Los cacharros del futuro

El Electrolux Design Lab es un concurso anual en el que estudiantes de dise?o de todo el mundo imaginan los aparatos dom¨¦sticos del futuro. En sus tres ediciones ha ido ganando prestigio gracias a las imaginativas propuestas presentadas, que van de instrumentos m¨¢s o menos factibles a trastos que parecen fruto de un consumo excesivo de marihuana y / o de cap¨ªtulos de Star Trek.

Los ocho finalistas de este a?o, cuyo tema ha sido la "movilidad inteligente", acaban de ser anunciados. Entre ellos destacar¨ªa la Ribbon, una especie de cinta que por un lado (el blanco) enfr¨ªa y por el otro (negro) calienta, y que yo veo como una evoluci¨®n l¨®gica del cond¨®n refrigerante que se les pone ahora a las botellas de vino. Me pone de igual forma una placa de inducci¨®n m¨®vil cuyo look recuerda un poco a los comediscos. No me pregunten para qu¨¦, pero se podr¨¢ manejar desde el iPhone, y tiene un software inteligente que recuerda tus procesos culinarios y te ayuda a repetirlos con facilidad. ?El camping-gas de 2030?

La influencia del comediscos, un cacharro que contra todo pron¨®stico ha calado hondo, se siente tambi¨¦n en la Salv¨¦, una minimalista tostadora port¨¢til en forma de pinza que hace girar el pan mientras lo dora. En el apartado idas de olla sobresale la licuadora Smoobo, una pelota de goma de color fucsia con la que supuestamente haces batidos. ?C¨®mo? Pues bot¨¢ndola, de forma que la energ¨ªa cin¨¦tica ponga en movimiento una cuchilla que tiene dentro y triture los trozos de fruta que hayas metido en la bola. Pero lo divertido es que esta tiene unas protuberancias gracias a las cuales no sabes para d¨®nde va a salir cuando la botas. Muy pr¨¢ctico.

Es posible que la mayor¨ªa de los dise?os del concurso no lleguen nunca a convertirse en realidad. Sin embargo, iniciativas como esta satisfacen una necesidad b¨¢sica del ser humano moderno, la de fantasear con el porvenir. Desde los a?os cuarenta, d¨¦cada que marc¨® el inicio del futurismo cocinero en EE UU, venimos delirando con m¨¢quinas prodigiosas que lo saben hacer todo.

Los dislates han sido muchos: hace poco vi un reportaje de aquellos tiempos de la revista Life sobre la cocina del futuro, en la que absolutamente todo estaba incrustado en armarios y encimeras, y que pon¨ªa una plancha para hacer gofres en el mismo nivel de importancia que la placa normal. Ahora bien, gracias a esta locura hoy tenemos microondas, batidoras, thermomixes y tantos otros artilugios que, m¨¢s all¨¢ de nostalgias viejunas de la cocina econ¨®mica de la bisabuela, nos hacen la vida m¨¢s c¨®moda.

Yo sue?o con tener en casa chismes como el microondas de fr¨ªo o macroondas, el cuchillo que deja de cortar al detectar carne humana, la nevera con fri¨®lisis que se limpia sola, el desfibrilador de frutas y verduras para devolverlas al mundo de los vivos... Pero intento ser modesto: me conformo con que no pase como en el anuncio y el futuro no nos traiga una m¨ªsera botella de lej¨ªa Neutrex.

La propina

No son macroondas, pero los enfriadores dom¨¦sticos de botellas y latas ya existen. El Cooper Cooler cuesta unos 90 euros y asegura proporcionar bebida fresca en menos de 6 minutos. El Blitz Chiller es igual de r¨¢pido y sale m¨¢s barato (50 euros), pero necesita hielo para enfriar.