D¨ªa D hora H
Ayer era el d¨ªa D. Y de tanto so?ar con el d¨ªa D y la hora H, el sue?o se hizo realidad. Un corredor como Samuel no pod¨ªa terminar su carrera deportiva sin ganar una etapa del Tour, me dec¨ªa Gorka Gerrikagoitia, mientras esperaba a que Samuel bajase del podio. Y yo asent¨ªa d¨¢ndole la raz¨®n, la verdad es que se lo merec¨ªa. El a?o pasado anduvo bien cerca y a¨²n se lamenta Samuel de aquella oportunidad perdida ante Andy Schleck en Morzine-Avoriaz, pero seguro que despu¨¦s de lo de ayer la cicatriz de esa herida parece ahora m¨¢s peque?a.
Y quiz¨¢ la espera ha merecido la pena, pues qu¨¦ mejor que ganar la primera etapa pirenaica en un lugar con tanto simbolismo para el equipo vasco y delante de su afici¨®n vestida de naranja para la ocasi¨®n. No hab¨ªa mejor elecci¨®n posible, ese lugar ten¨ªa que ser Luz Ardiden. El mismo Luz Ardiden donde Laiseka hizo grande al equipo -y tambi¨¦n a s¨ª mismo- hace 10 a?os. El mismo Laiseka que hoy estaba en familia de espectador an¨®nimo, disfrutando del espect¨¢culo de Samuel a la vez que de sus recuerdos.
En la salida de Cugnaux, el sue?o de Euskaltel era obviamente ganar la etapa. Para ello confiaban en Samuel; igualmente Samuel confiaba en s¨ª mismo. Gerri me coment¨® despu¨¦s de la etapa que sab¨ªa que Samuel iba a hacer ayer algo grande, que ten¨ªa esa intuici¨®n. Y ya vimos que no estaba equivocado.
Gonz¨¢lez de Galdeano hac¨ªa c¨¢balas sobre las posibilidades que hab¨ªa de lograrlo. Habl¨¢bamos, c¨®mo no, de Contador, y de lo que pod¨ªa pasar en carrera. De los movimientos que se pod¨ªan producir en las subidas previas, principalmente en el Tourmalet, y de los equipos que previsiblemente coger¨ªan las riendas en el control de la carrera. De Contador se esperaba ayer un golpe de efecto, y ah¨ª era donde ve¨ªa Igor a Samuel. Pero ganarle a Contador en esas circunstancias ser¨ªa dif¨ªcil, eso lo sab¨ªa bien.
Pero nada m¨¢s salir, se filtr¨® en la fuga buena Rub¨¦n P¨¦rez, lo que luego tuvo una importancia trascendental. Rub¨¦n se fug¨® en la v¨ªspera buscando la victoria, y tanto ¨¦l como sus compa?eros de aventura no estuvieron muy lejos de tener la oportunidad. Pero ayer no. Ayer, pensar en ganar la etapa no era para Rub¨¦n un sue?o, sino una utop¨ªa. Rub¨¦n sab¨ªa muy bien cu¨¢l era su papel.
En el descenso del Tourmalet, despu¨¦s de que Gerri confirmase que las condiciones del asfalto eran id¨®neas, Samuel se lanz¨® al ataque. En realidad el ataque lo hizo Gilbert, pero Samuel se march¨® sabiendo que el belga era el mejor aliado que pod¨ªa imaginarse. Y no muy lejos de ellos, pero siempre por delante, circulaba Rub¨¦n P¨¦rez despu¨¦s de que la escapada se hubiese seleccionado en las duras rampas del m¨ªtico coloso pirenaico. Por el pinganillo, la orden fue clara: Rub¨¦n, espera a Samuel que se ha lanzado bajando. Ni hizo falta decir nada m¨¢s, ya sab¨ªa Rub¨¦n lo que hab¨ªa que hacer.
Y en la subida final la cosa ya fue cuesti¨®n de Samuel, que supo aguantar el aliento de Frank Schleck con frialdad y jug¨® sus cartas con inteligencia ante Vanendert. Si Luz Ardiden es blanco en invierno, en verano es naranja. Y ahora, m¨¢s a¨²n.
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