Y Kvitova saca la furia

Mucho antes del t¨ªtulo (6-3 y 6-4 a la rusa Sharapova) estuvo la ni?a Petra Kvitova, que naci¨® en Bilovec, una ciudad de 6.000 habitantes perdida en la Rep¨²blica Checa; que creci¨® para jugar en el club Prostejov, financiada por un magnate local; y que entonces se cruz¨® en los vestuarios, temblorosa y muda, con una tal Martina Hingis.

Pero claro, ayer Kvitova no era esa ni?a, sino una furia sobre la pista, tenista zurda de violento golpeo, que desarbol¨® a la exn¨²mero uno igual que una tormenta sacude todo lo que se encuentra a su paso. "Es dif¨ªcil encontrar palabras", dijo la campeona sobre la pista, emocionada. Tras su sonrisa, sin embargo, se escond¨ªa tanto la chica de 21 a?os como sus problemas de asma. De esos dientes con aparato, sin embargo, ven¨ªan los mordiscos que hab¨ªa ido lanzando la campeona toda la tarde. La zurda no lanz¨® pelotas, sino piedras. Sharapova, hundida por sus dobles faltas, se inclin¨® ante su pegada.

"Golpea muy fuerte", dijo la rusa, que buscaba su segundo Wimbledon tras el conquistado en 2004. "Saca ganadores desde cualquier sitio. Fue m¨¢s agresiva que yo, le peg¨® m¨¢s duro y m¨¢s profundo. Sus tiros son muy planos. Se cre¨® oportunidades desde posiciones muy dif¨ªciles. A veces es demasiado buena...".

Tras su victoria, Kvitova se reuni¨® con Martina Navratilova y Jana Novotna, dos checas que le precedieron en la cumbre del ¨¦xito. Juntas las tres, lloraron. Fue el final de su tarde de ensue?o. El ¨²ltimo juego midi¨® las hechuras de la nueva campeona. Kvitova se enfrent¨® a la presi¨®n de vencer un juego que le daba m¨¢s que un t¨ªtulo, la gloria. Lo gan¨® en blanco. Lo cerr¨® con un ace. El sello de una nueva estrella.