Sanidad, insostenibilidad o propaganda
Otra vez a vueltas con la insostenibilidad de los servicios p¨²blicos. En esta ocasi¨®n, del sistema sanitario, al igual que hace un a?o estuvo en el punto de mira el sistema p¨²blico de pensiones. Una vez m¨¢s, nos enfrentamos a denuncias que acaban siendo la antesala programada de nuevos recortes a nuestro Estado del medioestar que, con actuaciones de estas caracter¨ªsticas, retrocede hacia el malestar social y la crisis de legitimidad de las instituciones democr¨¢ticas. Son las consecuencias del golpe de mercado que vivimos.
Sus responsables tratan de inculcarnos el miedo y la incertidumbre. Buscan una suerte de transmutaci¨®n de la econom¨ªa del riesgo al sistema social, para lo cual vinculan la crisis al d¨¦ficit p¨²blico y este al gasto social, justificando as¨ª los ajustes y recortes sociales -que ellos llaman valientes, en vez de dolorosos- para salir de la crisis. Sin embargo, estamos frente a la mentira y, aunque se repita 100 veces, no deja de serlo a la vez que mera propaganda.
PP y CiU claman por una operaci¨®n de rescate y un pacto de Estado sobre sanidad. ?Cu¨¢nto cinismo!
Hace algo m¨¢s de un a?o nadie dudaba de la viabilidad y sostenibilidad de nuestro sistema p¨²blico de pensiones. A ello ayudaba que las retribuciones a nuestros jubilados representan un 70% de la media comunitaria, con un coste en relaci¨®n al producto interior bruto perfectamente asumible -inferior en tres puntos del PIB a la medida de la UE-, con gastos de gesti¨®n ¨ªnfimos y con una contribuci¨®n de m¨¢s de 12 puntos a la disminuci¨®n del ¨ªndice de pobreza. Al tiempo, todo era silencio con respecto a las enormes p¨¦rdidas de los fondos privados de pensiones.
Y lleg¨® el golpe de mercado. A partir de mayo de 2010 lo blanco se convirti¨® en negro y el sistema p¨²blico de pensiones pas¨® a ser, ya sin rodeos, ese oscuro objeto del deseo de la banca, los fondos de inversi¨®n y de pensiones y, c¨®mo no, de los organismos internacionales. La sostenibilidad se torn¨® en insostenibilidad y las imprescindibles reformas ejecutaron un recorte que romp¨ªa por primera vez en un siglo con la conquista hist¨®rica de la jubilaci¨®n a los 65 a?os debido al cambio demogr¨¢fico, ?como si este hubiera sido una sorpresa!, y eso que los sindicatos paliaron el ajuste.
Ahora lo que han puesto en el punto de mira es al Sistema Nacional de Salud. Uno de los cinco mejores sistemas sanitarios p¨²blicos del mundo en resultados con su poblaci¨®n y, al mismo tiempo, uno de los m¨¢s eficientes y con menos gasto se ha convertido para la derecha pol¨ªtica y econ¨®mica en un sistema insostenible. Incluso lleva a que PP y CiU clamen ya abiertamente por una operaci¨®n urgente de rescate y un Pacto de Estado. ?Cu¨¢nto cinismo! Los mismos que primero retrasaron y luegoimpidieron el Pacto de Estado por la Sanidad, ahora lo reclaman.
Pero todo esto se ve¨ªa venir. Quienes ahora se rasgan las vestiduras con la supuesta insostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y pujan para ver qui¨¦n le atribuye mayor d¨¦ficit (van desde los 9.000 hasta los 15.000 millones de euros) son los que se han beneficiado de los m¨¢rgenes de ineficiencia con su mala pol¨ªtica. Primero, mediante la medicalizaci¨®n y medicamentalizaci¨®n de la salud; luego con las nuevas formas de privatizaci¨®n o la parasitaci¨®n de la gesti¨®n del sistema p¨²blico, etc¨¦tera. Los intereses privados que rodean al sistema p¨²blico ya no ganan lo que ganaban, por lo que tratan de aprovechar el duelo existente entre los cirujanos del d¨¦ficit (el Gobierno central, las CC AA, la Comisi¨®n Europea, el Banco de Espa?a, el PP o los nacionalistas conservadores) para cambiar el modelo universal, p¨²blico y gratuito, por un modelo mixto de colaboraci¨®n p¨²blico-privada. Es su oportunidad de oro.
Su fetiche es el copago -o repago, como si los ciudadanos no financiasen ya el Sistema Nacional de Salud- y, adem¨¢s, sin reconocer que es una medida insignificante para financiar el sistema y contraproducente a medio plazo para la salud de los m¨¢s d¨¦biles y, por ende, para el gasto sanitario. El ¨²nico ep¨ªgrafe donde ya existe copago -el gasto farmac¨¦utico- hizo que este aumentara el doble con relaci¨®n al resto del gasto sanitario. Ah¨ª est¨¢n las cifras hist¨®ricas.
Lo que estos salvadores de la salud callan es que del modelo que buscan extender a nivel estatal ya se conoce su fracaso, tanto en casa como en nuestro vecindario. Sus resultados en salud son peores y su gesti¨®n, m¨¢s cara, si no que se lo pregunten a las maquilladas listas de espera de Esperanza Aguirre o a sus pacientes m¨¢s graves desplazados a los todav¨ªa hospitales totalmente p¨²blicos para blanquear la hoja de servicio de sus flamantes nuevos centros. Lo que no dicen es que al calor de la grave crisis econ¨®mica pretenden convertir el derecho a la salud de todos en el negocio de unos pocos.
Nuestro sistema p¨²blico padece cr¨®nicamente de una escasa financiaci¨®n, como escaso es nuestro modelo impositivo hacia las rentas y los patrimonios m¨¢s altos, precisamente esas que se pueden pagar sin problemas una sanidad privada en lo cotidiano, aunque recurran a la p¨²blica en casos puntuales y graves. Es la misma burla de aquellos que recetan rebajas de impuestos mientras alarman sobre la insostenibilidad del sistema.
Es cierto tambi¨¦n que se puede ser m¨¢s eficiente, sobre todo en condiciones de crisis. Pero no vale el recorte y, mucho menos, la amputaci¨®n, machete en mano, propuesta por las derechas para mantener e incluso incrementar el nicho de negocio de los lobbies de quienes son portavoces. La eficiencia puede ayudar a reducir el gasto en farmacia y en tecnolog¨ªas, m¨¢s altos que la media de nuestro entorno, y mejorar as¨ª la calidad y la seguridad de la atenci¨®n. Se pueden revisar las inversiones del m¨¦todo PFI, las encomiendas de gesti¨®n, se pueden integrar y simplificar subsistemas privilegiados que heredamos del pasado, etc¨¦tera... Pero, claro, estas medidas fortalecer¨ªan el modelo p¨²blico y se trata de lo contrario, ?o no?
Gaspar Llamazares Trigo es presidente y portavoz de IU en la Comisi¨®n de Sanidad, Pol¨ªtica Social y Consumo del Congreso.
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