Historia del hombre que rapt¨® a dos ni?os y los meti¨® en un pozo
Ramos admiti¨® ante su mujer que hab¨ªa secuestrado a un ni?o y a su hermana en Torrelaguna. Viol¨® a la menor. Los dej¨® dos d¨ªas sin comer ni beber. La esposa se lo dijo a su hija mayor, que le denunci¨® a la Guardia Civil. Fue detenido en Ciudad Real, donde lo cobijaba un familiar
No pienso ir a verle a la c¨¢rcel". Marina, la esposa de Juan Jos¨¦ Ramos Amador, encarcelado como presunto autor del rapto de dos ni?os en Torrelaguna, lo dice con rotundidad: "No pienso ir a verle. No quiero saber nada de ¨¦l. Para m¨ª es como si hubiera muerto. Despu¨¦s de lo que ha hecho...". Junto a ella, dos de sus hijos adolescentes escuchan impasibles, mientras su hermanita, de apenas cuatro a?os, corretea por la habitaci¨®n con un mu?eco de trapo, ajena a todo.
La Guardia Civil detuvo el pasado 30 de junio a Ramos, de 51 a?os, acusado del secuestro de una ni?a de 10 a?os y su hermano de 8. Ambos menores estaban jugando la tarde del domingo 12 de junio en un parque del centro de Torrelaguna, a 60 kil¨®metros de Madrid, cuando se les acerc¨® un hombre. Este les prometi¨® regalarles un perro. El chiquillo se ilusion¨® y acept¨® subir al autom¨®vil del desconocido, un Seat Ibiza verde. Su hermana fue tras ¨¦l. De repente, el coche empez¨® a coger velocidad. Al ver que se alejaban del pueblo, los chiquillos rompieron a gritar. No pod¨ªan escapar de la parte trasera del veh¨ªculo (solo tiene dos puertas).
Los chiquillos pasaron dos d¨ªas sin comer ni beber en el fondo de un pozo en el que el agresor les oblig¨® a meterse Una hijastra del detenido lo acusa ahora de haber abusado de ella durante a?os. Antes no se atrevi¨® a denunciar
El raptor pis¨® el acelerador y recorri¨® una treintena de kil¨®metros hasta llegar a Algete. Tom¨® un estrecho camino, sembrado de hierbajos secos, y al fin se detuvo junto a una sucia y semiderruida construcci¨®n. Presuntamente oblig¨® a bajar a los ni?os y los meti¨® en una caseta en la que hay un pozo seco de 12 metros de profundidad. Aunque gritasen, nadie habr¨ªa podido verlos ni o¨ªrlos. Los chal¨¦s m¨¢s cercanos son los de la urbanizaci¨®n Valderrey, a unos 100 metros de distancia, que est¨¢n rodeados de altos muros y tupidas ariz¨®nicas.
La madre de los chiquillos raptados empez¨® a alarmarse cuando vio que no regresaban a casa. Corri¨® al parque. Pregunt¨® a los vecinos. Nadie hab¨ªa visto ni o¨ªdo nada. Y sus ni?os no aparec¨ªan por ning¨²n lado. Agobiada y desesperada, corri¨® a denunciar su desaparici¨®n ante la Guardia Civil.
Mar¨ªa, de 31 a?os, de origen rumano, se divorci¨® hace cuatro a?os de su marido. Sola, con sus tres hijos a cuestas, se traslad¨® a Espa?a en busca de un trabajo con el que poder alimentar a su prole. Encontr¨® un empleo en un bar de Torrelaguna... y all¨ª se qued¨®. Nunca tuvo ning¨²n problema en el pueblo hasta que pas¨® lo que pas¨® el domingo 12 de junio.
?Qui¨¦n podr¨ªa estar tras la misteriosa desaparici¨®n de los ni?os? Lo ¨²nico que se le ocurri¨® es que su exmarido tuviera algo que ver con el asunto. Pero no: este estaba en D¨¹sseldorf (Alemania), donde vive y trabaja. De modo que hab¨ªa que barajar otras hip¨®tesis. ?Tal vez los ni?os se hab¨ªan extraviado sin m¨¢s? Horas despu¨¦s, la Guardia Civil mont¨® una operaci¨®n de b¨²squeda con perros y helic¨®pteros incluidos. Los vecinos organizaron espont¨¢neamente patrullas que rastrearon infructuosamente las cuevas y arroyos existentes en la comarca. Todo en vano.
Ramos deb¨ªa conocer de antes la existencia de la vieja caseta de Algete. Resulta improbable que se llevara all¨ª a los ni?os al azar, ya que est¨¢ dentro de una finca privada a la que se llega por un caminucho casi imperceptible que arranca de la carretera M-103 (Cobe?a-Torrelaguna). All¨ª abandon¨® a los peque?os durante dos d¨ªas, sin darles de comer ni de beber.
Tras abusar supuestamente de la ni?a, la oblig¨® a ella y a su hermano a meterse dentro de un pozo seco, construido con tubos de cemento. Lloraban y gritaban. Y para obligarlos a callar, el agresor les arroj¨® tablones de madera, piedras y otros objetos. "Seg¨²n me han contado, el pederasta les dijo que posteriormente los iba a entregar a otros hombres", explica Mar¨ªa, aturdida por los tranquilizantes.
El domingo fat¨ªdico, Ramos se march¨® de su casa de Valdepe?as de la Sierra (Guadalajara) sobre las seis de la tarde. Se despidi¨® diciendo que iba a tomar una cerveza. En vez de eso, se fue a Torrelaguna y supuestamente secuestr¨® a los ni?os. Regres¨® a dormir sobre las 10 de la noche, seg¨²n su mujer. Se meti¨® en la cama y no dio ninguna explicaci¨®n de qu¨¦ hab¨ªa hecho ni d¨®nde hab¨ªa pasado tantas horas "tomando cerveza".
El lunes, 13 de junio, Ramos se levant¨® a las seis de la madrugada y fue a vender un lote de chatarra a Fuente el Saz de Jarama. A las tres de la tarde fue a comer a casa y despu¨¦s acompa?¨® a su esposa a hacer unas compras al Carrefour de Alcobendas. Se acost¨® sin cenar, con s¨ªntomas de inquietud o nerviosismo.
El martes se puso en pie temprano y se desplaz¨® a la chatarrer¨ªa de Fuente el Saz para vender otra partida de hierros viejos que le hab¨ªa regalado el due?o de un bar de El Pont¨®n de la Oliva. Habl¨® varias veces por tel¨¦fono con su esposa Marina, quien recuerda ahora: "Me preguntaba constantemente que si se sab¨ªa algo de los ni?os desaparecidos en Torrelaguna. Me preguntaba qu¨¦ hab¨ªan contado del caso en televisi¨®n. Yo no entend¨ªa por qu¨¦ le interesaba tanto este asunto".
En torno a la una de la tarde de ese mismo d¨ªa, unos j¨®venes que jugaban por los alrededores del siniestro pozo de Algete oyeron los gritos de los ni?os. Avisaron a la polic¨ªa. Los bomberos tardaron una hora en rescatar a la ni?a y a su hermanito, que fueron trasladados al hospital La Paz, en Madrid. Estaban medio desmayados y casi deshidratados.
La ni?a presentaba una herida en el cuero cabelludo por abrasi¨®n y desgarro, que fue suturada, y una lesi¨®n en el primer dedo del pie izquierdo, que tambi¨¦n fue cosido en quir¨®fano. El ni?o sufr¨ªa una herida en el ment¨®n, que tambi¨¦n precis¨® unos cuantos puntos de sutura, seg¨²n el parte m¨¦dico facilitado entonces.
Cuando, al fin libres, pudieron besar y abrazar a su madre, los chiquillos le dijeron: "Mam¨¢, sab¨ªamos que no morir¨ªamos en ese pozo donde nos tir¨® el hombre malo. Nosotros sab¨ªamos que t¨² vendr¨ªas a por nosotros y que har¨ªas cualquier cosa por encontrarnos".
Despu¨¦s de casi una semana de hospitalizaci¨®n, fueron dados de alta. Lo peor no eran las heridas f¨ªsicas, sino las psicol¨®gicas. Sobre todo, est¨¢n a¨²n por determinar las secuelas que pueda arrostrar la menor que fue v¨ªctima de la agresi¨®n sexual.
El mismo d¨ªa del rescate de los menores, Ramos llam¨® a su esposa y le dijo que no ir¨ªa a casa porque le hab¨ªa salido un trabajo de guarda y estar¨ªa fuera durante 10 d¨ªas. Pero cambi¨® de opini¨®n: se acerc¨® a su domicilio sobre las seis de la madrugada del mi¨¦rcoles 15 de junio, tras alertar previamente por tel¨¦fono a su hijo mayor. Recogi¨® una manta y unas bolsas de ropa y huy¨® sin decir ad¨®nde.
A mediod¨ªa del mismo mi¨¦rcoles, el presunto raptor volvi¨® a telefonear a su mujer. Le pregunt¨® si se hab¨ªa enterado del desenlace del caso de Torrelaguna y luego acab¨® por confesarle a bocajarro: "Yo estoy metido en eso. Fue una cosa que planearon unos moros de El Molar. Me prometieron que me iban a dar 3.000 euros. Ellos ten¨ªan pensado pedir un rescate de 200.000 euros". Marina no crey¨® ni una sola palabra de lo que le dec¨ªa su marido porque sab¨ªa que la madre de los menores es una rumana sola y con escasos recursos. ?Qui¨¦n en su sano juicio creer¨ªa que esta mujer pod¨ªa pagar un rescate tan cuantioso?
A la mujer de Ramos no le sorprendi¨® en absoluto la implicaci¨®n de este en el secuestro. Lo hab¨ªa sospechado desde el primer momento. Por eso, llam¨® a su hija mayor, de 18 a?os, residente en Madrid, fruto de una relaci¨®n amorosa anterior. Le cont¨® sus temores y la terrible confesi¨®n que le hab¨ªa hecho su marido. Acordaron que fuese la joven quien denunciara a este en el cuartel de Torrelaguna.
Los agentes comprobaron que Juan Jos¨¦ hab¨ªa penado una condena de 17 a?os entre rejas por delitos sexuales. "Eso nunca me lo cont¨®. A m¨ª me ten¨ªa dicho que estuvo preso porque hab¨ªa matado a un guardia civil despu¨¦s de dar un atraco a una joyer¨ªa", cuenta Marina. Pero era mentira. No consta que Ramos tenga un pasado de atracador y, en cambio, s¨ª hay certeza de que al menos en una ocasi¨®n hab¨ªa actuado como un depredador sexual. Su perfil, pues, encajaba con el del hombre que hab¨ªa perpetrado el doble rapto de Torrelaguna. ?Pero d¨®nde estaba escondido?
Ramos pertenece a un clan familiar oriundo de un poblado de Vallecas (Madrid), que m¨¢s tarde se traslad¨® a Valdebebas, en la otra punta de la capital. Tiene cinco hermanos, entre ellos una hermana que vive en Ciudad Real, y una t¨ªa que reside en Albacete. A la Guardia Civil le dio por pensar que alguno de ellos podr¨ªa estar dando cobijo al sospechoso... y empez¨® a vigilar las casas de todos esos parientes.
Finalmente, la operaci¨®n de cerco dio fruto el 30 de junio pasado. El fugitivo fue apresado cerca de la casa de su hermana, en el barrio de El Pilar de Ciudad Real. Se neg¨® a declarar. Pero el juez considera que hay indicios suficientes como para suponerle autor del secuestro, agresi¨®n sexual e intento de homicidio de los menores.
Juan Jos¨¦ Ramos, su esposa y sus tres hijos se trasladaron hace cinco a?os desde Albacete a Valdepe?as de la Sierra. Un poblach¨®n de apenas 150 almas plagado de jubilados que matan el tiempo en los bancos acodados en la entrada de una calle en sombra. ?l iba de ac¨¢ para all¨¢, sin rumbo, recogiendo chatarra para mantener as¨ª a su familia. A veces hab¨ªa trabajado de pastor de ovejas y durante unos meses ayud¨® a un alba?il local a instalar planchas de vidrio y poli¨¦ster para evitar humedades y filtraciones. Marina, la esposa, est¨¢ empleada durante los fines de semana como cocinera en un restaurante de la zona.
Ning¨²n valdepe?ero hab¨ªa sospechado hasta ahora que entre ellos hab¨ªa un tipo que hab¨ªa purgado tres lustros de condena por violaci¨®n. Ese hombre de mediana estatura que luc¨ªa una rosa tatuada en un brazo, iba y ven¨ªa sin tener demasiado trato con nadie. Solo a veces intercambiaba alguna palabra con los parroquianos del bar. Pero nada m¨¢s. "Aqu¨ª no ten¨ªa amigos", afirman a coro varios nonagenarios que esta tarde de verano aguardan con indolencia la llegada del f¨¦retro con los restos de un convecino fallecido en Madrid.
Marina y Juan Jos¨¦ se conocieron en el barrio de Valdebebas. Juntos han engendrado a tres hijos, pero su vida en com¨²n ha tenido m¨¢s sombras que luces, m¨¢s momentos malos que buenos, mucha m¨¢s pobreza que riqueza. "No lo pod¨ªa evitar. En cuanto ve¨ªa a una ni?a por la calle, no pod¨ªa quitarle los ojos de encima. Eso le pasaba con las chiquillas de entre cinco y diez a?os", relata Marina. Pero ella nunca pens¨® que pudiera hacer una atrocidad semejante a la tortura que padecieron los dos ni?os de Torrelaguna.
-?No cree que Juan Jos¨¦ pueda ser inocente?
-No. Estoy convencida de que ¨¦l lo hizo. Si ¨¦l mismo me lo confes¨® a m¨ª... Creo que eso de que lo hizo por encargo de unos moros de El Molar es mentira.
El pasado martes, la esposa recibi¨® una llamada de una asistente social de la prisi¨®n de m¨¢xima seguridad de Herrera de la Mancha (Ciudad Real). "Me pidi¨® que le mandase ropa y dinero. Yo le contest¨¦ que no tengo nada que mandarle. ?Como no le mande una soga...!", exclama Marina, mientras sus dos hijos mayores ratifican con el gesto la postura de su madre. "?Es un pederasta de mierda!", escupe con rabia uno de los chicos, sin poder reprimir su enfado con su progenitor.
La joven que delat¨® a su propio padrastro como presunto autor del doble rapto de Torrelaguna no se limit¨® a eso. Interpuso otra denuncia contra ¨¦l acus¨¢ndole de haber abusado de ella desde que ten¨ªa tres a?os. "Mi hija nunca me lo hab¨ªa contado. Si lo hubiera hecho... Mi hija se ha decidido a hacerlo ahora porque hace unos a?os le hab¨ªa amenazado con matarnos a m¨ª y a sus hermanos si contaba algo a la polic¨ªa".
La Comandancia de la Guardia Civil est¨¢ investigando si el detenido est¨¢ relacionado con otros casos de abusos sexuales registrados en la Comunidad de Madrid y cuyos autores todav¨ªa no han sido identificados.
"Gracias a Dios tengo a mis hijos vivos", declara Mar¨ªa, la madre de los chiquillos raptados. "Me gustar¨ªa besar y abrazar a los chicos que encontraron a mis ni?os en el pozo. Se lo agradezco a ellos y a todas las personas de Espa?a que me llamaron para dar pistas mientras los busc¨¢bamos", agrega. Durante las largas horas de zozobra, ella temi¨® que a sus ni?os les sucediera algo parecido a lo que le ocurri¨® a Mariluz Cort¨¦s, la ni?a de cinco a?os asesinada por otro pederasta en Huelva en 2008. "Esto ha sido muy fuerte. Los psic¨®logos est¨¢n atendiendo a los chicos. Ellos no quieren hablar. Y yo no les pregunto. Pero yo tengo que estar tomando pastillas", agrega.
Mar¨ªa no quiso comunicar a sus familiares de Ruman¨ªa la desaparici¨®n de sus ni?os para no preocuparles. Pero la noticia ha tenido tanta repercusi¨®n, incluso a nivel internacional, que todos sus parientes se han ofrecido a ayudarla en lo que necesite. La dur¨ªsima experiencia ha marcado tanto a esta mujer que ahora ya no ha vuelto a permitir que sus hijos salgan solos a jugar a la calle ni ir a la piscina. En nada le consuela que el presunto raptor est¨¦ ya entre rejas. -
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