Aferrados al poder
Que se vayan todos" fue el grito que la ciudadan¨ªa argentina, desesperada por la crisis que viv¨ªa desde 2000, dirigi¨® a la clase pol¨ªtica de su pa¨ªs a finales de 2001. Fen¨®menos similares asociados a crisis profundas de representaci¨®n pol¨ªtica tuvieron lugar en otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina.
Esta demanda, empero, no ha sido ni o¨ªda ni acatada por las dirigencias pol¨ªticas en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la regi¨®n. Todo lo contrario, durante la ¨²ltima d¨¦cada y media hemos visto crecer una ola favorable a la reelecci¨®n, sea consecutiva o alterna. Si agregamos los intentos de aferrarse o regresar al poder v¨ªa familiares (esposas, hijos, hermanos), resultan muy pocos los que se han ido y muchos los que intentan seguir o incluso volver a como d¨¦ lugar.
El peligro de la ola reeleccionista planea sobre los presidentes de Am¨¦rica Latina
Los Kirchner inauguraron una nueva modalidad: la reelecci¨®n conyugal
Panorama regional. En 15 a?os, Am¨¦rica latina pas¨® de ser antirreeleccionista a ser prorreelecci¨®n, entendida esta como "el derecho de un ciudadano (y no de un partido) que ha sido elegido y ha ejercido una funci¨®n p¨²blica con renovaci¨®n peri¨®dica de postular y de ser elegido una segunda vez o indefinidamente para el mismo cargo: titular del Ejecutivo". Hoy, la reelecci¨®n est¨¢ permitida en 14 de 18 pa¨ªses, y solo cuatro la proh¨ªben: Guatemala, Honduras, M¨¦xico y Paraguay.
La normativa presenta variaciones importantes. En Venezuela se autoriza la reelecci¨®n indefinida. En cinco pa¨ªses (Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, y Colombia) la reelecci¨®n consecutiva est¨¢ permitida, pero no de manera indefinida. En otros ocho casos solo es posible despu¨¦s de transcurrido al menos un mandato presidencial (Costa Rica, Chile, El Salvador, Nicaragua, Panam¨¢, Per¨², Rep¨²blica Dominicana y Uruguay). Sin embargo, en Nicaragua una reciente y pol¨¦mica sentencia de la Corte Suprema ha permitido al presidente Ortega postularse para intentar su reelecci¨®n, de manera consecutiva, en los comicios de noviembre de este a?o. Por su parte, el presidente Martinelli de Panam¨¢ est¨¢ considerando reducir el plazo de espera (de 10 a?os a cinco a?os) para poder ser reelegido. Frente a ello, la oposici¨®n ha comenzado a advertir que la verdadera intenci¨®n de Martinelli es la de "perpetuarse en el poder".
Cabe se?alar, por su fuerte rasgo personalista, que las reformas a favor de la reelecci¨®n, sobre todo en su modalidad consecutiva, tuvieron nombre y apellido, se llevaron a cabo durante la presidencia de los mandatarios que quer¨ªan reelegirse, no responden a una tendencia ideol¨®gica ¨²nica y, salvo en la Rep¨²blica Dominicana con el presidente Hip¨®lito Mej¨ªa, lograron su objetivo: la reelecci¨®n del mandatario que reform¨® la Constituci¨®n para seguir en el poder (Cardoso, Menem, Fujimori, Uribe, Ch¨¢vez, Morales, Correa).La reelecci¨®n conyugal. En Argentina, el matrimonio Kirchner inaugur¨® una nueva modalidad de reelecci¨®n: la "conyugal". Primero fue electo presidente N¨¦stor Kirchner, a quien lo sucedi¨® su esposa, la actual presidenta Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner. Para las elecciones de octubre de 2011 estaba previsto que volviese N¨¦stor Kirchner (quien falleci¨® en octubre de 2010); de haber resultado victorioso, lo suceder¨ªa (eventualmente) su esposa, y as¨ª hasta que el electorado se cansase o la muerte de alguno de ellos o de ambos pusiera fin a esta estrategia.
Una f¨®rmula similar trat¨® de ser implementada en Guatemala entre el actual presidente ?lvaro Colom y su esposa, Sandra Torres. Pero ante el riesgo de que la Corte de Constitucionalidad fuese adversa a la candidatura de Torres, ambos c¨®nyuges decidieron divorciarse para as¨ª facilitar la candidatura de la primera dama a las elecciones presidenciales de septiembre pr¨®ximo. En una confirmaci¨®n expl¨ªcita de esta forma de pol¨ªtica "conyugal", la se?ora Torres declar¨®: "Me divorcio (del presidente Colom) para casarme con el pueblo".
Balance. Una mirada del mapa pol¨ªtico latinoamericano muestra que la ola reeleccionista va ganando fuerza. De los actuales presidentes de la regi¨®n, tres de Am¨¦rica del Sur han sido reelectos de manera consecutiva (Morales en Bolivia, Correa en Ecuador y Ch¨¢vez en Venezuela) y uno de manera alterna (Garc¨ªa en Per¨²). En Am¨¦rica Central y el Caribe uno fue reelecto de manera consecutiva (Fern¨¢ndez en Rep¨²blica Dominicana) y otro de manera alterna (Ortega en Nicaragua, quien buscar¨¢ su reelecci¨®n consecutiva en noviembre de este a?o). Ch¨¢vez ya anunci¨® que intentar¨¢ una nueva reelecci¨®n en 2012. Por su parte, durante el ¨²ltimo rally electoral (2009-2010), dos expresidentes trataron de regresar (Lacalle en Uruguay y Frei en Chile). Ambos pasaron a la segunda vuelta pero fueron derrotados en esta instancia por Jos¨¦ M¨²jica y Sebasti¨¢n Pi?era, respectivamente. Dos elecciones que tendr¨¢n lugar en 2011 contienen la posibilidad de reelecci¨®n: en Argentina (si bien a¨²n no se anunci¨® oficialmente) y en Nicaragua, ambos presidentes (Fern¨¢ndez de Kirchner y Ortega) ir¨¢n en pos de su reelecci¨®n consecutiva. En el caso de Per¨², la hija del expresidente Fujimori (Keiko) fue derrotada en la segunda vuelta por Humala, mientras el expresidente Toledo fracas¨® en su intento de volver al haber sido derrotado en la primera vuelta.
Nos encontramos pues ante una fiebre reeleccionista y una obsesi¨®n por el poder que, a mi juicio, son malas noticias para una zona caracterizada por la debilidad institucional, la creciente personalizaci¨®n de la pol¨ªtica y el hiperpresidencialismo. Como bien lo advirti¨® Sim¨®n Bol¨ªvar en su discurso del Congreso de Angostura, el 15 de febrero de 1819: "... nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerlo y ¨¦l se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpaci¨®n y la tiran¨ªa".
Es cierto que en un buen n¨²mero de pa¨ªses de la regi¨®n la ciudadan¨ªa respalda, en las urnas, esta ola reeleccionista, pero ello se debe m¨¢s a la inestabilidad pol¨ªtica de las reformas democr¨¢ticas y a la limitada capacidad de formaci¨®n de opciones (en un escenario partidario caracterizado por la debilidad program¨¢tica) que a una valoraci¨®n de la calidad del desempe?o gubernamental. Por su parte, el buen momento macroecon¨®mico que vive la regi¨®n, sobre todo en Am¨¦rica del Sur, la utilizaci¨®n clientelar de los programas sociales y la creciente personalizaci¨®n de la pol¨ªtica refuerzan la tendencia en pro del hiperpresidencialismo y la reelecci¨®n.
Creo que el fortalecimiento y la consolidaci¨®n de nuestras democracias no se obtendr¨¢n a trav¨¦s de l¨ªderes carism¨¢ticos y providenciales sino por la calidad de las instituciones, la madurez de los ciudadanos y una s¨®lida cultura c¨ªvica. Quiz¨¢s estos mismos argumentos fueron los que pesaron en mandatarios que con altos niveles de popularidad (Tabar¨¦ V¨¢zquez en Uruguay, Lula en Brasil, Lagos y Bachelet en Chile) decidieron no cambiar las reglas de juego en su propio beneficio. Ya lo dijo el expresidente Lula da Silva: "Cuando un l¨ªder pol¨ªtico comienza a pensar que es indispensable y que no puede ser sustituido comienza a nacer una peque?a dictadura".
Daniel Zovatto es director regional para Am¨¦rica Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA
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