?Austeridad? ?Vamos hombre!
Si existiera conciencia hist¨®rica, habr¨ªa que recordar que la gran crisis anterior, la de 1929, se sald¨® con una guerra mundial que derrot¨® al fascismo en lo pol¨ªtico y que cre¨® un extenso sector p¨²blico en la econom¨ªa de la pr¨¢ctica totalidad de los pa¨ªses desarrollados. Lo uno y lo otro, lo pol¨ªtico y lo econ¨®mico, no fueron aspectos desligados sino manifestaciones de un mismo fen¨®meno. De esta crisis, de momento, no sabemos c¨®mo saldremos. Si juzgamos por lo que vamos viendo se est¨¢ imponiendo un nuevo fascismo, bien es cierto que blando, fotografiado, televisado y difundido viralmente por la Red, el nuevo nombre de la Ubicuidad atribuida al Esp¨ªritu Santo, consentido e incluso celebrado con singular ingenuidad por una poblaci¨®n infantilizada por la Educaci¨®n y los Media que, Por Abajo, se entretiene con el F¨²tbol y los Deportes, Por el Medio, con la Cultura, y Por Arriba, con un Lujo Asi¨¢tico, digno de Cal¨ªgula y de la era de decadencia del Imperio Romano.
Ante nosotros se despliega una dictadura de los mercados que se presenta como necesidad hist¨®rica
Ante nuestros ojos se despliega una dictadura de los mercados que no tiene rebozo alguno en presentarse con las vestimentas de la necesidad hist¨®rica. Seg¨²n ella, no existe otra alternativa que el despliegue mundial de un capitalismo sin regulaci¨®n y sin ley. Es curioso que, en una ¨¦poca que se vive a s¨ª misma como kantiana, moralista y bienpensante, en la que los Estados organizan guerras allende los continentes para llevar la democracia a los pobrecitos ignorantes -guerras que ?oh, sorpresa!, siempre fracasan, pero que nos aseguran las rutas del gas y del petr¨®leo-, guerras en las que se repite "la carga del hombre blanco" con un lenguaje bien menos ¨¦pico que el de Kipling, es Hegel sin embargo quien organiza las mentes. Fukuyama, al parecer, ten¨ªa raz¨®n, en el sentido de que el neoliberalismo, la expresi¨®n del mercado sin normas ni fronteras, est¨¢ triunfando ante nuestros ojos como Idea que se realiza en la Historia. Todo lo otro son antig¨¹edades y ?o?er¨ªas de gente que no es economista, los ¨²nicos fil¨®sofos admitidos en los salones de la nueva aristocracia mundial y los ¨²nicos que entienden c¨®mo los pueblos han de ser sacrificados en el Altar de la Historia si hemos de ser racionales y calculables.
Es cierto, sin embargo, que como dec¨ªa el maestro Ponte, "Yo, que a pesar de no ser economista tampoco s¨¦ nada de econom¨ªa..". Es decir, que nos est¨¢n dando el Timo, pero sin la gracia y el pundonor de los viejos carteristas, artesanos finos al fin y al cabo, sino inund¨¢ndonos no de falsas sino de medias informaciones, porque no hay mejor medio de ocultar la verdad que exhibirla ante el p¨²blico, tan oronda. Sarkozy anunci¨®, tres o cuatro a?os habr¨¢, a bombo y platillo que, en vista de las circunstancias, hab¨ªa que proceder a "refundar el capitalismo". Se est¨¢ haciendo. Dado que las grandes fortunas estaban en dificultades hab¨ªa que ingeniar una nueva f¨®rmula que podemos enunciar as¨ª: Socialismo para los ricos y Capitalismo para los pobres y medio estantes. Que el Estado se difumine, mientras paga los Pufos de los Grandes. Los Pobres, que trabajen, como siempre, para amortizar los susodichos.
Y ?qu¨¦ se hace en provincias? ?En la ¨ªnsula Espa?a, por ejemplo? Adem¨¢s de bajar impuestos a los de arriba y cerrar quir¨®fanos y sumar ni?os en las aulas, adem¨¢s de Obrar como manda el Canon, se lanza la nueva idea de que la culpa la tienen las comunidades aut¨®nomas que, otra vez ?oh, maravilla que te maravillar¨¢s! son casualmente las que gestionan hospitales y escuelas y esas cosas en las que tenemos que ahorrar. Hay que ser austeros. Los de abajo, se entiende, porque arriba el lujo, seg¨²n informan los vig¨ªas en el palo de la mesana, no cesa. En Galicia se recibe el dicterio y el Gobierno, que jam¨¢s ha tenido ninguna idea que se sepa, se pone a ello con entusiasmo: as¨ª sabe qu¨¦ hacer, adem¨¢s de jorobar todav¨ªa m¨¢s al gallego y de loar al ungido Rajoy y a sus profetas de la prensa que piensa -es un decir- que Madrid es la medida del mundo e incluso de m¨¢s all¨¢.
La Austeridad es para los incautos. Los gobernantes que la ponen en pr¨¢ctica son como escribientes con manguitos que tienen que hacer cuadrar las cuentas. Subordinados eficientes del Gran Circo de las Vanidades. "C¨®rteme este retal, b¨¢jeme este fondillo, y por aqu¨ª, h¨¢game un pliegue". Que se puedan subir impuestos a los que m¨¢s tienen es imposible de toda imposibilidad, como revela su propia inimaginibilidad. Porque el Capital es muy sentido, y se va a otra parte. No como el pobrecito trabajador que, cual galeote, ha de estar sentado en la sotaespalda de la galera. ?Hab¨ªamos quedado, no s¨¦ si acuerdan, que lo mejor es un tipo ¨²nico que nos iguale en los impuestos, como ha de suceder en una aut¨¦ntica democracia! Somos partidarios de la Igualdad entre los Espa?oles, es decir, que el trabajador cotice lo mismo que el millonario, e incluso m¨¢s. No s¨¦ si lo hab¨ªan entendido con suficiente claridad.
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