Tributo al h¨¦roe tr¨¢gico del rock

Recientemente, Keith Richards hablaba sobre los discos que cambiaron su vida. Y destacaba The chirping Crickets, el primer elep¨¦ de Buddy Holly con su grupo. Fue lo que le empuj¨® a componer, explicaba: "recuerdo hablar con Lennon y McCartney sobre Buddy. El hecho de que compusiera sus propias canciones supuso un impulso para nosotros. En aquellos d¨ªas eras m¨²sico y convertirte tambi¨¦n en compositor supon¨ªa una diferencia tan grande como la que hay entre ser un tendero o ser un herrero".

Mientras Richards y Mick Jagger se afanaban en crear temas propios, recurrieron a Buddy Holly: en 1964, Not fade away fue uno de los primeros ¨¦xitos de los Rolling Stones. Los Beatles tambi¨¦n usaron su cancionero; hasta su nombre era un juego de palabras con beetles (escarabajos), un gui?o a la banda de Buddy, The Crickets (literalmente, Los Saltamontes). Y no fueron los ¨²nicos: jugando con su apellido, surgieron The Hollies, el grupo de Manchester donde destac¨® Graham Nash.

Keith Richards cita 'The chirping Crickets' como un disco decisivo para ¨¦l

Entonces, Holly ten¨ªa mucho de h¨¦roe tr¨¢gico: muri¨® en una avioneta el 3 de febrero de 1959, dos d¨ªas despu¨¦s de haber actuado ante un joven Bob Dylan. El a?o anterior hab¨ªa girado por Gran Breta?a, dejando p¨²blicos apabullados por su volumen y brillantez guitarrera. Buddy estaba en una encrucijada: dudaba entre seguir una l¨ªnea orquestal o desarrollar su cortante sonido el¨¦ctrico. Aunque tambi¨¦n pod¨ªa haberse convertido en un cantautor folky y bohemio: se instal¨® en el Greenwich Village neoyorquino, tras casarse con la puertorrique?a Mar¨ªa Elena Santiago.

La viuda se conserva espl¨¦ndidamente y mantiene un esp¨ªritu pele¨®n. Defiende el recuerdo de Buddy y es capaz de pleitear -sin resultados- contra la publicaci¨®n de una autobiograf¨ªa firmada por Peggy Sue Gerron, la tejana que inspir¨® dos de los mayores ¨¦xitos del difunto, Peggy Sue y Peggy Sue got married. La Peggy Sue musical ascendi¨® a arquetipo de la teenager con una pel¨ªcula de Coppola, Peggy Sue se cas¨®. El cine ha sido decisivo para construir la leyenda de Buddy, con un excelente biopic y aquella frase tajante de American graffiti: "el rock and roll est¨¢ de capa ca¨ªda desde que muri¨® Buddy Holly".

Por su parte, Paul McCartney nunca le olvid¨®. A principios de los setenta, por consejo del padre de su esposa Linda, el antiguo beatle comenz¨® a comprar editoriales musicales, empezando por la que controlaba el cat¨¢logo de Buddy como autor. Una inversi¨®n astuta, que adem¨¢s le permit¨ªa divertirse: una vez al a?o, en Londres montaba la Semana de Buddy Holly. Paul y sus amigos se vest¨ªan de teddy boys y bailaban con ese repertorio inmortal, que todav¨ªa deslumbra por su concisi¨®n narrativa y dinamismo r¨ªtmico.

En septiembre, Buddy Holly hubiera cumplido 75 a?os. Una cifra as¨ª invita a organizar homenajes y hay varios en marcha. Peter Asher, el productor brit¨¢nico afincado en California, ultima Listen to me: Buddy Holly, con versiones de admiradores como Brian Wilson, Chris Isaak o Jackson Browne. Pero el primer disco en llegar ser¨¢ Rave on Buddy Holly, que Universal pondr¨¢ en las tiendas a partir del pr¨®ximo d¨ªa 28. Se trata de una iniciativa de MPL, el sello de Paul McCartney, y pretende presentarle ante un p¨²blico digamos indie.

De ah¨ª la participaci¨®n de My Morning Jacket, She & Him, Julian Casablancas (Strokes), Jack White o los Black Keys. Aunque son creadores maduritos los responsables de algunas de las mayores audacias: Patti Smith convierte Words of love en una plegaria, Lou Reed parece querer pervertir a Peggy Sue y hasta el afable McCartney se transforma en un psic¨®pata con It's so easy. Todos suben el list¨®n cuando hay que medirse con Buddy.