Chapuceros
La irrupci¨®n de las goteras en el ?gora de la Ciudad de las Ciencias y las Artes, en medio de ese magno acontecimiento de la tecnolog¨ªa punta que es el Campus Party, acabar¨¢ siendo una de las met¨¢foras m¨¢s acertadas de la reciente historia de esta Comunidad.
Era digno de ver el mi¨¦rcoles de la semana pasada a miles de j¨®venes manejando con destreza sin igual Internet, escuchando a los l¨ªderes mundiales de la innovaci¨®n y la creatividad, reflexionando sobre las bondades de los distintos sistemas operativos, o practicando la fertilizaci¨®n cruzada hi-tec, mientras corr¨ªan despavoridos por el recinto, empapados hasta las cejas y protegiendo los equipos con bolsas de pl¨¢stico de supermercado, por culpa de unas grietas mal selladas de uno de los edificios emblema (todav¨ªa sin acabar) de nuestro arquitecto de cabecera.
Y para acabar de arreglarlo, tan solo dos d¨ªas despu¨¦s del chaparr¨®n una puerta de cristal estall¨® s¨²bitamente (al m¨¢s puro estilo poltergeist) para perplejidad de los asistentes, sin que nadie haya podido explicar a¨²n el por qu¨¦. Es la marca de la casa. Un pa¨ªs lleno de talento y poblado de esp¨ªritus emprendedores, sometido permanentemente al estr¨¦s provocado por la incompetencia y la chapuza de unos gestores incapaces de prever las consecuencias de una sencilla tormenta de verano o los efectos de un choque t¨¦rmico sobre los materiales comunes.
Pero no deber¨ªamos ser demasiado cr¨ªticos. Hemos hecho tanto esfuerzo en atraer grandes eventos, instalar enormes parques tem¨¢ticos, erigir ciudades de cualquier cosa (de la luz, de las lenguas, de la ilusi¨®n...), levantar imponentes edificios, o desplegar apabullantes infraestructuras sobre el terreno, que resultar¨ªa muy injusto pedir que, adem¨¢s, nos preocup¨¢ramos de garantizar su rentabilidad o de asegurar su correcto funcionamiento.
No se puede tener todo al mismo tiempo. El hecho de que la gente prefiera que los aeropuertos tengan aviones, que los edificios se acaben, o que las inversiones p¨²blicas se realicen observando unos m¨ªnimos criterios de prudencia, competencia t¨¦cnica y rentabilidad social, puede tener cierta l¨®gica, pero infravalora las indiscutibles ventajas que supone estar en el mapa en un mundo tan globalizado y competitivo como ¨¦ste. Un m¨¦rito que muy pocos pueden exhibir.
Imag¨ªnense, por poner un ejemplo, que los directivos de Ferrocarrils de la Generalitat hubieran de preocuparse, no solo de adquirir nuevas unidades de transporte con la tecnolog¨ªa incorporada m¨¢s avanzada del mercado, sino tambi¨¦n de que los trenes llegaran a la hora marcada en los paneles informativos, de que el sistema de megafon¨ªa funcionara o de que hubiera m¨¢s bancos disponibles en la estaci¨®n de Col¨®n. Ser¨ªa deseable, s¨ª, pero tambi¨¦n injusto a todas luces. El d¨ªa tiene las horas que tiene y los directivos tambi¨¦n son seres humanos.
O sea, que aunque pueda ser verdad que en ocasiones somos un poco chapuceros, no deber¨ªamos ir pregon¨¢ndolo por ah¨ª de manera irresponsable, no vaya a ser que los millones de turistas que nos visitan, ilusionados y contentos como vienen, acaben por darse cuenta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.