Sombras chinescas
Mientras Europa se asoma al abismo de la deuda y Obama discute con el Congreso en Washington elevar el techo de la norteamericana para evitar que EE UU declare el impago de sus obligaciones, China celebra estos d¨ªas el 90? aniversario del partido comunista que fundara Mao. "Sin el PCCh no habr¨ªa una nueva China", pregonan los carteles sobre fondo rojo, igual que las banderas, lo ¨²nico rojo que a¨²n persiste en el Imperio del Centro. Es una historia de ¨¦xito, heredera sin embargo de algunas de las mayores salvajadas del siglo XX cometidas por el Gran Timonel: el Gran Salto Adelante con la colectivizaci¨®n de la agricultura, 45 millones de muertos, y la Revoluci¨®n Cultural, ahora oficialmente sepultadas en el olvido. El PCCh, el dinosaurio que aplic¨® una implacable ingenier¨ªa social sobre una poblaci¨®n miserable e inerme, ha sabido adaptarse mientras el comunismo era enterrado por la historia. Los 78 millones de miembros del partido son hoy los capitalistas con m¨¢s ¨¦xito en el mundo. Han sacado de la pobreza a m¨¢s de 300 millones de chinos y en las ¨²ltimas seis d¨¦cadas han multiplicado por 30 el PIB del pa¨ªs, loado sea el peque?o Deng; China ha superado ya econ¨®micamente a Jap¨®n y Alemania y, en 10 o 15 a?os, adelantar¨¢ a EE UU. Se ha creado una amplia clase media que a¨²n soporta, a cambio de bienestar, la represi¨®n de las libertades. Los chinos de la ¨²ltima generaci¨®n saben ya que vivir¨¢n mejor que sus padres; en Europa y en Estados Unidos, los hijos admiten que no alcanzar¨¢n el nivel de sus mayores. Todo parece darle la raz¨®n a la canci¨®n de REM: es el fin del mundo como lo hemos conocido.
Desde Occidente vemos con una mezcla de estupefacci¨®n e inquietud el ascenso de China
Desde Occidente vemos con una mezcla de estupefacci¨®n e inquietud el ascenso de China. Su emergencia es el primer desaf¨ªo geoestrat¨¦gico del siglo XXI. Kissinger, autor de la normalizaci¨®n diplom¨¢tica entre Washington y Pek¨ªn, estima en su libro On China que EE UU debe ceder el paso al ascenso de China para evitar un conflicto tr¨¢gico. Por el contrario, la actual jefa de la diplomacia norteamericana, Hillary Clinton, acaba de declarar a la revista The Atlantic que el sistema chino est¨¢ condenado al fracaso, porque al suprimir la democracia va contra la historia. El constante intento que hacemos desde Occidente por descifrar China provoca un espect¨¢culo de sombras chinescas. La luz que utilizamos es insuficiente, lo mismo que la herramienta: nuestra percepci¨®n, nuestra cultura, nuestros prejuicios. El resultado en la pared de enfrente es un teatro de sombras incapaz de ofrecer una imagen completa y real del pa¨ªs en el que vive casi la cuarta parte de la humanidad. Los que lo intentan producen una rara unanimidad. Vean los ¨²ltimos libros publicados por especialistas: Cuando China gobierne el mundo: El final del mundo occidental y el nacimiento de un nuevo orden global, o El consenso de Pek¨ªn. C¨®mo el modelo autoritario chino dominar¨¢ el siglo XXI.
China SA: un capitalismo desmandado, pero con planes quinquenales y el tipo de cambio del yuan manipulado, no permite la propiedad privada de la tierra. Gestionado de una manera no ideol¨®gica con potentes inversiones en grandes infraestructuras: el reci¨¦n inaugurado tren r¨¢pido Pek¨ªn-Shanghai, menos de cinco horas para 1.318 kil¨®metros, el segundo aeropuerto de Pek¨ªn y otros 54 nuevos aer¨®dromos en otras tantas ciudades. Nueve caballeros de mediana edad, bien trajeados y repeinados, como jefes de planta de un gran almac¨¦n, dirigen China desde Zhongnanhai, la Ciudad Prohibida. Integran el Comit¨¦ Permanente del Politbur¨®; todos, menos uno, son ingenieros. Entre ellos se encuentra ya un principito, taizadang, heredero din¨¢stico. Xi Jinping, hijo de un h¨¦roe de la Larga Marcha, designado para convertirse en 2012 en el n¨²mero uno, sucediendo a Hu Jintao en el previsto cambio de liderazgo. Los nueve act¨²an por consenso y han adoptado una importante decisi¨®n. El modelo econ¨®mico basado hasta ahora en las exportaciones baratas, producidas con salarios bajos, debe dar paso a un crecimiento espoleado por el consumo privado. Los salarios est¨¢n subiendo. Pero las costuras estallan: excesivo endeudamiento de los bancos y los Gobiernos locales, la burbuja inmobiliaria amenaza con reventar, se multiplican los conflictos sociales; aumentan las distancias entre el campo y las ciudades; la poblaci¨®n china envejece y pronto desaparecer¨¢ el dividendo demogr¨¢fico que produc¨ªa una ininterrumpida mano de obra joven y barata; la corrupci¨®n ha enraizado. Los dirigentes est¨¢n preocupados. Temen que el fuerte crecimiento no vaya acompa?ado de la armon¨ªa que persiguen y desequilibre la sociedad provocando des¨®rdenes. Refuerzan las medidas represivas, censuran Internet, esp¨ªan a sus ciudadanos. El sistema se siente vulnerable. Con todas las sombras que proyecta el consenso de Pek¨ªn, China est¨¢ demostrando que el modelo occidental no es la medida de todas las cosas. En tiempos de crisis, el autoritarismo eficaz gana legitimidad.
fgbasterra@gmail.com
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