Fr¨¢gil modelo
La salida de Oliart evidencia la debilidad de una RTVE que sigue siendo v¨ªctima del sectarismo
La dimisi¨®n de Alberto Oliart al frente de RTVE ha puesto en evidencia la fragilidad del modelo de radiotelevisi¨®n p¨²blica estrenado hace apenas cinco a?os. La reforma impulsada por el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero fue aplaudida por el sector audiovisual, los profesionales y la clase pol¨ªtica, porque sentaba las bases de un servicio p¨²blico desgubernamentalizado. Cambi¨®, por ejemplo, el sistema de elecci¨®n de su presidente, que pas¨® de ser designado por el Ejecutivo a ser seleccionado por una mayor¨ªa de dos tercios en el Congreso, lo que obliga a elegir una persona consensuada por los dos grandes partidos: PP y PSOE. El nuevo estatuto impuso, adem¨¢s, un mandato de seis a?os, lo que por fuerza desvincula su nombramiento de los cambios de legislatura y, con el mismo esp¨ªritu, organiza la permanencia en turnos diferentes de los miembros del Consejo de Administraci¨®n.
La estrategia sectaria y partidista que impera en la pol¨ªtica espa?ola -la misma que impide renovar el Tribunal Constitucional- ha echado por la borda esos logros. Sustituir al primer presidente de consenso, Luis Fern¨¢ndez, cuando el cambio de ciclo pol¨ªtico no se vislumbraba a¨²n en el horizonte, facilit¨® un segundo acuerdo entre Rajoy y Zapatero para designar a Oliart. Ahora, las dificultades para nombrar un sustituto, en virtud de la vieja y viciada concepci¨®n de una radiotelevisi¨®n p¨²blica al servicio del poder, parecen insuperables, lo que no viene a ser m¨¢s que otra muestra de las resistencias -sobre todo por parte del PP, pero no solo- a impulsar el modelo profesionalizado que se pretend¨ªa. As¨ª lo demuestra la incapacidad para renovar a la mitad de los miembros del Consejo (hace a?o y medio que expir¨® su mandato), la composici¨®n de dicho Consejo (dominado por la pol¨ªtica y el sindicalismo y m¨¢s parecido a un miniparlamento que a un ¨®rgano de direcci¨®n) y las reiteradas denuncias del PP de sectarismo hacia la televisi¨®n p¨²blica m¨¢s plural y rigurosa que Espa?a ha tenido en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas.
A la fragilidad de un modelo boicoteado por los mismos pol¨ªticos que lo pactaron se une una dif¨ªcil situaci¨®n financiera. Eliminados los anuncios, los ingresos debieran provenir de las tasas de televisiones privadas y operadores de telecomunicaciones, un sistema cuyo fracaso ha elevado la factura para el contribuyente: el a?o pasado registr¨® un d¨¦ficit de 47 millones y para este a?o se espera un nivel similar.
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