Analog¨ªas y lecciones
Le¨ªa hace poco una entrevista con Jos¨¦ Luis Sampedro en la que dec¨ªa que desde que empez¨® a entender al hombre como especie biol¨®gica, como un ser privilegiado pero natural, hab¨ªa aprendido a ver el mundo de otra manera.
Esta afirmaci¨®n de Sampedro, recuerden que es un economista am¨¦n de novelista y ensayista, me hizo recordar que la visi¨®n de la econom¨ªa y la sociedad como parte del medio ambiente ayuda a tener una perspectiva de la crisis econ¨®mica m¨¢s completa. Y no porque cambie nada sustancial, sino porque la visi¨®n de la humanidad integrada en el medio natural a?ade nuevas perspectivas que sirven para entender parte de lo que nos acontece. Las he catalogado como analog¨ªas y lecciones; analog¨ªas porque sin duda la crisis econ¨®mica y la crisis ambiental tienen caracter¨ªsticas que son similares. Y lecciones, porque cuando se analiza un caso paradigm¨¢tico como el cambio clim¨¢tico desde la perspectiva de la econom¨ªa del bienestar, se pueden derivar ense?anzas de utilidad.
Las similitudes entre clima clim¨¢tico y crisis: la globalidad y los da?os enormes causados
La no aplicaci¨®n del principio de precauci¨®n est¨¢ pasando una tremenda factura
Las similitudes, entre la crisis econ¨®mica y el cambio clim¨¢tico, resumiendo mucho y aunque en plazos y naturaleza diferente, son, por un lado, su globalidad a escala pr¨¢cticamente planetaria y, por otro, los enormes da?os causados.
La primera analog¨ªa tiene que ver con la importancia para el sistema econ¨®mico de la existencia de suficiente liquidez. Sin liquidez, la econom¨ªa no puede funcionar y, a corto plazo, se colapsa. Igualmente para que el sistema funcione el medio ambiente es imprescindible. Sin los activos naturales que el planeta tierra nos proporciona de forma gratuita y los servicios (entre otros econ¨®micos) que nos presta la vida, tal y como la entendemos, ser¨ªa imposible.
La segunda analog¨ªa est¨¢ relacionada con el fracaso de mercado que ha acontecido en el sector financiero y que se repite en el caso del cambio clim¨¢tico. Las personas utilizamos los activos ambientales sin tener en cuenta los efectos externos que con nuestras acciones - contaminaci¨®n, excesiva explotaci¨®n de los recursos- generamos. De la misma manera, una parte del sector financiero ha actuado sin tener en cuenta los costes sociales, no s¨®lo privados, que sus arriesgadas decisiones pueden ocasionar.
Como ¨²ltima analog¨ªa piensen en activos como el carb¨®n cuyo efecto sobre el clima de la tierra nos permite catalogarlos como t¨®xicos de forma an¨¢loga a las hipotecas suprime o basura que generaron la burbuja financiera e inmobiliaria origen de esta crisis tan penosa. Los activos t¨®xicos no son exclusivos del mundo ambiental; tambi¨¦n el mundo financiero sabe de ellos.
De estas analog¨ªas pueden derivarse tres lecciones que no estar¨ªa mal tener en cuenta de cara al futuro.
La crisis financiera, con efectos en la econom¨ªa real, nos ha situado en una posici¨®n en la que muchos productos financieros se han convertido en algo tan sofisticado que es dif¨ªcil incluso para los m¨¢s expertos saber qu¨¦ es lo que realmente hay detr¨¢s de los mismos. Consecuentemente no se han podido aplicar principios contables sensatos.
Similarmente cuando tratamos del medio ambiente hemos aprendido que es dif¨ªcil que podamos llevar a cabo acciones o pol¨ªticas eficaces y de car¨¢cter sostenible sin disponer de una contabilidad f¨ªsica basada en el an¨¢lisis de los flujos de materiales. Una contabilidad que indique cu¨¢nto capturamos de los activos ambientales para ser utilizados en nuestros procesos productivos o cu¨¢l es la huella ecol¨®gica que la producci¨®n de cualquier unidad de un bien de consumo origina.
Estas lecciones est¨¢n ligadas al hecho de que actualmente haya muchas personas que se pregunten por qu¨¦ habiendo, como ha habido, unos culpables originarios de lo acontecido, son los que no la han originado los que han de pagar las consecuencias. En EE UU ya ha comenzado la tarea de buscar responsabilidades y culpables. Y esto es an¨¢logo al principio de 'el que contamina paga' que fue muy criticado inicialmente en el campo de la econom¨ªa ambiental pero que ha dado frutos saludables a la hora de gestionar activos naturales.
Y como tercera lecci¨®n ?qu¨¦ decir del principio de precauci¨®n, viejo amigo de muchos an¨¢lisis y utilizado, aunque con muchos recelos iniciales, en el terreno ambiental? El principio de precauci¨®n se predica cuando no se conocen con certeza los efectos de ciertas acciones sobre el medio ambiente o sobre los recursos naturales sean o no renovables. Evidentemente este principio ni se ha tenido en cuenta ni se ha aplicado como debiera en las decisiones financieras anteriores al verano del a?o 2007 que fue cuando explotaron las dos burbujas. Si se hubiera hecho, probablemente muchos de los da?os pod¨ªan haber sido evitados.
Si algo parece claro es que una teor¨ªa econ¨®mica muy permisiva con los mecanismos propios del mercado y poco h¨¢bil a la hora de detectar fallos ha favorecido el relajamiento de las normas que gu¨ªan la asunci¨®n de riesgos. Y este relajamiento, en otras palabras, la no aplicaci¨®n del principio de precauci¨®n est¨¢ pasando una tremenda factura.
Sirvan estos p¨¢rrafos para ilustrar c¨®mo desde la denominada econom¨ªa real-real (econom¨ªa f¨ªsica, material) se podr¨ªan haber derivado ense?anzas para la econom¨ªa real (econ¨®mica) que hubieran prevenido da?os de los que hoy nos lamentamos.
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