El tim¨®n de Rubalcaba
Nadie duda de la firmeza del nuevo candidato de los socialistas, y si se tratara de un combate cuerpo a cuerpo la mazacoter¨ªa de Mariano Rajoy (que, por cierto, tendr¨¢ que ponerse a trabajar) ser¨ªa cosa de nada frente a las sutiles fintas de Rubalcaba, un tipo escurridizo. Que adem¨¢s le guste Amaral apenas enturbia el notable perfil de un pol¨ªtico forjado en mil batallas. Como dec¨ªa un editorial de este peri¨®dico, "todav¨ªa hay partido", supongo que en el doble sentido de que el socialismo no ha muerto y que el impulso Rubalcaba puede dar un cierto vuelco a las expectativas ante las elecciones del oto?o o quiz¨¢s en primavera, sobre todo si es capaz de integrar las protestas no tanto como las propuestas de los miles de ciudadanos que han ocupado las plazas durante meses llevados por una indignaci¨®n cuyos motivos no es f¨¢cil que desaparezcan en una legislatura. Hay que a?adir que el recurso del candidato a los pesos pesados de su partido supone, parad¨®jicamente, un paso adelante, y un gran factor de cohesi¨®n interna, de ah¨ª la alegr¨ªa cuando no el entusiasmo del socialismo ante la intervenci¨®n inaugural de Rubalcaba, que se parece mucho en su conjunto al final de una ¨¦poca para anunciar la buena nueva de que todo cambiar¨¢ para mejor, porque as¨ª se lo ha propuesto el candidato. Todo en un tono algo mesi¨¢nico (y astutamente medi¨¢tico), cual capit¨¢n Ahab que liquidar¨¢ de una vez el Leviat¨¢n de la crisis.
Alegr¨ªas precipitadas al margen, y a la espera de lo que tan buenas intenciones puedan dar de s¨ª, hay como una cierta tristeza en la posici¨®n de Rodr¨ªguez Zapatero, un contrapunto indeliberado, que tambi¨¦n lleg¨® con un pan debajo del brazo y se marcha dejando el pa¨ªs en una de las peores situaciones de su historia reciente. No hay por qu¨¦ responsabilizar de todo lo ocurrido al que decide abandonar su puesto para dejar el testigo envenenado en otras manos, pero eso no excluye la consideraci¨®n tantas veces repetida de que Zapatero pec¨® de cierto optimismo adolescente al enfrentarse a los asuntos de gobierno con una actitud que en algo se parece a la de los indignados de ahora en las plazas, aunque justo es reconocer que deja un legado m¨¢s que potable en su primera legislatura.
Donde reside ahora el problema es en evitar que, en el caso de que Rubalcaba consiga su prop¨®sito en las elecciones, no le vaya a ocurrir lo mismo que a su predecesor, ya que el problema de fondo sigue siendo el mismo: la necesaria reorientaci¨®n de la izquierda europea. Ese y no otro es el gran obst¨¢culo que Rubalcaba y los ahora entusiasmados socialistas deben afrontar cuanto antes y ensayar soluciones previas al eventual triunfo en el partido que se juega. Y puesto que Rajoy y los suyos seguir¨¢n en la de siempre, raz¨®n de m¨¢s para articular un discurso de izquierdas que nos saque de la miseria te¨®rica a la que nos han habituado tantas veces.
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