"Suerte loco, le queremos"
Rosario despide con cari?o a Marcelo Bielsa, mucho m¨¢s que un ¨ªdolo para la afici¨®n del Newell's Old Boys argentino y pr¨®ximo entrenador del Athletic
El conserje del Hotel Savoy, Santiago, piensa lo mismo que Luciano, vendedor de prensa de la esquina de Santiago con San Luis, Rosario. Y la se?ora Nadia, que a media tarde come palomitas esperando el turno para entrar en el cajero, y Mauricio, que apila las naranjas de su fruter¨ªa en Alvear, e incluso un vagabundo desdentado, que al caer el sol busca cobijo en la plaza de Espa?a, frente al Bar Central. Tambi¨¦n el camarero de la Patagonia Station, Mariano.
Todos tienen algo que les une por encima de ser rosarinos. Son leprosos; o sea, seguidores de Newell's Old Boys y, por consiguiente, idolatran a Marcelo Bielsa. Por algo le pusieron su nombre al viejo estadio, por algo Rosario es del Athletic desde que Josu Urrutia gan¨® las elecciones a la presidencia del club vasco el pasado jueves. Incluso los hinchas de Central le respetan y le valoran. "Preferimos que no vuelva a entrenar a los leprosos, pero ojal¨¢ volviera a la selecci¨®n", admite un veterano del Caf¨¦ El Cairo, donde pervive el esp¨ªritu de Roberto Fontanarrosa, otro canaya.
Dos mil personas se concentraron en su casa para pedirle que volviera a Newell's
Ahora, dos meses despu¨¦s de aquello, Bielsa viaja a Bilbao y con ¨¦l se va Rosario
Bielsa viaja a Bilbao y con ¨¦l se va Rosario. Marcelo Bielsa naci¨® en Rosario, en la calle Mitre, y vive al final del Bulevard Oro?o, en un piso enorme con vistas al r¨ªo, donde quienes le conocen le imagina al amanecer, frente al delta del Paran¨¢, convertido en un enorme San Mam¨¦s por el que distribuye a sus futbolistas sobre el agua, antes de abandonar Rosario para embarcarse en su ¨²ltima aventura. Todos le desean buena suerte, canallas y leprososo. As¨ª de respetado es El Loco junto al r¨ªo. "Le quer¨ªamos aqu¨ª, pero se va al Athletic, ojal¨¢ le vaya bien", dice Leonardo; "le tengo tanta gratitud que cuando entren¨® a Chile, quer¨ªa que ganaran, ?con lo mal que me caen los chilenos!", exclama el frutero; "le debemos tanto...", ampl¨ªa Mauricio. "Le querr¨ªa hasta de marido... bueno, de amante, que de marido ya tuve uno y acab¨¦ harta", bromea la comedora de palomitas. "Es mi ¨ªdolo, ?uls no ser¨ªa lo que es sin ¨¦l. Espero que le vaya bien y tenga suerte en Bilbao", dice Mariano. "Le quiero m¨¢s que a mi vida", atina a decir el vagabundo, mientras coge el cigarrillo con las manos castigadas por la vida y la calle, un tipo que no sabe si ma?ana estar¨¢ vivo pero que recuerda perfectamente "el 9 de julio de 1991, Bielas nos hizo campeones". Y se va.
Ayer se cumplieron 20 a?os de ese d¨ªa, triunfo de Newell's Old Boys en la Bombonera de Buenos Aires, el d¨ªa que Marcelo Bielsa pidi¨® una camiseta de ?uls a un aficionado y con ella en la mano se volvi¨® m¨¢s loco todav¨ªa, celebrando el t¨ªtulo de Liga al grito de "??uls, carajo!". Marcelo Bielsa naci¨® en Rosario, en la calle Mitre, y vive en Rosario, al final del Bulevar Orono, en un piso enorme con vistas al r¨ªo, donde quienes le conocen le saludan al amanecer, frente al delta del Paran¨¢, en un enorme San Mam¨¦s, distribuyendo a sus futbolistas sobre el agua, antes de abandonar Rosario para embarcarse en su ¨²ltima aventura.
Hace apenas dos meses, dos mil personas se manifestaron espont¨¢neamente a la puerta de su casa pidi¨¦ndole que volviera al Newell's. La ciudad de la bandera est¨¢ llena pintadas que demuestran el amor de la hinchada de Newell's, pero ninguna de Rosario Central le ofende. Algunos gestos son tan an¨®nimos como el del tipo que se dedic¨® a borrar con un espray negro todas las placas de la calle Italia, para convertirlos de su pu?o y letra en la Calle Bielsa, en un ejercicio de amor y paciencia tremendo: Ni una sola placa dej¨® de modificar.
Por las calles del centro de la capital es f¨¢cil caer en la tentaci¨®n de trazar lazos ocultos entre la Rosario de Bielsa y su pr¨®ximo destino en Bizkaia. M¨¢s all¨¢ de que su abuelo frecuentara el bar Laurak Bat, seg¨²n escribe en su libro Rom¨¢n Iucht, su casa no est¨¢ lejos del Pasaje Sabino Arana, en la Gernikako Enparantza (Plaza de Guernica), inaugurada en el 2004 por el lendakari Ibarretxe, y, adem¨¢s, el paladar le une a Euskadi: si algo le gusta en la vida adem¨¢s del f¨²tbol, es comer bien. Dicen que es la herencia de las habilidades de Toti, su madre, profesora de historia, cocinera brillante, y persona tremendamente exigente con sus hijos. Aunque es muy probable no salga del Jal-Toki, el restaurante frente a la ciudad deportiva de Lezama: entre 2007 y 2011 no sali¨® del predio Juan Pinto Dur¨¢n en Macul, Santiago y cuando fue seleccionador argentino, de la ciudad deportiva de la AFA.
Ezequiel Fern¨¢ndez Moore en el pr¨®logo "La vida por el f¨²tbol ", (editorial sudamericana 2010) escrito por Iucht, sostiene que Bielsa trabaja con esp¨ªritu del amateur del que ama lo que hace, y a?ade que el mejor Bielsa est¨¢ por venir, "el que acaso deje de mirar la computadora y conf¨ªe m¨¢s en su sabidur¨ªa". Por algo lo dice. El ¨²ltimo reto del loco tiene nombre y apellidos: Athletic Club de Bilbao. Se fue a Bilbao y con ¨¦l, march¨® Rosario. "Que tenga suerte el loco, le queremos", resume el vendedor de peri¨®dicos, en San Luis con Santiago, Rosario.
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