Leo Kirch, magnate de la televisi¨®n alemana
Su imperio acab¨® hundi¨¦ndose bajo el peso de las deudas
Durante d¨¦cadas fue uno de los empresarios m¨¢s poderosos de los medios alemanes. Leo Kirch (Volkach, Alemania, 1926), magnate de las televisiones privadas fallecido ayer, vio c¨®mo su imperio audiovisual se hund¨ªa con un estr¨¦pito comparable a lo fulgurante de su expansi¨®n. Los canales generalistas Sat.1, Kabel1 y Pro7, as¨ª como las televisiones de pago de Sky Deutschland (antes Premiere) nacieron bajo el paraguas de su holding. En 2002, el conglomerado de empresas e inversiones de Kirch termin¨® asfixiado en miles de millones de deudas. El empresario hecho a s¨ª mismo acostumbraba a jugar fuerte. La bancarrota del Grupo Kirch fue la mayor quiebra registrada nunca en la primera econom¨ªa de Europa.
La banca p¨²blica financi¨® de forma muy generosa sus inversiones
Kirch coloc¨® la primera piedra del Grupo 1955, con 20.000 marcos alemanes y un coche prestado. Visto que los derechos de distribuci¨®n de las pel¨ªculas de Hollywood estaban ya en manos de las grandes empresas, el doctor en econ¨®micas de 30 a?os viaj¨® a Italia para adquirir una pel¨ªcula de all¨ª. Su primer objetivo fue La Strada (1954), de Federico Fellini. Pero no le alcanzaba el dinero. Dej¨® a su socio asegur¨¢ndose de que nadie se les adelantaba y viaj¨® de vuelta a Alemania para reunir la cantidad precisa. Pidi¨® dinero hasta a sus suegros y mont¨® con ¨¦xito la distribuidora Sirius.
Aquel primer pr¨¦stamo para hacerse con La Strada fue solo el primero de una largu¨ªsima serie de apuestas temerarias, con las que en unas pocas d¨¦cadas logr¨® controlar toda la cadena de distribuci¨®n de sus contenidos audiovisuales: producci¨®n, distribuci¨®n, administraci¨®n de derechos, pr¨¦stamo, adaptaci¨®n y distribuci¨®n por v¨ªdeo, doblaje, merchandising y derechos de emisi¨®n. Todav¨ªa hoy, muchos de los programas y series que se emiten en las televisiones europeas est¨¢n en manos de alguna de las empresas fundadas por Kirch. Tambi¨¦n invirti¨® miles de millones en adquirir derechos de emisi¨®n de diversas competiciones futbol¨ªsticas. Financiaba su implacable expansi¨®n y sus astron¨®micas inversiones a golpe de cr¨¦dito.
Acud¨ªa al banco p¨²blico b¨¢varo BayernLB cuando no le dejaban dinero en la banca privada. Hoy encallado en una ci¨¦naga de bonos t¨®xicos e inversiones ruinosas, BayernLB sol¨ªa ser generoso. El franco Kirch ten¨ªa buenos amigos en la alta pol¨ªtica. Entre los m¨¢s cercanos contaban el democristiano Helmut Kohl (CDU) -canciller de Alemania entre 1982 y 1998- y Franz Josef Strauss, que durante d¨¦cadas rigi¨® la omn¨ªmoda Uni¨®n Social Cristiana (CSU) en Baviera. El multimillonario Kirch era generoso en sus donaciones a los democristianos, en cuya ala conservadora se situaba. Cuando quebr¨®, el cat¨®lico practicante explic¨® que "el Se?or nos lo da, el Se?or nos lo quita".
Le hab¨ªa salido mal su ¨²ltima apuesta. Crey¨® que el modelo estadounidense de televisi¨®n de pago ser¨ªa aplicable en Alemania. Los 1.750 millones de euros pagados por emitir las carreras de f¨®rmula 1 no se amortizaban. No encontraban suficientes suscriptores para la costosa televisi¨®n digital por cable de pago. Las ruinosas cantidades que pag¨® por derechos de f¨²tbol pusieron el ¨²ltimo clavo en el f¨¦retro del Grupo Kirch. Sus empresas terminaron repartidas entre los acreedores.
En el momento de la quiebra, el grupo medi¨¢tico hab¨ªa adquirido entidad global. Se hab¨ªa hecho con casi la mitad de Springer, editora del influyente y sensacionalista diario Bild. Acumulaba los derechos de 10.000 pel¨ªculas y de m¨¢s de 40.000 horas de series de televisi¨®n. Despu¨¦s, ha pasado casi una d¨¦cada en interminables litigios con sus viejos acreedores del Deutsche Bank, a los que acusa de haberle hundido.
Kirch, que en sus ¨²ltimos tiempos padec¨ªa diabetes y estaba casi ciego, era muy reacio a la publicidad, como tantos otros potentados que triunfaron durante el "milagro econ¨®mico" alem¨¢n.
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