Theodore Roszak, el te¨®rico que lanz¨® la contracultura
Reflexion¨® sobre el rechazo juvenil a los valores dominantes
Theodore Roszak (Chicago, 1933), fallecido el 5 de julio, quedar¨¢ en la historia como el hombre que acu?¨® la expresi¨®n "contracultura". Un t¨¦rmino de uso frecuente en el cruce de las d¨¦cadas de los sesenta y setenta del pasado siglo y que hace referencia al rechazo manifestado por parte de la juventud urbana de los pa¨ªses desarrollados a buena parte de los valores dominantes. Detr¨¢s de esa palabra hab¨ªa un conglomerado de sensaciones formuladas por el autor en un libro que public¨® en 1968: El nacimiento de una contracultura (reedici¨®n espa?ola en Kair¨®s, 2005). El esp¨ªritu del tiempo, seg¨²n su propia definici¨®n, incluye la cr¨ªtica a la tecnocracia, al cientificismo, a los esquemas de relaci¨®n familiar y sexual tradicionales, as¨ª como la afirmaci¨®n de que hay m¨¢s formas de conciencia que la del hombre adocenado. No hay, sostiene, por qu¨¦ excluir radicalmente el uso de elementos psicotr¨®picos, pero tampoco convertir a estos en la panacea. "La contracultura", dec¨ªa el propio Roszak, "es una exploraci¨®n del comportamiento concreto de la conciencia" y "la experiencia psicod¨¦lica se nos muestra como uno entre otros m¨¦todos posibles de explorar esa exploraci¨®n". Y a la misma altura colocaba el teatro o la poes¨ªa.
Supo ver que la generaci¨®n de los sesenta quer¨ªa cambios radicales
Casi 20 a?os m¨¢s tarde, Roszak revis¨® lo que quedaba en la memoria colectiva de aquella d¨¦cada. En un texto titulado Summer of love (EL PA?S, 26 de noviembre de 1987) recordaba que aquel movimiento tuvo, al lado de pasos que llevaban a callejones sin salida, virtudes m¨¢s que apreciables. Por ejemplo, fue una ¨¦poca en la que los j¨®venes ocuparon los campus universitarios y las calles de las ciudades para discutir sobre "la paz, la justicia, la libertad personal, el gobierno de todos" con un "claro rechazo" al "control de arriba abajo". Una descripci¨®n de tiempos pasados que podr¨ªa servir casi milim¨¦tricamente para referirse a los indignados de hoy. J¨®venes que expresaban, escribi¨® Roszak, "un profundo sentimiento de renovaci¨®n y un descontento radical" provocando suspicacias en quienes hubieran querido que "fuesen movimientos organizados, con su sede central, su comit¨¦ ejecutivo". Y, al final de una reflexi¨®n sobre las influencias m¨ªsticas y orientalizantes, se preguntaba: "?Por qu¨¦ habr¨ªa de aceptar la juventud disconforme que la generaci¨®n anterior tiene algo importante que decirle sobre la acci¨®n pol¨ªtica pr¨¢ctica?".
El libro de Roszak fue le¨ªdo como una biblia contracultural, pero inclu¨ªa tanto el an¨¢lisis del fen¨®meno como una cierta distancia al respecto y en ning¨²n momento dej¨® de mostrar las influencias de las que beb¨ªa. Los j¨®venes, en primer lugar, pero tambi¨¦n pensadores y creadores como Wright Mills, Paul Goodman, R. D. Laing, Alan Watts, Herbert Marcuse, Betty Friedman o Eldridge Cleaver. En una nota a pie de p¨¢gina, tuvo buen cuidado de no olvidar las tendencias anarquistas registradas en el mayo franc¨¦s y simbolizadas por Daniel Cohn-Bendit. Era consciente de que no todos los movimientos conducen al ¨¦xito, pero alertaba (y la afirmaci¨®n sigue siendo v¨¢lida): "Es posible que los j¨®venes de esta generaci¨®n no tengan la fuerza vital suficiente para lanzarse a realizar la transformaci¨®n secular que buscan, pero ser¨ªa un error suponer que quieren algo menos que una transformaci¨®n radical". Y algo m¨¢s ten¨ªa claro: la insuficiencia de los partidos de la izquierda tradicional para estar a su lado y a su altura.
Theodor Roszak hab¨ªa estudiado Historia en la UCLA, doctor¨¢ndose en 1958 en Princeton. Fue profesor y escribi¨® una veintena de libros, de ensayo y ficci¨®n. Entre los primeros se cuenta El culto a la informaci¨®n (Gedisa, 2006), donde, en continuidad con las tesis antitecnocr¨¢ticas de su obra m¨¢s conocida, marca distancias respecto a la tentaci¨®n de confundir el cerebro y el pensamiento humanos con los ordenadores y el procesamiento de datos; ideas que tambi¨¦n desarroll¨® en su obra de ciencia-ficci¨®n The memoirs of Elizabeth Frankenstein (1995). Fue tambi¨¦n editor de la revista pacifista inglesa Peace News.
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