Los Pibes Chorros cantan a Carlitos
A Argentina le va bien. Lleva a?os, con los sucesivos gobiernos Kirchner, de fuerte crecimiento econ¨®mico que ha sacado al pa¨ªs de la depresi¨®n y angustia que caus¨® la crisis del corralito. Ahora son mucho m¨¢s optimistas y han recuperado la confianza en la capacidad del Gobierno para manejar el pa¨ªs. Ha aumentado el empleo, aunque mucho sea precario e informal. Pero sigue existiendo un alto nivel de verdadera pobreza (superior al 20% seg¨²n datos de consultoras privadas) y la vida en algunos barrios sigue siendo muy dif¨ªcil. Aqu¨ª no se cantan narcocorridos, como en M¨¦xico, pero existe un g¨¦nero musical que se llama la cumbia-villera, que sale de las villas, los barrios m¨¢s pobres, marginales y conflictivos de Buenos Aires y de su entorno. El grupo m¨¢s conocido se llama Pibes Chorros (Muchachos Ladrones), arrastra multitudes y le canta a sus colegas: "Alucinado todo el d¨ªa, reloco de la cabeza, est¨¢s m¨¢s duro que una mesa, porque viv¨ªs empastillado, viv¨ªs empastillado".
Messi no es nadie para ellos. Es a T¨¦vez a quien admiran: "El pibe su sue?o cumpli¨®"
Los Pibes Chorros tienen claro que Lionel Messi no es nadie para ellos. Para ser su ¨ªdolo no es suficiente ser el mejor jugador del mundo, hace falta ¨¦pica, haber nacido en un barrio feroz, haberse peleado en la calle y luchado contra todo y contra todos en defensa de los colores de tu barrio y de tu gente. Maradona reun¨ªa, y re¨²ne, esas condiciones. El pobre Lionel Messi, no. Quien mejor representa esa narrativa es, sin duda, Carlitos T¨¦vez y es a ¨¦l a quien le cantan y con quien bailan en sus conciertos villeros: "El pibe su sue?o cumpli¨® y ahora tira los ca?os y ahora todos pagando. Carlitos est¨¢ disfrutando, Carlitos ta disfrutandooooo".
T¨¦vez tiene una fea cicatriz que le marca el cuello y el pecho. Se quem¨® con agua hirviendo cuando era un ni?o y viv¨ªa en Fuerte Apache, el barrio de bloques pobres y violento que se construy¨® a mediados de los sesenta para sacar las chabolas del m¨¢s c¨¦ntrico Retiro. Los militares lo llamaron Ej¨¦rcito de los Andes, pero sus vecinos siempre supieron que aquello era Fuerte Apache y Carlitos recibi¨® pronto el apodo correspondiente. Siempre se ha negado a hacerse la cirug¨ªa est¨¦tica y sus seguidores le reconocen la herida como una condecoraci¨®n. Uno es lo que es, proclama, y su barrio es consciente del dinero que El Apache lleva entregando discretamente desde hace a?os. Todos los pibes chorros de Buenos Aires lo agradecen y le admiran, pero no se enga?an sobre su propio porvenir: "Queremos las manos de todos arriba porque el primero que se haga el ortiga, por pancho y careta le vamos a dar. Aunque no nos quieran, somos delincuentes, robamos blindados, locutorios y mercados. No nos cabe una, estamos rejugados".
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