Grecia cumple su parte
Papandreu se muestra como socio fiable pese a la pinza entre la derecha y las protestas en la calle
El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, ha cumplido buena parte de su parte en relaci¨®n con las negociaciones del segundo rescate financiero de su pa¨ªs a cargo de la UE y el FMI. Con la aprobaci¨®n parlamentaria, en votaci¨®n nominal, de la moci¨®n de confianza a su nuevo Gobierno -sustancialmente, al cambio de titular de Hacienda- el mandatario ha afianzado su inestable posici¨®n. Ha demostrado que, pese a la dureza de la triple crisis, econ¨®mica, social y pol¨ªtica que aqueja a Grecia desde hace un a?o y medio, mantiene la fidelidad de sus diputados, aunque su mayor¨ªa parlamentaria sea demasiado escueta.
El Gobierno aprob¨® ayer el borrador del proyecto de ley con los detalles del plan de austeridad de cinco a?os que ser¨¢ votado en unos d¨ªas como condici¨®n para recibir el nuevo tramo de ayuda. Se ha vuelto a manifestar como un socio fiable, capaz de cumplir sus compromisos. O al menos de intentarlo con empe?o.
Ahora bien, una cosa es que Papandreu haya cumplido -lo que no es poca cosa en estos momentos de desconfianza generalizada en la clase pol¨ªtica de los Estados europeos- y otra bien distinta es que la votaci¨®n revele una aut¨¦ntica "unidad nacional" de fondo, como se reclamaba a Grecia para proseguir con los desembolsos del primer plan de rescate y para culminar el acuerdo sobre el segundo. Al rev¨¦s. Una sorprendente pinza sigue pugnando por torcer el brazo del Gobierno griego. Por un lado, la derecha pol¨ªtica y el resto de los grupos parlamentarios. Por otro, la calle, el descontento, el movimiento de los indignados.
En el brazo de la derecha, se trata de una actitud vergonzosa. Porque fueron los conservadores de Nueva Democracia los responsables de la fatal situaci¨®n de las finanzas p¨²blicas helenas, y sobre dodo, quienes perpetraron los enga?os estad¨ªsticos efectuados para burlar la vigilancia de sus socios. ?Qu¨¦ reclaman ahora? ?Qu¨¦ credibilidad aportan?
En el brazo de la calle, todo puede entenderse, porque la debilidad es la fortaleza de los d¨¦biles. Pero el boicoteo a la l¨ªnea de responsabilidad que encabeza Papandreu puede generar remedios peores que cualquier enfermedad. Es cierto que los griegos han perdido bienestar: pero no solo por culpa de la austeridad, sino tambi¨¦n de la recesi¨®n. Y si ahora toca apretarse el cintur¨®n es, entre otras razones, porque antes se llev¨® demasiado suelto.
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