No, 'bwanas'
Cumplir las recetas, hacer los deberes, respetar los plazos... No me extra?a que la calle est¨¦ mostrando el hartazgo que tales cantinelas tutoriales producen en parte de la ciudadan¨ªa, joven o no tanto. Hay otra frase que ¨²ltimamente se pronuncia a menudo: "Hay que respetar las instituciones", afirman en las tertulias afamados economistas que nunca la vieron venir pero que siguen cobrando por aconsejarnos.
Instituciones. La pena de muerte era en Europa toda una instituci¨®n, por no hablar de la guillotina y el garrote vil. Hasta que ya no lo fue. Mi ejemplo bien puede calificarse de extremo. Pero es que creo que las recetas para la crisis de esa sacra instituci¨®n de nuestros d¨ªas, el Fondo Monetario Internacional -cuyo funcionario m¨¢s progresista saltaba como un mono de la ducha al acoso del servicio-, se han revelado no solo erradas sino crueles. Al menos, la guillotina mataba de un solo tajo y de uno en uno a los ciudadanos. El FMI y su sistema de pr¨¦stamos con usura al corto plazo decapitan la esperanza de pueblos enteros y convierten el presente en una entelequia cuyo ¨²nico lugar habitable, real y posible es, insisto, la calle.
Todo esto se produce mientras campeones de otras grandes instituciones -los bancos- tambi¨¦n nos exhortan a portarnos bien. El desapacible se?or Fern¨¢ndez Ord¨®?ez insiste en que va mejor, pero no es bastante; y Francisco Gonz¨¢lez, ese pobre paria del BBVA, al tiempo que afirma en M¨¦xico su disposici¨®n a invertir 2.000 millones de euros en aquel pa¨ªs, explica que las reformas del se?or Zapatero no han llegado a buen camino, porque como es socialista no cree en ellas.
Hartos de tanto sabio, de tanto memo grande solo en ambiciones, y de tanto adalid de la ¨²nica instituci¨®n a la que sirven: el capitalismo gore, cuyo medio es nuestro fin.
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