Sting seduce en el lago Leman
El brit¨¢nico triunfa en Montreux con las versiones orquestales de sus ¨¦xitos
A lo largo de la historia del rock muchos artistas sintieron la necesidad de medirse con "la madre de todos los instrumentos musicales", a saber: la orquesta sinf¨®nica. Esta fusi¨®n se ha saldado con resultados desiguales, y no han sido pocos los m¨²sicos que salieron escaldados de la experiencia.
Pero a juzgar por las rendidas ovaciones que el Auditorio Stravinski dedic¨® a Sting, el intento de traducir su repertorio al formato orquestal parece haber dado buen resultado. Y es que es muy dif¨ªcil equivocarse cuando se cuenta con un pu?ado de canciones que son ya parte de la historia de la m¨²sica popular.
Gordon Matthew Summer sali¨® a matar con una ajustada camiseta gris que le permit¨ªa presumir de una forma f¨ªsica envidiable, a pesar de sus casi 60 a?os. Abri¨® el fuego con el cl¨¢sico (uno entre tantos) Every little thing she does is magic, acompa?ado por la Bochumer Symphoniker bajo la batuta de la centelleante directora Sarah Hicks. Daba as¨ª comienzo la noche de las Symphonicities, proyecto que Sting trae a Espa?a hoy con un concierto en Las Palmas, para presentarse luego en Granada (15) y Catalu?a (17).
La banda espa?ola The Monomes tambi¨¦n se luci¨® en el festival suizo
Acompa?ado a la guitarra por su eterno compa?ero de ruta Dominic Miller y la voz de la australiana Jo Lawry, Sting desgran¨® esperados ¨¦xitos como Roxanne o Fields of Gold junto a canciones menos conocidas como la arabizante Desert Rose.
A pesar de tener al p¨²blico en el bolsillo desde el primer minuto, varios especialistas comentaron que las orquestaciones se prestan de manera desigual al repertorio del cantante de Newcastle. Si bien los arreglos sientan de maravilla a la muy oper¨¢tica Moon over Bourbon Street o la balada Shape of my Heart, los violines parecen funcionar menos en los temas m¨¢s r¨ªtmicos y cercanos al esp¨ªritu del rock.
Pero a pesar de las sutilezas de los an¨¢lisis de los cr¨ªticos, Sting sent¨® c¨¢tedra y arranc¨® un suspiro general con los primeros arpegios del himno pop Every breath you take. Llegaba as¨ª al tramo final de un concierto extenso, que cerr¨® con una delicada versi¨®n ac¨²stica de Fragile y una intimista Message in a bottle. Sting, acompa?ado solo de una guitarra espa?ola y miles de voces cantando a coro, cerr¨® su gran noche en el lago Leman.
Antes del brit¨¢nico fue la hora de una propuesta inusual en Montreux. Se trataba de la banda madrile?a The Monomes, una de las raras formaciones de rock ib¨¦ricas que tuvo el privilegio de ser invitada al legendario festival.
En el camerino, poco antes del concierto en el que presentaron ante el exigente p¨²blico suizo Sweet champagne, su segundo disco, Rafa, baterista y portavoz oficioso del grupo, comentaba: "Tocar aqu¨ª impone mucho respeto y representa un gran paso para nosotros". Los espa?oles salieron a defender su trabajo en plena puesta de sol ante un p¨²blico relajado y bien dispuesto. Desgranaron temas de su disco, como All Aloner o una balada de sabor country titulada Dreamkiller, producida por Javier Lim¨®n. Uno de los temas en los que el grupo tiene depositada su confianza.
Con el sencillo View entraron en la recta final y pusieron a bailar a los m¨¢s j¨®venes, convenciendo con su rock guitarrero. A medianoche, los integrantes de The Monomes se relajaban con una cerveza en el hist¨®rico Harry's Bar y comentaban la jugada. "Ha sido un bolo de guerra", valoraba Edward, cantante del grupo. A pesar de ello, esta banda formada en los a?os de instituto y que confiesa la influencia de White Stripes o Pearl Jam, se mostraba satisfecha con su visita a la Riviera suiza. La rev¨¢lida les llegar¨¢ cuando act¨²en como teloneros de Bon Jovi en Rock in Rio de Brasil...
Babelia
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