Los ¨¢rboles nos impiden ver el bosque

Sigue creciendo la histeria econ¨®mica. Ya no quiebran grandes empresas, sino pa¨ªses enteros cuya deuda soberana es una soberana deuda. Se habla de contagio, de riesgo para el euro y de fractura en Europa.

Todos los pa¨ªses se entregan a dram¨¢ticos ajustes que no solo enfrentan a los gobernantes con el pueblo, sino que una semana despu¨¦s resultan ser insuficientes. Y como un c¨¢ncer devastador, el paro y la pobreza crecen a un ritmo despiadado e incontenible, sin que aparezca un solo dirigente capaz de encontrar soluciones... ?Qu¨¦ es lo que pasa? Honestamente, creo que los ¨¢rboles nos impiden ver el bosque.

Esta no es una crisis econ¨®mica sino de modelo econ¨®mico. La mayor¨ªa de los gobernantes del mundo haciendo exactamente lo contrario de lo que deber¨ªan hacer. En lugar de supeditar los mercados a la soberan¨ªa nacional, lo que hacen es atender sol¨ªcitos sus exigencias, por depredadoras que sean. Como si los mercados fuesen un dios al que temer, y no unos pocos miles de grandes accionistas, banqueros, millonarios y, sobre todo, especuladores que sin generar el menor bienestar a la poblaci¨®n mundial provocan los peores desastres con su codicia sin freno. Ahora han hecho presa en las deudas soberanas, y en lugar de plantarles cara lo que hacen nuestros gobernantes es suplicarles y temblar.

Siempre habr¨¢ miserables y usureros, jugadores de ventaja y personas que acumulen fortunas irracionales sin hacer nada por los dem¨¢s. Pero para que traduzcan su poder econ¨®mico en poder a secas -en el poder de decidir sobre nuestras vidas- necesitan que nuestros gobernantes les sigan el juego.

Ese, y no otro, es el problema. Porque sin la traici¨®n de quienes deber¨ªan representarnos todo ese ego¨ªsmo concentrado se quedar¨ªa en nada.