A la orilla de la arena

Sucede que en los alrededores de Valencia la instituci¨®n del chiringuito playero no ha tenido referentes de calidad, y la placentera combinaci¨®n de sol, playa y gastronom¨ªa, tan ilustre en otras geograf¨ªas, est¨¢ representada en nuestro entorno de forma limitada.

As¨ª parece necesario se?alar algunos locales que aqu¨ª y all¨¢ se asemejan a lo pretendido. Por ejemplo, en Galli encontramos una acogedora terraza con vistas al mar y tambi¨¦n una digna comida, quiz¨¢s un tanto s¨®lida en sus fundamentos para una ¨¦poca -la estival- que parece requiere de mayores ligerezas gastron¨®micas. Por ejemplo, las croquetas de bechamel, de hermoso tama?o y gran consistencia, que agradar¨¢n a los aficionados a ese g¨¦nero del frito, pero que en general empalagan. Similar aspecto se aprecia en los saquillos de pasta que contienen patatas y bacalao, una suerte de brandada a la que se le ha otorgado una tosquedad premeditada que le hace ganar en texturas.

Pese al nombre, menos contundentes que los platos anteriores resultan los pimientos rellenos de morcilla, suaves; y por supuesto los caracoles fritos, generosamente espolvoreados con sal gruesa, que adolec¨ªan levemente de falta de sabor, sin duda por la variedad empleada. Como final parece recomendable solicitar alguno de los arroces que preconizan, que en el caso del meloso con marisco pelado que tomamos goz¨® de ligero sabor y acertado punto de cocci¨®n.

Amable servicio en un establecimiento cuya idea pasa por servir comida en suficiencia y ajustado precio. Y en un ambiente alejado de los habituales gritos merced a su ubicaci¨®n en una de las m¨¢s tranquilas playas de nuestra Comunidad.