Acentos diferenciados
Nunca un candidato a presidente del Gobierno hab¨ªa tenido tan dif¨ªcil presentar una oferta de pol¨ªtica econ¨®mica suficientemente diferenciada del Gobierno al que pertenece. La dificultad era a¨²n mayor si se tiene en cuenta que desde hace poco m¨¢s de un a?o el Gobierno espa?ol mantiene una pol¨ªtica presupuestaria manifiestamente contractiva, de acuerdo con las orientaciones que la Comisi¨®n Europea estableci¨® como respuesta a la grave crisis de la deuda soberana en la eurozona. El margen que tiene Alfredo P¨¦rez Rubalcaba para el est¨ªmulo es nulo. La econom¨ªa espa?ola apenas crece. La habitual tracci¨®n de la demanda interna hace meses que fue sustituida por la exterior: haciendo de la necesidad virtud, algunos empresarios espa?oles han intensificado sus decisiones de comercializaci¨®n en el exterior, sacrificando m¨¢rgenes en no pocos casos. La demanda exterior de servicios, en particular de turismo, tambi¨¦n est¨¢ reflejando la vitalidad relativa de econom¨ªas como la alemana y la francesa y, en todo caso, la desviaci¨®n de flujos de turistas desde destinos hoy inmersos en una excepcional conflictividad geopol¨ªtica.
Si Rubalcaba y Rajoy detallan sus propuestas, contribuir¨¢n a fortalecer la pedagog¨ªa democr¨¢tica
El resultado es una manifiesta reducci¨®n del tradicional d¨¦ficit por cuenta corriente de la balanza de pagos hasta niveles desconocidos en los ¨²ltimos a?os. Pero ese esfuerzo exportador es insuficiente para garantizar un crecimiento econ¨®mico que reduzca el desempleo. El candidato Rubalcaba no podr¨¢ ofrecer a sus potenciales electores avance alguno a corto plazo en la correcci¨®n de ese desequilibrio desde que se inici¨® la crisis por el Gobierno del que ha sido vicepresidente hasta ayer.
Tampoco podr¨¢ exhibir mejoras en la distribuci¨®n de la renta y de la riqueza, principal referencia program¨¢tica de lo partidos socialdem¨®cratas. En estos ¨²ltimos a?os no solo el PIB por habitante ha retrocedido de forma significativa, sino que de la mano de decisiones espec¨ªficas, como el retroceso en la progresividad fiscal, las rentas mayores han aumentado su participaci¨®n en la distribuci¨®n. Tambi¨¦n la de la riqueza ha sido una distribuci¨®n regresiva, a la que contribuy¨® la eliminaci¨®n del impuesto sobre el patrimonio que Rubalcaba ahora pretende restaurar.
Desde bases tales, y disponiendo de un horizonte de crisis todav¨ªa largo, el candidato parece haber tratado de acentuar sus ofertas en componentes que signifiquen una menor desigual distribuci¨®n de los efectos de la crisis y una correcci¨®n de inercias poco favorables en la pol¨ªtica econ¨®mica. La propuesta relativa a la imposici¨®n de una tasa sobre los beneficios bancarios o sobre el volumen de transacciones financieras apunta en esa direcci¨®n, en modo alguno original, de que sea la capacidad de maniobra de las entidades financieras la que contribuya en mayor medida. No es una iniciativa f¨¢cil de concertar. En primer lugar, porque su virtualidad depender¨¢ de que se adopte, al menos, en el conjunto de espacios tan amplios como la propia UE. Al igual que con las decisiones tributarias, la imposici¨®n de cargas excesivas puede favorecer la deslocalizaci¨®n de actividades empresariales o los flujos en arbitraje.
M¨¢s importante si cabe que el establecimiento de cargas sobre el sistema bancario es procurar que la reestructuraci¨®n en ciernes se complete adecuadamente, con el fin de que bancos y cajas restauren cuanto antes la canalizaci¨®n de flujos de cr¨¦dito. Hace bien Rubalcaba en prever la posibilidad de aportaci¨®n de dinero p¨²blico y el consiguiente control de las entidades que lo reciban.
Es razonable asumir, como el candidato ha hecho, que la condici¨®n necesaria de todas sus propuestas sea la adecuaci¨®n a los compromisos con las instituciones europeas y, desde luego, con esa din¨¢mica de perfeccionamiento de la integraci¨®n que se encuentra hoy m¨¢s cuestionada que nunca. Desde el Pacto de Estabilidad hasta la necesaria intensificaci¨®n de la coordinaci¨®n fiscal es necesario que los candidatos a gobernar nuestro pa¨ªs asuman que la integraci¨®n pol¨ªtica es la ¨²nica forma de restaurar la hoy muy da?ada unificaci¨®n monetaria.
La apuesta por la concertaci¨®n como fundamento metodol¨®gico de aquellas decisiones como las relativas al mercado de trabajo constituye tambi¨¦n un acento a valorar. La evidencia es suficiente acerca de la rentabilidad que esa disposici¨®n al entendimiento ofrece frente a la confrontaci¨®n. Especialmente cuando las empresas lejos de haber concluido sus ajustes de empleo se ver¨¢n obligadas a ensayar f¨®rmulas m¨¢s flexibles, como las de mayor intensidad del empleo a tiempo parcial, defendidas por el propio Rubalcaba. Una actitud tal no deber¨ªa significar, sin embargo, la abdicaci¨®n de las decisiones que en ¨²ltima instancia ha de adoptar un presidente del Gobierno.
M¨¢s que de izquierdistas, esos acentos diferenciales que Rubalcaba ha puesto en su discurso de aceptaci¨®n -que no todav¨ªa en su programa econ¨®mico- son m¨¢s propios de una cierta pretensi¨®n regeneracionista. Esa es una v¨ªa quiz¨¢s m¨¢s necesaria que la convencional asignaci¨®n entre pol¨ªticas de derechas e izquierdas, dif¨ªciles de diferenciar en la gesti¨®n de la m¨¢s grave crisis econ¨®mica desde la Gran Depresi¨®n en el contexto de una uni¨®n monetaria. Reducir el desempleo, facilitar una mayor tasa de natalidad empresarial y una asignaci¨®n de talentos a la asunci¨®n de riesgos, son tareas no solo necesarias para reducir el paro, sino para la necesaria modernizaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola. Si las se?ales que ahora env¨ªa Rubalcaba se traducen en propuestas m¨¢s detalladas, y el candidato Rajoy hace lo propio, la campa?a electoral podr¨¢ contribuir a fortalecer la necesaria pedagog¨ªa democr¨¢tica.
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