El ¨²ltimo socialdem¨®crata de Converg¨¨ncia i Uni¨®
La fama de hombre paciente que arrastra Xavier Trias tiene mucho que ver con una llamada que recibi¨® un d¨ªa de enero de 1996 siendo consejero de Sanidad. El presidente Pujol quer¨ªa verle, y deprisa. Ten¨ªa un nuevo encargo para ¨¦l: que se hiciera cargo del Departamento de Presidencia, una suerte de regalo envenenado: un lujo de puesto por lo que supon¨ªa de cercan¨ªa a la esfera del poder presidencial, pero un peque?o infierno porque implicaba meter en cintura a un Gobierno que acababa de perder la mayor¨ªa absoluta y necesitaba h¨¢biles negociadores para buscar apoyos en el Parlament. Pujol, eso s¨ª, le hizo una advertencia: "No veas este nombramiento en clave sucesoria". O sea que le vaticinaba m¨¢s problemas que recompensas.
Trias no solo tuvo que gestionar la debilidad parlamentaria de CiU en el Parlament. A partir de 2000, ya como jefe de filas de CiU en el Congreso, tuvo que justificar los apoyos al PP cuando este ya contaba con mayor¨ªa absoluta en el Congreso y arrastraba a los nacionalistas catalanes hacia terrenos tan pantanosos como el del trasvase del Ebro. La alcald¨ªa de Barcelona, que alcanza con 64 a?os, es su primera ocasi¨®n para brillar con luz propia. Se ve con fuerzas para estar ah¨ª ocho a?os.
M¨¦dico pediatra de profesi¨®n, Trias nunca ha ocultado que procede de buena familia de la Rambla de Catalunya, con ch¨®fer y un ej¨¦rcito de criadas a su servicio, aunque ¨¦l prefiere llamarla "familia acomodada". Xavier Trias, el segundo de 12 hermanos, tuvo oportunidad de foguearse en casa con los conflictos propios de cualquier familia de tal calibre. Esto, junto a los apellidos y a la buena educaci¨®n recibida en los Jesuitas de Sarri¨¤, pes¨® mucho en la conformaci¨®n de car¨¢cter abierto y el don de gentes que siempre ha cultivado. Es un encantador de serpientes.
Entr¨® en pol¨ªtica pese a la firme oposici¨®n de su padre -"te vas a meter en l¨ªos", le dijo- y tras a?os de militancia en Comisiones Obreras. Lo hizo de la mano del entonces consejero de Sanidad, Josep Laporte, que busc¨® en Trias una especie de escudo protector ante los que le hac¨ªan la vida imposible en Converg¨¨ncia por su pasado "izquierdista". A pesar de su pasado sindicalista, cuentan en su equipo que los ¨²nicos que suelen salir defraudados de su despacho en cualquier negociaci¨®n son precisamente los sindicatos.
La colaboraci¨®n que mantuvo con Laporte durante muchos a?os le encumbr¨® directamente como unos de los m¨¢ximos representantes del ala socialdem¨®crata de Converg¨¨ncia, hoy pr¨¢cticamente desmantelada por el empuje de los neoliberales. Trias se muestra firme defensor de la sanidad p¨²blica y en el Congreso recuerdan c¨®mo rechaz¨® en su d¨ªa las tesis que abonaba el Banco Mundial para que los pa¨ªses de renta media dieran prioridad a la sanidad privada. Pujol se fij¨® precisamente en esta sensibilidad para hacerle consejero de Sanidad primero y darle todo tipo de encargos complicados despu¨¦s. Y de hecho, como Pujol, suele referirse a los m¨¢s d¨¦biles de la sociedad como "aquellos que no siguen".
Casado con Puri Arraud y padre de cuatro hijos, el nuevo alcalde ha aprendido a sacar tajadada de sus defectos. Destroza el catal¨¢n y no duda en llenar sus discursos de intrincadas palabras pese a sus dificultades para enfrentarse con el sonido de la letra erre. Ya tampoco disimula el temblor de su mano derecha, que le ha obligado a desmentir todo tipo de rumores, incluido el de un supuesto Parkinson. Es "temblor intencional", aclara, del que se acent¨²a cuando uno m¨¢s quiere disimularlo. Y lo tiene desde los 15 a?os, asegura.
No dar¨¢ grandes sorpresas. Ni para bien ni para mal, aseguran sus colaboradores. Ha conseguido mantenerse a flote siempre en Converg¨¨ncia sin mojarse demasiado en debates sobre el soberanismo y pese a haber justificado todos los pactos alcanzados con el PP de Aznar. Ahora se ha rodeado de un ej¨¦rcito de fieles que le han seguido siempre en su aventura municipal, que ya dura ocho a?os, toda una eternidad en pol¨ªtica, sobre todo si se pasan en la oposici¨®n.
Es precisamente esta tenacidad lo que le ha distinguido de sus antecesores y ha hecho que consiguiera romper la maldici¨®n que pesaba sobre CiU en Barcelona. Ni Francesc Xavier Millet, ni Ramon Trias Fargas, ni Josep Maria Cullell, ni Joaquim Molins, ni Miquel Roca ni Joaquim Molins aguantaron m¨¢s de dos intentos. Trias, como Artur Mas, lo ha conseguido a la tercera.
Primer acto: adi¨®s a Vilar¨®
El primer acto de gobierno de Trias como alcalde ha sido una destituci¨®n: la del intendente Xavier Vilar¨®, hasta ahora jefe de la Guardia Urbana. Lo sustituir¨¢ el n¨²mero dos del cuerpo, Evelio V¨¢zquez. En campa?a, Trias afirm¨® que Vilar¨® no era persona de su confianza. Y aunque no habl¨® abiertamente de prescindir de ¨¦l, la salida del jefe policial era m¨¢s que previsible. Vilar¨® ha sufrido un gran desgaste desde junio de 2008, cuando fue alcanzado por una pelota de goma lanzada por los Mossos d'Esquadra en una celebraci¨®n deportiva. El incidente provoc¨® un rifirrafe entre ambos cuerpos. Trias considera que la coordinaci¨®n policial es b¨¢sica para enderezar el rumbo de la seguridad en Barcelona.
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