El intruso
Confieso que me adentr¨¦ en el Federico S¨¢nchez se despide de ustedes de Sempr¨²n animada por ese calor que desprende la obra de quien acaba de marcharse. Sean cuales fuesen los motivos, abr¨ª el libro y me qued¨¦ literalmente atrapada. De todos los episodios hist¨®ricos que Jorge Sempr¨²n viviera en primera persona, tal vez el menos vibrante fuera su paso por un Consejo de Ministros de un pa¨ªs ya democr¨¢tico; sin embargo, la perspicacia pol¨ªtica y psicol¨®gica con que sabe contar c¨®mo el aparato de los partidos asfixia los talentos individuales convierte esta narraci¨®n sobre su experiencia como ministro de Cultura en todo un tratado sobre el poder.
Parece que el libro ca¨ªa en mis manos en el momento en que viene m¨¢s a cuento: estos d¨ªas en que, aun de manera dispersa y poco articulada, se respira en el aire un descr¨¦dito de aquellos a los que pagamos por hacer de la pol¨ªtica su profesi¨®n. Le¨ªa la descripci¨®n de cada uno de los componentes de un Consejo de Ministros y me parec¨ªa estar asistiendo a la biblia de personajes de la comedia humana: el que ostenta el poder en la sombra, el que adula por sistema, el iluminado, el que calla, el que repite lo que otros dicen, el que es mentira de la cabeza a los pies. ?Cu¨¢l es el papel que le corresponder¨ªa a Sempr¨²n en esta visi¨®n del mundo acotada entre cuatro paredes de La Moncloa? Por suerte para nosotros, ¨¦l es el esp¨ªa, el retratista que a pesar de sufrir en carne propia el exilio, el campo de concentraci¨®n o el extra?amiento de sus camaradas siempre sinti¨® el alivio de usar lo vivido como materia prima literaria.
Leer este libro en concreto es entender c¨®mo la pol¨ªtica no est¨¢ exenta de la mezquindad que intoxica cualquier centro laboral. En ocasiones, en ese universo, tambi¨¦n brilla la inteligencia, pero a menudo es ahogada por la ambici¨®n o la envidia de otros. La vida misma.
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