Cuba: el s¨ªndrome de Benjamin Button
A los hermanos Castro y a la nomenclatura cubana les gustar¨ªa ser como el protagonista del relato de Francis Scott Fitzgerald, El curioso caso de Benjamin Button, que David Fincher llev¨® al cine en 2008, con Brad Pitt como protagonista. Es la historia de un hombre que nace con el cuerpo de un anciano y va rejuveneciendo con el paso del tiempo hasta que muere a los 85 a?os con el aspecto de un beb¨¦.
La gerontocracia cubana desear¨ªa que su reloj biol¨®gico fuera como el de Benjamin Button para poder caminar hacia atr¨¢s en el tiempo. La cuadrilla de ancianos que gobierna Cuba desde hace m¨¢s de medio siglo se resiste a aceptar lo inevitable. Su vida y su obra est¨¢n a punto de fenecer. Pero ellos act¨²an como si fueran a vivir eternamente, como si su obra fuera a persistir. Viven encerrados en una caverna como la ideada por Plat¨®n, cegados por un vano solipsismo que les impide ver la realidad.
Los hermanos Castro no se dan cuenta de que su reloj no puede ir hacia atr¨¢s, que se detuvo hace tiempo
Las reformas son un lavado de cara, un espejismo en medio del desierto
Es dif¨ªcil creer que la revoluci¨®n cubana va a continuar despu¨¦s de la desaparici¨®n f¨ªsica de sus hacedores. Produce estupor ver a Ra¨²l Castro pegar parches con saliva en las velas desplegadas a todo trapo de un barco encallado. Sorprende ver al otrora L¨ªder M¨¢ximo bendecir sin rechistar las "reformas" de su hermano que, entre otras cosas, legitiman a los merolicos, los trabajadores por cuenta propia a los que demoniz¨® con acusaciones de "contrarrevolucionarios, bandidos, especuladores y lacra social explotadora".
Al sanedr¨ªn de ancianos que gobierna Cuba ya no les queda ni siquiera la verg¨¹enza de enrocarse en sus "convicciones". Han dejado de ser lo que dicen que fueron. En 1959, Fidel Castro dijo: "Queremos liberar de dogmas al hombre (...) el problema es que nos dieron a escoger entre un capitalismo que mata de hambre a la gente, y el comunismo, que resuelve el problema econ¨®mico pero que suprime las libertades tan caras al hombre". Cincuenta y dos a?os despu¨¦s no se sabe muy bien en qu¨¦ qued¨® aquella elecci¨®n porque en Cuba no hay libertades y tampoco se ha resuelto el problema econ¨®mico. Por eso Ra¨²l Castro, en un m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, parece inclinarse ahora por una mixtura entre comunismo y capitalismo, es decir que Cuba sea capitalista sin dejar de ser comunista. Como en el juego de Rayuela (se llama Pon, en Cuba), Ra¨²l Castro salta a la pata coja de una casilla a otra para salir del purgatorio y alcanzar el para¨ªso con cuidado de no caer en el infierno.
En su libro Rayuela, Julio Cort¨¢zar propone al lector una b¨²squeda a trav¨¦s del caos. Y eso es lo que parece estar haciendo Ra¨²l Castro. Despu¨¦s de destruir Cuba junto con su hermano, se postula ahora como arquitecto para reconstruir el pa¨ªs. Elemperador cubano sue?a con la Domus A¨²rea, la Casa de Oro que Ner¨®n edific¨® sobre las cenizas de la Roma que orden¨® incendiar. Las "reformas" que ha puesto en marcha son un lavado de cara, un espejismo en medio del desierto para hacer creer que el sistema puede reformarse desde dentro.
Si damos la vuelta al famoso anatema de Fidel Castro: "Dentro de la revoluci¨®n todo; contra la revoluci¨®n, nada", podr¨ªa decirse: "Contra la revoluci¨®n, todo; dentro de la revoluci¨®n, nada". A partir de esta premisa ?se puede encarar el futuro de Cuba? Hay muchas variables en juego. No se puede trazar una l¨ªnea divisoria entre los que miran al pasado y los que lo hacen al futuro. Dentro del r¨¦gimen hay fuerzas contrapuestas entre los duros y los pragm¨¢ticos; fuera de ¨¦l, la sopa de letras que forman el insilio y el exilio, hacen muy dif¨ªcil un frente com¨²n contra la dictadura. Sin embargo, todos esperan el hecho biol¨®gico, la desaparici¨®n f¨ªsica de los hermanos Castro.
La monarqu¨ªa cubana no tiene un heredero como en Corea del Norte o Siria. La revoluci¨®n devor¨® a sus propios hijos y no queda nadie con el carisma suficiente como para aglutinar a las distintas "familias" que controlan el pa¨ªs. La lucha por el poder puede ser despiadada como lo fue en la URSS tras la ca¨ªda del comunismo. No ser¨¢ por ideolog¨ªa sino por dinero. Como dicen los g¨¢nsteres de la pel¨ªcula El Padrino, de Francis Ford Coppola, "no es nada personal, solo son negocios".
En el caso de que la nomenclatura resuelva la disputa a la rusa, quiz¨¢ tambi¨¦n como en Rusia alumbren a un aprendiz de brujo que quiera "blanquear" la revoluci¨®n con un partido similar a Rusia Unida, de Vlad¨ªmir Putin. Si a Enrique IV de Francia, Par¨ªs bien le vali¨® una misa, el Putin cubano y su camarilla no tendr¨ªan inconveniente en someterse al veredicto de las urnas teniendo como tienen todos los resortes del poder en sus manos. Hay muchos intereses en juego y har¨¢n lo imposible por mantener el control sobre los recursos econ¨®micos del pa¨ªs.
Los partidos democr¨¢ticos y sus l¨ªderes, desconocidos por el pueblo cubano, tendr¨¢n que decidir si quieren participar en un juego desigual con rivales experimentados y con las cartas marcadas o, por el contrario, se inclinar¨¢n por un borr¨®n y cuenta nueva. Hay grupos radicales que rechazan todo contacto con la dictadura, pero otros preconizan un di¨¢logo con los "reformistas" para negociar una transici¨®n pac¨ªfica a la democracia. El modelo espa?ol es una referencia para ellos. Tambi¨¦n, la Concertaci¨®n de Partidos por la Democracia chilena, que aglutin¨® a los principales sectores de la oposici¨®n a Augusto Pinochet y derrot¨® al candidato de la dictadura en las elecciones presidenciales de 1989.
Es muy dif¨ªcil especular sobre lo que va a pasar en Cuba. La tarea que se ha propuesto Ra¨²l Castro para "actualizar" el modelo y garantizar la "irreversibilidad" del socialismo, es una quimera tan fant¨¢stica como el monstruo imaginario de la mitolog¨ªa griega que ten¨ªa tres cabezas, una de le¨®n, otra de cabra y otra de drag¨®n que sal¨ªa de su cola. Ra¨²l Castro no echa fuego por la boca, pero sus palabras son cenizas. Lo que arde en Cuba son los rescoldos de una hoguera apagada imposible de avivar.
Los babalawos, los sacerdotes de la santer¨ªa cubana utilizan un complejo sistema de adivinaci¨®n para que el orisha o dios Orula les revele el futuro. En ninguna de sus predicciones aparece Benjamin Button, un hombre que naci¨® con el cuerpo de un anciano y va rejuveneciendo con el paso del tiempo hasta que muere a los 85 a?os con el aspecto de un beb¨¦. Pero los hermanos Castro sue?an con parecerse a Benjamin Button. No quieren darse cuenta de que su reloj no puede ir hacia atr¨¢s. Su reloj se detuvo hace mucho tiempo.
Vicente Botin, excorresponsal de TVE en Cuba, es autor de Los funerales de Castro y Ra¨²l Castro: La pulga que cabalg¨® al tigre.
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