El desorden establecido
"Prefiero la injusticia al desorden". Goethe se podr¨ªa haber ahorrado esta afirmaci¨®n poco simp¨¢tica, m¨¢s propia de un privilegiado ego¨ªsta que de un gran escritor humanista. Una alternativa absurda. El desorden es un factor multiplicador de la injusticia, pero la injusticia es el peor desorden. En palabras de Mounier, el fundador de Esprit, es el "desorden establecido". Los causantes de este desorden, pol¨ªtico y econ¨®mico, est¨¢n encantados de encontrar y generar ocasiones para transferir la responsabilidad del mismo a sus v¨ªctimas, en especial si se rebelan. As¨ª ocurri¨® a ra¨ªz de los incidentes del 15-J en el entorno del Parlament.
Creo que ya se han dado los argumentos por los cuales no fue una buena iniciativa y sirvi¨® al Gobierno para criminalizar a todos los indignados presentes, ausentes y futuros. No era realista suponer que se podr¨ªa impedir la entrada a los diputados y dif¨ªcilmente se podr¨ªan evitar brotes de violencia, de una parte y otra, pues la ocasi¨®n era propicia. El 15-J se impuso la voluntad m¨¢s elemental, la de expresarse, lo cual favoreci¨® a algunos violentos y a los provocadores habituales. El domingo 19, en cambio, se manifest¨® una ciudadan¨ªa casi cien veces mayor que demostr¨® una indignaci¨®n profundamente sentida pero madura. Es cierto que muchos ciudadanos, incluso bastantes con experiencia pol¨ªtica, claman contra los pol¨ªticos y les niegan representatividad. Hay una indignaci¨®n espont¨¢nea contra los gobernantes, los legisladores y los directivos de bancos y grandes empresas por sus privilegios y por sus complicidades, contra una democracia autista que no escucha y no resuelve nada de lo que afecta a las mayor¨ªas sociales. Se ha creado una enorme distancia entre la ciudadan¨ªa y la pol¨ªtica recluida en las instituciones, en un escenario donde todos parecen iguales, una oligarqu¨ªa pol¨ªtico-econ¨®mica en la cual los pol¨ªticos aparecen como t¨ªteres interesados de los ricos o son subalternos sin arte ni parte. Todos ellos son incapaces de proponer soluciones de presente e ilusiones de futuro a unos j¨®venes que no conocieron la dictadura pero s¨ª la frustraci¨®n de sus expectativas personales y colectivas.
Los causantes de este desorden est¨¢n encantados de transferir la responsabilidad del mismo a sus v¨ªctimas
La reacci¨®n del domingo 19 demuestra lo desproporcionado y deshonesto de las campa?as criminalizadoras promovidas por gobernantes y algunos medios de comunicaci¨®n. Un presidente hist¨¦rico, un se?orito con el miedo propio de alguien que forma parte de un mundo protegido por sus privilegios, denunciando a todos los indignados, a sabiendas que la gran mayor¨ªa no son ni delincuentes ni violentos. Y mejor no nombrar al consejero de turno, su aspecto de secundario malvado de un spaghetti western expresa muy bien la calidad del personaje. Y tambi¨¦n espect¨¢culos pat¨¦ticos, como los tertulianos de un conocido programa televisivo matinal que el 15-J reun¨ªa a dos pavos reales y una se?ora "insignificante por excesiva" (Talleyrand) que se explayaron en la denuncia de estos "peligrosos enemigos de la democracia que asaltan al Estado de derecho".
?A qu¨¦ se debe una reacci¨®n tan primaria o quiz¨¢s tan perversa? Es evidente que se trata de una operaci¨®n pol¨ªtica por parte de los gobernantes y de los medios de comunicaci¨®n y econ¨®micos que les marcan la l¨ªnea que seguir. El plus hist¨¦rico corresponde seguramente a la cobard¨ªa propia de gentes que viven en un mundo encerrado sobre s¨ª mismo y que intuyen que puede tambalearse. Es la emergencia de un malestar profundo que moviliza energ¨ªas sociales enormes que han descubierto que lo que nos venden como democracia es una coartada y una falsedad, una democracia formal imperfecta, limitada y excluyente. La democracia real, material, la que corresponde a las pol¨ªticas p¨²blicas que dan sentido a la democracia pol¨ªtica, que reducen desigualdades y hacen efectivos los derechos de todos, ha sido abandonada por parte de gobiernos que se alternan, pero ninguno propone alternativas. El triunfo del 15-M es este: resocializar la pol¨ªtica desde la calle, dar miedo a poderes menos leg¨ªtimos que legales, decir no. Algo se ha puesto en marcha que representa futuros posibles. Y algo aparece hoy como caduco, las ¨¦lites pol¨ªticas y financieras que nos han llevado al borde del precipicio y al colmo de la injusticia. Democracia y Estado de derecho s¨ª... para todos.
Jordi Borja es urbanista.
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