"No se devuelve la dignidad a quienes no la perdieron"

La elecci¨®n del restaurante no es al azar. A Francisco Etxeberria (Beasain, 1957) le daban cinco pesetas de propina en el bodeg¨®n Alejandro cuando de peque?o "hac¨ªa los encargos" de la carnicer¨ªa de sus t¨ªos y le tocaba repartir los s¨¢bados por la ma?ana por los bares y restaurantes de la Parte Vieja de San Sebasti¨¢n. "En mi familia el trabajo ten¨ªa un valor alt¨ªsimo", aclara antes de mirar la carta.

M¨¦dico forense, con m¨¢s de 200 exhumaciones de fosas de la Guerra Civil a sus espaldas, profesor y presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Etxeberria se considera, sobre todo, una persona "at¨ªpica". Le gusta la monta?a, pero no sus cimas sino sus cuevas. "Me desv¨ªo de los caminos y me meto en cualquier hueco. Soy un espele¨®logo de los buenos", se jacta. Escribe un diario desde los 16 a?os donde anota todo para resarcirse del pasado. "Mi padre muri¨® cuando ten¨ªa nueve a?os. Me hubiera gustado saber muchas cosas de ¨¦l", explica.

El m¨¦dico forense prepara el informe de la exhumaci¨®n de Allende

Sentados en una mesa del restaurante que fundaron los padres de Martin Berasategui, Etxeberria le insiste a la camarera en que el agua sea del tiempo, "no es bueno beberla fr¨ªa", aconseja, y se decanta por unas kokotxas en salsa. "?Sab¨ªas que en este mismo rinc¨®n se jugaban apuestas y se reun¨ªa, no el turismo de ¨¦lite, sino el rural?".

Recuerda con nitidez meticulosa sus comienzos en los a?os ochenta, una ¨¦poca convulsa por la lucha armada intensa de ETA. "No acababas con uno y llegaba otro muerto. Era una escuela, aprend¨ªas much¨ªsimo y cometiendo errores". El forense que particip¨® en el caso Lasa-Zabala acaba de volver de una exhumaci¨®n en Teruel y este fin de semana se vuelve a ir a Navarra. Su familia no solo le anima en su lucha por sacar del olvido a las v¨ªctimas de la Guerra Civil sino que su hija, que estudia Medicina, le acompa?a en algunas ocasiones.

Lleva desde 2000 levantando fosas. "Cuando las abrimos siento que no es solo la historia de otros sino tambi¨¦n la m¨ªa". Lo explica: "Seguramente mi propia vida est¨¢ condicionada por lo que signific¨® esa tragedia en mi propia familia y en la de muchos".

Apasionado por su trabajo, este le ha permitido "tomar conciencia" y "enriquecerse en lo humano" al asistir a lo que dice el concejal de un pueblo, el vecino o la hija de una v¨ªctima cuando se abre una fosa. No se olvida de ninguna.

Una hora despu¨¦s, entramos en el terreno de la ¨¦tica y la pol¨ªtica. "Buscamos el c¨®mo y el porqu¨¦ de los hechos de una forma objetiva e imparcial en cualquier frente". No existen los colores en este asunto, aunque esto le haya supuesto alg¨²n problema. Afirma que es un un error cuando los pol¨ªticos dicen que van a dignificar a la v¨ªctima, "?acaso perdi¨® la dignidad? No podemos devolver la dignidad a quienes no la perdieron".

Con Chile, llegan los postres. En mayo fue parte del equipo forense en la exhumaci¨®n de los restos del presidente Salvador Allende. "Un trabajo emocionante en el que se implicaron las autoridades y la familia". Le traen una mamia (cuajada) para ligarla en el momento. Un reloj de arena marca el tiempo. "No puedo adelantar nada, pero dentro de tres meses presentaremos el informe con los an¨¢lisis. Eso s¨ª, existe un consenso absoluto", remata. Habr¨¢ que esperar para saber si Allende fue asesinado.