Los 35 muertos de Sergio ?lvarez
"Me secuestraron para ponerme a leer una novela". As¨ª empieza La lectora, novela de Sergio ?lvarez que public¨® hace unos a?os RBA. El espl¨¦ndido relato ten¨ªa la rara virtud de parecer escrito por un autor simple, sencillo, capaz de meterse con naturalidad en la piel de la gente corriente y tambi¨¦n en la mente de los criminales m¨¢s abyectos e inexplicables. Nada humano le es ajeno. Es un narrador natural, tiene una relaci¨®n f¨¢cil y aparentemente despreocupada pero muy pr¨¢ctica y efectiva con la lengua.
Nos presentaron hace a?os, cuando Babelia, entonces dirigido por Marisa Blanco, traz¨® un mapa de la literatura iberoamericana m¨¢s interesante del momento y ¨¦l figuraba en el contingente colombiano, a la sombra de otras figuras m¨¢s llamativas. Estaba por ejemplo un alegre y atl¨¦tico joven, Efraim Medina, que si no recuerdo mal ten¨ªa tambi¨¦n en Bogot¨¢ un grupo de rock o de rap y que para la presentaci¨®n de su novela T¨¦cnicas de masturbaci¨®n entre Batman y Robin (Editorial Destino) se ofrec¨ªa a librar un combate de boxeo instalando el ring en la cafeter¨ªa Salamb¨®. Efraim me propuso medir fraternalmente nuestros pu?os en ese ring durante tres o cuatro asaltos; pero declin¨¦ tan gentil invitaci¨®n.
El escritor pas¨® cuatro a?os viviendo en la selva pr¨¢cticamente solo
Quer¨ªa explicar la historia de su pa¨ªs sin edulcorantes ni suavizantes
"So?amos todos con amanecer un d¨ªa occidentales y 'civilizados"
El caso en que aquellos d¨ªas hablando con Sergio ?lvarez, y luego en las largas estancias que hace en Barcelona, donde viven varios de sus hijos, fui sabiendo algo de su vida colombiana, que es muy pintoresca: ha sido publicista y guionista (hicieron un follet¨ªn televisivo con La lectora), pas¨® cuatro a?os viviendo en la selva pr¨¢cticamente solo, tiene cinco hijos de tres esposas...
En lo literario me di cuenta de que le animaba una ambici¨®n formidable que consist¨ªa en explicar la historia de su pa¨ªs sin edulcorantes ni suavizantes, poner un punto y aparte en la autoconciencia de la tragedia colombiana. El primer fruto de esa ambici¨®n es su caudalosa nueva novela, escrita durante nueve a?os, que se titula 35 muertos y que tambi¨¦n tiene una primera frase llamativa: "Botones cometi¨® su ¨²ltimo crimen nueve meses despu¨¦s de muerto".
Se ha publicado en otros pa¨ªses, pero todav¨ªa no en Espa?a (yo he le¨ªdo la edici¨®n de la Alfaguara colombiana). Es un libro desbordante de peripecias y de personajes, que giran en torno a un L¨¢zaro de Tormes de la Colombia narcotraficante, la Colombia de los paramilitares, de los cr¨ªmenes de Estado, de las matanzas de campesinos y de la corrupci¨®n. Desde luego no se ve ni rastro de "realismo m¨¢gico". S¨®lo un realismo feroz, exacto y desgarrado, con episodios de pesadilla diurna y con unas conclusiones desesperadas que le ahorro al lector, ya las ver¨¢ cuando se publique el libro aqu¨ª.
(Hace tres o cuatro a?os le¨ª otro libro sobre esa ¨¦poca y lugar: un testimonio autobiogr¨¢fico de Virginia Vallejo, de gran autenticidad de fondo salpicada de detalles reveladores: Amando a Pablo, odiando a Escobar, Editorial Debate. El grosero cinismo de la autora se anuncia ya en el t¨ªtulo.)
Al margen de la disposici¨®n literaria de los materiales narrativos, las historias de 35 muertos tambi¨¦n tienen un aura de autenticidad tremenda, porque proceden de un mont¨®n de testimonios orales que el autor ha ido recogiendo pacientemente, de manera que cuando lees una escena terrible no la descubres, la reconoces.
Ayer los sicarios degollaron a no s¨¦ cu¨¢ntos desdichados y les hicieron la corbata, sac¨¢ndoles la lengua por el cuello. Hoy le pregunto a Sergio ?lvarez: "Oye, t¨² que conoces algo a esa gente, ?de d¨®nde viene esa violencia tan cruel y obscena?, ?es s¨®lo una t¨¦cnica terrorista o hay algo m¨¢s, una psicopatolog¨ªa americana?".
Me dice: "Pues mira, viene de la permanente desigualdad, la injusticia y la humillaci¨®n... y ese c¨®ctel est¨¢ aderezado con nuestra falta de identidad, con la incapacidad de nuestras sociedades para aceptarse mestizas o negras o indias...".
Sale a la terraza de la calle de Cal¨¤bria, se asoma al pretil, los coches pasan seis pisos m¨¢s abajo. A?ade: "Siempre nos dio complejo ser lo que somos. So?amos con amanecer todos un d¨ªa blancos, occidentales y civilizados... Y esta incapacidad para aceptarnos nos ha llevado a ser una sociedad acomplejada que se desprecia a s¨ª misma, una sociedad que cuando mata no s¨®lo mata al traidor, al competidor o al enemigo, sino que mata con sevicia todo lo que no acepta de s¨ª misma".
Sevicia: "Crueldad excesiva. Trato cruel".
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