LOS DEMONIOS DE AMY
"Interpretar a Etta James en la pel¨ªcula Cadillac Records me cambi¨®. Era un personaje m¨¢s oscuro y comprend¨ª que si algo es demasiado c¨®modo, quiero huir de ello. No es divertido estar seguro", afirma la cantante Beyonc¨¦ Knowles en el ¨²ltimo n¨²mero de la revista estadounidense W. La energ¨¦tica Beyonc¨¦ y la desgarrada Amy Winehouse son figuras antag¨®nicas en el pop contempor¨¢neo, si me lo permiten, la encarnaci¨®n de la gracia y la desgracia. Y eso que ambas participan de una tradici¨®n musical com¨²n, como demuestra que el nombre de Etta James haya sido, junto al de Billie Holiday, uno de los m¨¢s repetidos en los perfiles escritos tras la muerte de Winehouse.
Le¨ªa esa entrevista de Beyonc¨¦ m¨¢s o menos a la misma hora que Winehouse fallec¨ªa el s¨¢bado en Londres. Qu¨¦ absurda la necesidad que tiene hasta la m¨¢s pulcra de las estrellas de incorporar algo de sombra a su narrativa. Culpa nuestra, la verdad. Porque lo perfecto nos aburre. Podemos aceptar su ¨¦xito, pero les exigimos un peaje: coquetear con el lado oscuro y demostrar que -aunque solo sea a veces, aunque solo sea un poco- tambi¨¦n lo pasan mal. De ah¨ª, el agotador relato de cu¨¢nto sufren los actores para preparar sus personajes. Pero si estos pueden construir su mito a partir de los papeles que interpretan, los m¨²sicos deben inventarse el suyo. De Elvis a Madonna, el trato es que han de ser inmunes a las arrugas y la celulitis, pero tambi¨¦n suficientemente provocativos para mantener el inter¨¦s. Como se?ala Lynn Hirschberg en W, sin un poco de drama resultan olvidables. Cuando no directamente insoportables: "soy millonario y feliz" no es lo que queremos o¨ªr.
Pero hay que haber estado jodido -jodido de verdad- para sacar emoci¨®n y poes¨ªa de ese dolor. Adem¨¢s de tener el talento para hacerlo. La diferencia entre Amy Winehouse y otras divas musicales de su tiempo est¨¢ en que ella sufr¨ªa m¨¢s all¨¢ de los tres minutos y pico que duraba el videoclip. Siempre result¨® vagamente grotesco que una canci¨®n como Rehab sonara en bodas y centros comerciales. La autodestrucci¨®n es un asunto serio, que exige constancia y vocaci¨®n. Coreando esa canci¨®n como si el alcoholismo fuera divertido y comprando revistas que ridiculizaban su machacado aspecto engordamos la banalidad del caso. Pero esta vez no era una pose. Era una mujer lidiando de verdad con los fantasmas de su alma, con los demonios del soul.
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