"No nos qued¨® otro remedio"
La mala gesti¨®n deportiva y el descenso a Segunda penalizaron al Zaragoza, ejemplo de un hist¨®rico que se acoge a la Ley Concursal
Hace un mes se hac¨ªa p¨²blica la lista de acreedores del Zaragoza, tan extensa como variopinta, desde una copister¨ªa a un repartidor de frutas, desde azafatas a un vivero... El club, con 134 millones de deuda y sin previsi¨®n de ingresos suficientes, se vio abocado a someterse a la Ley Concursal, como tantos otros en las ¨²ltimas fechas. "Era una decisi¨®n complicada pero exigida porque deb¨ªamos asegurar el futuro del club", expresa el presidente, Agapito Iglesias. "No nos qued¨® otro remedio", ampl¨ªa Francisco Checa, el director general. Pagan una gesti¨®n deportiva deficiente y, sobre todo, un descenso inesperado.
Cinco a?os atr¨¢s, Iglesias -entonces m¨¢ximo accionista-, con un botell¨ªn de agua en una mano y un cigarro en la otra, con barba de unos d¨ªas, ojeras y una sonrisa reluciente, mostraba su ambici¨®n. "Nuestro objetivo pasa por luchar por la Champions", dec¨ªa. Ha pasado el tiempo y tras descender a Segunda y recuperar la plaza de Primera al a?o siguiente, el club observa desde lejos las zonas acomodadas de la tabla -en la temporada anterior, afront¨® la ¨²ltima jornada en posici¨®n de descenso- y es insolvente.
Los n¨²meros son claros. En estos cinco cursos, seg¨²n la lista de acreedores, 56,5 millones de deuda son propios de la gesti¨®n deportiva. A los futbolistas todav¨ªa se les debe unos 34 y a los representantes, 7,5. "Ten¨ªa muy claro que ten¨ªamos que hacer el mejor equipo posible. Se demuestra en la inversi¨®n realizada en cuanto a jugadores. Pero pagamos muy caro el descenso...", replica Iglesias. "El Zaragoza hizo una plantilla para jugar en Europa
[disput¨® sin ¨¦xito la previa de la por entonces UEFA tras el primer a?o] y el equipo descendi¨®", a?ade Checa. En esos dos a?os, el club invirti¨® 39 millones -D'Alessandro (4,5), Aimar (10), Diogo (4,5), Luccin (3), Matuzalem (7), Sergio Garc¨ªa y Paredes (1,5), Ayala (6) y las cesiones de Nery, Piqu¨¦ y Oliveira-, y cobr¨® 24 -?lvaro (0,6), Ponzio (4), D'Alessandro (3,5) y Milito (17)-. Pero el dinero de los traspasos no ha sido su ¨²nico problema en la gesti¨®n deportiva -en cinco a?os, aproximadamente, ha gastado 90 millones y cobrado 80-, sino que tambi¨¦n est¨¢ la generosidad en los salarios, porque en el a?o en que se descendi¨® hab¨ªa seis jugadores dentro de la horquilla del tope salarial (de los 1,8 a los 2,3 millones). Bajar fue una losa insalvable. "Ese es el principal drama de los clubes espa?oles", se?ala Checa; "que al descender no hay un colch¨®n econ¨®mico y los gastos superan infinitamente los ingresos". Apuntala Iglesias: "Pagamos el esfuerzo por devolver al equipo a Primera". Entre otras cosas, porque era la plantilla mejor pagada en la historia de Segunda, con sueldos estratosf¨¦ricos, como el del t¨¦cnico Marcelino Garc¨ªa, de dos millones, solo superado por Schuster, entonces del Madrid.
Ascendi¨® el Zaragoza y se puso en marcha un plan de viabilidad que pasaba, entre otras cosas, por generar beneficios de ocho millones anuales con los traspasos de los jugadores. No funcion¨®. "Tenemos nuestra parte de responsabilidad debido a los excesos que hemos cometido", interviene Iglesias; "pero no se ha legislado como la situaci¨®n requer¨ªa; marcar unas reglas que evitaran estas situaciones". Se refiere a los derechos televisivos -"Si se negociaran de forma colectiva y el reparto fuera equitativo, tendr¨ªamos m¨¢s ingresos y ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil tener un mayor control econ¨®mico", recuerda Checa- y hasta ayer, a la falta de una normativa sobre gastos.
"Cuando me hice cargo del club, la deuda era de 70 millones. Una situaci¨®n cr¨ªtica", cuenta Iglesias; "pero pensamos que se pod¨ªa mejorar". No se logr¨® y por eso, como tantos otros, han tenido que acogerse a la Ley Concursal. "Las experiencias vividas en el f¨²tbol espa?ol demuestran que estos procesos ayudan a estabilizar la situaci¨®n de los clubes", dice el presidente del Zaragoza, que tampoco entiende el reparto de ingresos. "Este modelo de competici¨®n no parece que pueda sostenerse, nos obliga a la mayor¨ªa de equipos a luchar por no descender y a un grupo muy reducido, por el t¨ªtulo".
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