Obama pone en marcha la retirada de Afganist¨¢n
La Casa Blanca prepara la salida de 10.000 soldados en 2011
Ante un pa¨ªs y una clase pol¨ªtica agotados por 10 a?os de guerra en Afganist¨¢n, Barack Obama anunciar¨¢ hoy un plan de retirada que podr¨ªa incluir una aceleraci¨®n del ritmo propuesto por el Pent¨¢gono. Pese a que la situaci¨®n no est¨¢ a¨²n estabilizada y la amenaza del resurgimiento de los talibanes sigue existiendo, el presidente parece inclinado a reducir los plazos para la salida de las tropas tras la desaparici¨®n de Osama bin Laden y ante m¨²ltiples evidencias de que es dif¨ªcil hacer m¨¢s progresos en ese pa¨ªs.
Oficialmente no se ha anticipado a¨²n nada de lo que Obama anunciar¨¢ a la naci¨®n esta noche en un discurso. La Casa Blanca est¨¢ todav¨ªa decidiendo el contenido preciso del plan. El presidente se reuni¨® ayer con los secretarios de Estado, Hillary Clinton, y de Defensa, Robert Gates, para discutir los ¨²ltimos detalles. Pero las declaraciones de algunos miembros de la Administraci¨®n hacen pensar que, pese a todos los riesgos, hasta 10.000 soldados podr¨ªan abandonar Afganist¨¢n en lo que queda de a?o a partir de julio y 20.000 m¨¢s a lo largo de 2012.
Los jefes militares de EE UU apelan a la prudencia para limitar el repliegue
Poco antes de entrar a la reuni¨®n con el presidente, Gates admiti¨® que la situaci¨®n sobre el terreno no es la ¨²nica raz¨®n que Obama debe de tener en cuenta, que la impopularidad creciente de esa guerra y el desgaste econ¨®mico y pol¨ªtico que est¨¢ ocasionando tambi¨¦n son factores que es preciso considerar.
En el Congreso, tanto progresistas como conservadores se han pronunciado recientemente a favor de poner fin a esa guerra cuanto antes. Veintisiete senadores de los dos principales partidos enviaron la semana pasada una carta a Obama en la que solicitaban una retirada mucho m¨¢s r¨¢pida de lo previsto.
Sobre el terreno, sin embargo, los responsables militares aconsejan prudencia. Es cierto que en los ¨²ltimos meses se han conseguido avances considerables, que las fuerzas norteamericanas y sus aliados de la OTAN han retomado la iniciativa y han reducido la presi¨®n militar de los talibanes en diferentes regiones del pa¨ªs. Los ¨²ltimos informes sobre la evoluci¨®n del conflicto han dado cuenta de ¨¦xitos, tanto en el control de las posiciones conquistadas como en la formaci¨®n de las tropas afganas, para que sean capaces de asumir la seguridad de su pa¨ªs.
Pero se trata de progresos relativos, fr¨¢giles, sin garant¨ªas de que no puedan ser revertidos en cuanto se reduzca la presencia de tropas extranjeras. El jefe de la operaci¨®n en Afganist¨¢n, general David Petraeus, present¨® la semana pasada a Obama distintas opciones para la retirada que aconsejan sacar a un m¨¢ximo de 4.000 soldados.
Entre los riesgos que se contemplan est¨¢ el de que una aceleraci¨®n de la retirada norteamericana estimule una precipitaci¨®n tambi¨¦n del ritmo de salida de tropas de otros pa¨ªses de la OTAN, que actualmente son 40.000. Ello podr¨ªa ser interpretado, tanto por las autoridades afganas como por los l¨ªderes talibanes, como una prueba de que la comunidad internacional hab¨ªa renunciado ya a la estabilizaci¨®n de ese pa¨ªs. Esto, a su vez, podr¨ªa ser motivo para una nueva ofensiva de los insurgentes, con los que, seg¨²n ha confirmado el propio Gates, Washington ha comenzado a entrar en contacto con el prop¨®sito de explorar una soluci¨®n negociada.
Pese a todas las dudas, el presidente mantendr¨¢ su compromiso de sacar las tropas. Falta por saber si ser¨¢ a un ritmo que los votantes juzguen adecuado en las elecciones del a?o pr¨®ximo. Como candidato, Obama se comprometi¨® a hacer todos los esfuerzos necesarios para ganar la guerra. Con ese objetivo, envi¨® 30.000 soldados m¨¢s a Afganist¨¢n que elevaron el n¨²mero total hasta los 100.000. Para las elecciones de 2012 probablemente queden en ese pa¨ªs un n¨²mero similar de tropas al que hab¨ªa cuando Obama tom¨® posesi¨®n, unos 70.000, y no est¨¢ claro si para entonces ser¨¢ posible decir que la guerra est¨¢ ganada.
La frustraci¨®n de los norteamericanos con esa guerra no tiene que ver ¨²nicamente con su coste y la falta de progresos militares, sino tambi¨¦n con la actuaci¨®n del Gobierno de Hamid Karzai, que se ha resistido a poner freno a la corrupci¨®n y se ha ido distanciando de la misi¨®n militar hasta llegar a llamar a las tropas de la OTAN "fuerzas de ocupaci¨®n".
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