unos Juegos Ol¨ªmpicos que pusieron a Barcelona en los mapas del mundo, so?¨® Maragall con conseguir una mayor¨ªa absoluta, con librarse del habitual cambio de cromos. No iba a poder ser: "Tendr¨¦ que negociar con Lali". Y aunque su aprecio por Eul¨¤lia Vintr¨®, pol¨ªtica del PSUC y catedr¨¢tica de griego, era evidente, esboz¨® una triste sonrisa. Entiendan su tristeza. Una vez, una sola vez, quer¨ªa dejarse de cromos.
Ya no hay Gobiernos fuertes o quiz¨¢s nunca los hubo. La pol¨ªtica es el arte de pactar con tu propio diablo
Cuando se retrasa su investidura y falta por ver c¨®mo y con qui¨¦n gobernar¨¢ Xavier Trias, casi nadie recuerda que Maragall tuvo que pactar durante los cuatro mandatos. Primero con el PSUC, despu¨¦s con sus herederos ecologistas. No creo que aquellos acuerdos sucesivos entre partidos de ideolog¨ªa cercana le prepararan para lo que estaba por venir, el pacto entre los pactos, el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, el primer Gobierno tripartito (PSC, ICV y ERC). Todos de izquierda. Ya. Pero a los socialistas obreros espa?oles a¨²n se los llevan los diablos cuando piensan en sus compa?eros pactando con independentistas. Aquello no se pod¨ªa repetir. Se repiti¨®. Rubricando Jos¨¦ Montilla, el primer presidente nacido de la inmigraci¨®n, un segundo e id¨¦ntico tripartito. Y nadie se lo pod¨ªa creer, pero acab¨® la legislatura.
Cuando la atm¨®sfera catalana era de "ja n'hi ha prou", gan¨® CiU. "Ahora llegar¨¢ un Gobierno fuerte", se comentaba en el bar de la esquina, "y con ¨¦l la calma". Pero resulta que ya no hay Gobiernos fuertes o quiz¨¢s nunca los hubo. La pol¨ªtica es el arte de pactar con tu propio diablo, de ir y venir, entre unos y otros, buscando algo en com¨²n. Y tambi¨¦n es la capacidad de explicar el acuerdo sin que las contradicciones te hundan el intento. En eso fue ejemplo Winston Churchill, primer ministro brit¨¢nico. Maestro en explicarlo todo, tras una de sus carambolas, dijo: "Cualquiera puede cambiar de partido, pero se necesita cierta imaginaci¨®n para cambiar dos veces".
As¨ª est¨¢ ahora mismo CiU, pactando con quien jur¨® un nunca jam¨¢s ante fedatario p¨²blico y pensando c¨®mo lo explica. No es el mismo r¨ªo. El pacto de Jordi Pujol con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en el Majestic, ese que soliviant¨® a los convergentes m¨¢s soberanistas y los lanz¨® en brazos de la Esquerra de Carod Rovira, est¨¢ olvidado. Aquellas eran aguas de crecimiento, despu¨¦s de indignaci¨®n por la guerra de Irak; ahora bajan corrientes de crisis. Pero viendo la sonriente cara de Alicia S¨¢nchez-Camacho, me da que el sue?o de Artur Mas tampoco ser¨¢ completo. Estamos ante un bipartito liberal, el que necesita la pol¨ªtica econ¨®mica de CiU. Un pacto que se ir¨¢ complicando en el consecuente cambio de cromos. Gracias a los populares, la ley que lo incluye todo y m¨¢s (la ¨®mnibus) podr¨ªa llegar a servir para establecer una moratoria a la prohibici¨®n de los toros. Una buena explicaci¨®n: "No est¨¢n los tiempos para pagar los 200 millones que cuesta cerrar la plaza" ?Lo estaban cuando se aprob¨® la ley? Mientras aclaran lo de la moratoria, el ¨¢lbum de Alicia va llen¨¢ndose de cromos. La partida del bipartito acaba de empezar y la l¨ªder del PP ya se ha sumado a los que reclaman una educaci¨®n biling¨¹e para sus ni?os. Entrando a matar en el primer toro.
Me pregunto si los pactos entre iguales son, curiosamente, los m¨¢s dif¨ªciles. Acaba ocurriendo lo que le sucedi¨® a la ERC de Heribert Barrera, que desapareci¨® en los c¨®modos brazos de Pujol. O a ICV, que mientras gobernaba Barcelona con Pasqual Maragall, no pas¨® del 7,6%. Es lo que piensan los extreme?os de IU: solo el sorpasso les permitir¨¢ resurgir. Dormir (perd¨®n, pactar) con tu enemigo es inc¨®modo, pero tiene una ventaja: aunque sea a un precio alto, acabas el ¨¢lbum. "?Qui¨¦n tiene el de los toros?, ?y el de la alcald¨ªa de Badalona?", pregunta Alicia. "Tengui. Pero el de la tercera hora y el del Ayuntamiento de Barcelona te costar¨¢n m¨¢s", contesta Artur. "Canvi". Aprobados los presupuestos. Empieza el sue?o pesadilla de Mas.
Rosa Cullell es periodista
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