Vaya tropa
Bonito espect¨¢culo estamos dando. Y menudo concepto se tiene por ah¨ª de la pol¨ªtica valenciana: el mi¨¦rcoles me llegaban expresiones de espanto, de allende los mares, porque Fabra iba a ser nuestro pr¨®ximo president, am¨¦n de m¨¢ximo capitoste del PP. Como si no pudiera haber m¨¢s que un Fabra.
Recapitulando, y si no lo entiendo mal en la distancia, de nada ha servido que dos de los elegantes sobornados por la mafia G¨¹rtel madrugaran para reconocer su culpa ante el juez, estrategia urdida por Rajoy para que el honorable no se tuviera que sentar en el banquillo con el riesgo de ser condenado en plena campa?a de las generales. Pero cualquier opci¨®n nos abocaba al esperpento, dado que quienes redactaron y aprobaron el C¨®digo Penal no alcanzaron a imaginar que pudiera producirse una situaci¨®n tan estrafalaria. No dir¨¢n que no ser¨ªa rara la circunstancia de que Camps hubiera podido seguir ejerciendo en la cosa p¨²blica y con (alto) mando en plaza tras reconocer tan nefando delito, pagar multa por ello y quedar inscrito en el Registro Central de Penados y Rebeldes. Dice la ley que quienes cuentan con antecedentes penales no podr¨¢n ser funcionarios, pero parece que s¨ª les est¨¢ permitido hacer de presidente, esa minucia; que les est¨¢ vedado el permiso de armas, pero se ve que no el poder de Gobierno, represento, decido y mando, capacidades que hubieran seguido siendo ejercidas tan ricamente si Camps no hubiera decidido a ¨²ltima hora inmolarse para seguir ofreciendo a Espa?a las nuevas glorias que Rajoy nos tiene reservadas para cuando dormite en la Moncloa.
Ante los suyos y estimados compinches valencianos el l¨ªder ha roto el pacto de sangre, pese a andar custodiado por el siniestro Trillo en su papel de enviado del Emperador con licencia para ejecutar. Y estos dos han quedado como la charito, corruptos y mentirosos confesos. Los ep¨ªtetos no son de cosecha propia: se deducen de las propias palabras de los reos, que -recordemos- se han declarado ?culpables! Una ventaja para el resto tiene este paso adelante, y es que quiz¨¢ as¨ª dejemos de escuchar la monserga de que "es preciso respetar la presunci¨®n de inocencia". Ya no hay tal: han reconocido su delito. Han "cantado de plano", se dir¨ªa en una policiaca de pocas exigencias literarias.
Campos y Betoret han debido verse muy presionados, muy perdidos, para aceptar una soluci¨®n en la que a la postre les han dejado solos. Por contra, quiz¨¢ el razonamiento (??) del capit¨¢n de la tropa que finalmente se pliega sobre la retaguardia, ha sido: el pueblo me ama, el pueblo me cree, o me perdona, el pueblo (el jurado popular) me absuelve. El tono de la ¨²ltima, solemne y pat¨¦tica comparecencia nos indica que sus delirios no han acabado, ni mucho menos.
Canal 9 ya no los pregonar¨¢, pero cuesta creer que RTVV sea capaz, a estas alturas, de informar con decencia. Seguir¨¢n tratando de ocultar los m¨²ltiples esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. Que es como si pretendieran apagar el brillo de la luna con solo bajar la persiana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.