?Genio o Jeta?
Sus grafismos rupturistas definieron la era grunge. Hoy es uno de los dise?adores m¨¢s solicitados del planeta. David Carson cuenta por qu¨¦ genera tanta controversia
Ilegibilidad, pol¨¦mica, traici¨®n. Algunas palabras muy feas acompa?ar¨¢n a David Carson hasta la tumba. El dise?ador gr¨¢fico que sell¨® la est¨¦tica grunge no ofrece oposici¨®n a los argumentos de sus detractores. Al menos hoy. Est¨¢ de paseo por San Sebasti¨¢n, invitado por el Surfilm Festibal, para el que ha realizado el cartel de la edici¨®n de 2011. No sin que alguna de esas palabras asomara durante el proceso. "Por lo visto, el sponsor [cervezas Amstel] estaba preocupado porque no se le¨ªa nada. A lo que yo respond¨ª: '?Pero si lo ¨²nico que se puede leer clar¨ªsimamente es el logo de la marca!", se jacta.
Haberse convertido en uno de los dise?adores m¨¢s solicitados del planeta no quita que siga haciendo estas cosas por deporte. Como ¨¦l mismo presume, "cuando me llamaron de Microsoft para que les realizara una campa?a a mediados de los noventa, yo segu¨ª haciendo trabajos underground" . Y pone como ejemplo la imagen de The fragile, el disco m¨¢s laureado de Nine Inch Nails: "Ese tipo de reconocimiento permit¨ªa que pudiera dedicar mi tiempo simult¨¢neamente a grandes marcas como Pepsi o Nike sin perder por ello credibilidad".
"Tengo la habilidad de cabrear a mucha gente con lo que hago"
A finales de los ochenta, cuando el m¨¢ximo aliado del dise?o era el PageMaker o una versi¨®n primigenia de QuarkXpress, David Carson ejerc¨ªa de profesor de sociolog¨ªa. Tras colarse en un curso de verano para los alumnos sobre dise?o gr¨¢fico, decidi¨® dedicarse a ello de forma autodidacta. "No s¨¦ c¨®mo a¨²n hoy se me acusa de romper las reglas del dise?o. ?Si ni siquiera me molest¨¦ en aprenderlas!". Sus primeros ensayos y errores se produjeron en Beach Culture, revista dedicada al surf (el propio Carson era un consumado surfista de competici¨®n) donde se atend¨ªa antes a lo est¨¦tico que al contenido.
Ray Gun, revista en que trabaj¨® como director de arte entre 1992 y 1995, le convirti¨® en lo m¨¢s parecido a una rockstar que pudiera dar el dise?o gr¨¢fico en ese momento. Con sus odios y sus afectos. La publicaci¨®n californiana se convirti¨® en un emblema grunge. Al menos as¨ª lo entendieron los medios, que, al mismo tiempo que alimentaban la furia de los puristas hacia sus tipograf¨ªas desestructuradas, sus portadas guarreadas y sus maquetas imposibles de leer, glorificaban su figura como ap¨®stol de una nueva est¨¦tica. "La m¨²sica estaba cambiando y hab¨ªa que recoger esa transformaci¨®n. Revistas como Rolling Stone o Spin permanec¨ªan igual de cuadriculadas y ajustadas a los viejos est¨¢ndares. No quiero decir con esto que fu¨¦ramos unos visionarios, sino que hicimos un producto de nuestro tiempo".
De igual manera que las genialidades posmodernistas de Peter Saville forjaron la imaginer¨ªa pospunk o las portadas para
el sello 4AD hab¨ªan convertido a Vaughan Oliver en sin¨®nimo de intelligentsia indie, el nombre de David Carson ha quedado indefectiblemente ligado a la era grunge (o generaci¨®n X, o como quieran llamarlo). "Es una etiqueta de la que renegaba al principio, como muchos de aquellos grupos, supongo. Hoy no puedo estar sino agradecido. Eso y la controversia generada permanentemente en torno a mi trabajo han sido dos elementos fundamentales para consolidarme". ?Le molesta? "En absoluto. Tengo la habilidad de cabrear a mucha gente con lo que hago. Ya le he cogido el gusto".
Ante la perspectiva de que palabras feas le acompa?en hasta el fin de sus d¨ªas, le pedimos que improvise qu¨¦ pondr¨ªa en su l¨¢pida. "Hizo siempre lo que quiso', en una tipograf¨ªa muy, muy b¨¢sica, para compensar todas las perrer¨ªas que he hecho en vida".
El reino del caos
El desordenado mundo de Carson ha generado im¨¢genes ic¨®nicas en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Y m¨¢s de un debate. Aqu¨ª, lo fundamental.
Muerte a la ret¨ªcula.
Puede que Carson no supiera qu¨¦ era el brutalismo o el movimiento metabolista. Sin embargo, con Ray Gun plante¨® un rupturismo similar basado en la apolog¨ªa del error. Por m¨¢s que llamaran autores cabreados porque no se le¨ªan sus textos.
la musa industrial.
Ni siquiera era fan de Nine Inch Nails cuando Trent Reznor le solicit¨® el dise?o de The fragile. "Cuando sali¨®, recib¨ª una carta suya agradeci¨¦ndomelo y otra de un fan dici¨¦ndome cu¨¢nto me odiaba por haber destruido la imagen de su grupo favorito".
El fin del papel.
Su libro The end of print (1995) sirvi¨® de profec¨ªa. "Solo lo puse porque sonaba chulo",
admite. Aun as¨ª, duda que se acabe. "Es lo que mejor s¨¦ hacer. Intent¨¦ programar una web [la de MGM] y fue frustrante. Demasiadas limitaciones t¨¦cnicas".
?Todo por la publi?
Microsoft, Pepsi, Nike, BMW, Emporio Armani o Samsung le han llamado. "Sinceramente, el resultado de ninguno de estos encargos me hace particular ilusi¨®n". S¨ª le emocionan sus trabajos para Quiksilver y su amigo el surfero Kelly Slater.
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